Lunes 27.11.2023
/Última actualización 4:40
Por fin un poco de aire. Por fin un día de silencio "normal" en medio del caos de la guerra, sur, norte, los hutíes acechando y provocando desde el Yemen. Serán aparentemente cuatro días de reencuentros prometidos, de reunión de familias rotas, incompletas, ya se han liberado 13 rehenes con promesas de llegar a 50, contra la liberación de 150 criminales por día que no estén acusados de asesinatos.
La monstruosa maquinaria de guerra se ha detenido, de los dos lados. Por el lado israelí, solo justificado para recibir parte de sus ciudadanos. Por parte de Hamás, para respirar fuera de los túneles después de cincuenta días de combate y asedio de las múltiples fuerzas del ejército. Todo puede darse si se siguen devolviendo rehenes, la tregua puede continuar, con un cálculo matemático podríamos decir que cinco entregas de 50 rehenes por cuatro días de tregua, llegaríamos a 20 días de detención .De la misma forma se podría llegar a la liberación de 600 presos de las cárceles.
Casi por unanimidad, la sociedad israelí exige la eliminación del enemigo, realmente es la única salida. Hamás no puede volver a controlar Gaza, hemos visto los resultados. Hamás sabe que cuando entregue el último rehén, excepto especiales circunstancias, la acción defensiva punitiva israelí continuará. Les pido a quienes lean estás líneas que, desprendiéndose de preconceptos, intenten usar el sentido común.
La resolución de conflictos que usamos en el día a día no están en el vocabulario del Hamás. El móvil excluyente es la destrucción del estado israelí, digamos: israelíes por nacimiento, árabes israelíes, drusos israelíes, cherqueses israelíes, beduinos israelíes, sumando a la lista inmigrantes que recibieron nacionalidad tales como rusos, ucranianos, ghaneses, sudaneses africanos, etíopes, rumanos y la lista sigue. Los habitantes de Gaza para el monstruo terrorista no cuentan y son más de dos millones; no hay sensibilidad o amor por los propios.
La ayuda humanitaria sigue fluyendo en cantidad y lo que se respira es una gran ansiedad por la marcha de los acontecimientos; los enemigos no son confiables. A las pruebas de lo ocurrido me remito y en cualquier momento todo puede cambiar. Es convencimiento general que si se llega a un final en Gaza (final abierto), el paso siguiente será por lo menos empujar las fuerzas ilegalmente instaladas en la frontera norte manejadas por Hezbolá, socio de Irán en la propuesta bélica contra Israel hacia el río Litani, lo que representa alejarlos a 40 kilómetros del límite.
Entre la vorágine de información que me llega y la que uno busca, me llegó una versión de "Solo le pido a Dios" cantada por el propio León Gieco junto a un ensamble. Es cantada en árabe, en castellano y en hebreo; habla de la guerra y la esperanza. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero estamos viendo que es válida cuando entre los opuestos coincide un atisbo de humanidad, cosa que en este caso Hamás carece.
(*) Profesor de Educación Física santafesino, vive en Israel desde 2002. Estas son sus primeras impresiones, después del primer día de intercambio de rehenes secuestrados por Hamás el 7 de octubre pasado a cambio de palestinos presos en cárceles israelíes.