I
I
La novedad no es una aventura amorosa en el Mediterráneo con un millonario y una modelo como protagonista; la novedad reside en que el millonario es uno de los principales dirigentes políticos de la provincia más poblada, más rica y más pobre de la Argentina. La pregunta de fondo no es quién es Martín Insaurralde; la pregunta de fondo es cuántos Martin Insaurralde hay en la provincia. Después podemos considerar otros detalles y avanzar en otras consideraciones. Este escándalo con escenario en Marbella, pero financiado con los recursos de la provincia de Buenos Aires, sucede dos o tres semanas antes de las elecciones nacionales, por lo que un escándalo de esta naturaleza tiene perjudicados y beneficiarios. Por ahora conocemos al perjudicado y los posibles perjudicados; sabemos menos de los beneficiarios. Los amigos de las teorías de la conspiración pueden despacharse con especulaciones acerca de operaciones políticas, labor de los servicios de inteligencia, rol de las émulas de Mata Hari en estos escándalos que suscitan la fauna de gacelas, gatos y panteras, e incluso pueden tomarse la licencia de explayarse en voz baja acerca de la imbecilidad, o como quieran llamarlo, del millonario que en nombre del amor, la lascivia, la lujuria o como mejor quieran llamarlo, se expone y expone a toda su fuerza política. De todos, aconsejaría no ensañarse demasiado con el compañero Martín. Después de todo, él no hace nada diferente a lo que a todo medio pelo populista le encanta hacer: robar y exhibirse. No les gusta el caviar, pero les gusta que lo vean comiendo caviar; no les gusta el vino Luigi Bosca, pero les gusta que los vean tomando Luigi Bosca. Les gustan las mujeres, pero sobre todo, y en primer lugar, les encanta exhibirse con ellas. Vulgaridad de parvenu, grosería de nuevo rico.
II
No era necesario conocer algunos entremeses en el yate que responde al nombre de "Bandido", como casualmente una mansión de Alfredo Yabrán respondía al nombre de "Botín", para conocer que el estilo de vida del compañero Insaurralde no se financia trabajando. Las rentas del juego, el narco y la prostitución facilitan esas dulzuras de la vida y mucho más. El "sistema" funciona desde hace décadas. No lo inventó el peronismo; los compañeros simplemente se limitaron a perfeccionarlo y ampliarlo con la eficiencia y la exquisitez que los distingue. Insaurralde no es un carancho solitario. La red de poder de la provincia de Buenos Aires suma personajes con igual y más poder que el capanga de Lomas de Zamora, además de una corte diligente de "Chocolates". Hoy Insaurralde pagará por todos. A no alarmarse: el pago será módico y en cuotas. El costo más alto es el fin de su carrera política. Es probable que le abran alguna causa, pero doble contra sencillo que no va preso ni devuelve lo robado. Seguramente disfrutará de los millones saqueados, de la compañía de las cortesanas que tanto lo entusiasman y de evocar sus tiempos de gloria, cuando se codeaba con presidentes, ministros, gobernadores y hasta se sacaba fotos acompañado por el compañero Papa, que en estos temas, a la hora de fotografiarse, parece tener mala suerte porque siempre, como diría el tango, se lo ve "pasar del brazo con quien no debe pasar".
III
Se dice que Axel Kicillof es un hombre honrado, lo cual es una virtud privada, aunque no sería la primera vez que los mafiosos se valen de un "bueno para nada" para ponerlo en vidriera mientras ellos continúan realizando su faena y su cosecha. Kicillof será un santo, pero a mí no me hace creer que no sabía en qué andaba su superministro, el funcionario que le impuso su jefa Cristina. Y no le creo porque lo respeto, ya que si efectivamente el hombre ignoraba las trapisondas y los movimientos de su principal colaborador es, sencillamente y sin atenuantes, un soberano imbécil; hipótesis –esta última- a la que me resisto a creer, aunque, a juzgar por las negociaciones que hizo en algunos tribunales internacionales, hay motivos para pensar que el hombre que pretende cuatro años más de mandato ha hecho méritos para ser un imbécil o algo mucho peor. La provincia de Buenos Aires, y en particular su siniestro Conurbano, no se va a corregir de la noche a la mañana. Es más, tengo mis dudas que un cambio de gobierno logre revertir un "sistema" en el que millones de personas se han resignado a soportar y, en muchos casos, a su manera, se benefician con las limosnas que reciben. Se sabe que el poder, y en particular el poder político corrupto, se sostiene con el consentimiento de los gobernados que no están dispuestos o no saben vivir de otra manera que no sea mordisqueando las sobras que les tiran los Insaurralde de la vida. Demás está decir que en el Conurbano vive gente honrada que trabaja y se las arregla como puede, pero nadie ignora que allí existe un "nudo" de poder, de intereses, que cristalizan todos los vicios que una sociedad agobiada y gobernada por mafiosos puede reproducir.
IV
Insaurralde hoy es el botón de muestra de un orden que en los últimos veinte años se dedicó con esmero a saquear los recursos nacionales, un orden que ha hecho los méritos necesarios para ser calificado de cleptocrático. Los nombres de los forjadores de esta hazaña nacional los conocemos: Néstor, Cortina, Lázaro, Ulloa, Máximo, Daniel Muñoz, Julio de Vido, José López, Ricardo Jaime, Felisa Miceli, Ricardo Echegaray, Cristóbal López, Carlos Kirchner, Roberto Baratta, Víctor Manzanares, Sergio Uribarri, Fabián Gutiérrez, Romina Picolotti, Juan Pablo Schiavi, Amado Boudou, Oscar "Caballo" Suárez... y hay más nombres… muchos más nombres. En todos los casos, lo que importa conceptualmente es saber que no estamos ante las maniobras corruptas de un funcionario o de un puñado de funcionarios menores. Se trata, repito, de un sistema, de una voluntad de poder cuyo objetivo principal se expresa en la imagen bucólica de Insaurralde en un yate que se llama "Bandido", acompañado de una cortesana exhibiendo carteras Vuitton, relojes Rolex y perfumes Tuscan Leather de Tom Ford. Digamos, a la hora de ser sinceros, que los compañeros no inventaron nada nuevo. Y que a su manera son leales a una tradición cuyos principales íconos históricos pueden ser las bataclanas de Juancito Duarte, las adolescentes de la UES con las dulzuras privadas de Nelly Rivas, los tapados de chinchilla de la compañera Isabel, las corbatas del compañero Raúl Lastiri, la Ferrari y las conejitas de Carlos Menem, el vestuario millonario de Cristina. El rito es sencillo y práctico; al poder se lo conquista; y se lo conquista para abusar de él. El pasaje de los rigores del sacrificio a los estremecimientos del placer se realiza con los acordes de una conocida "marchita" como música de fondo. Ya no se trata de combatir al capital -en realidad nunca lo hicieron- sino de compartirlo y disfrutarlo. A juzgar por los logros, los compañeros merecen ser promocionados con las mejores calificaciones del doctorado populista.