"La justicia sobre la fuerza, es la impotencia, la fuerza sin justicia, es tiranía". Blaise Pascal
"La justicia sobre la fuerza, es la impotencia, la fuerza sin justicia, es tiranía". Blaise Pascal
Para aquellos que siguen esta humilde columna mensual, y mucho más para los que se encuentran ahora fortuitamente frente a ella, quisiera aclararles que no es, ni lo fue nunca, una columna política. No obstante ello, en esa costumbre de relatar costumbres -porque así fue la génesis de esta propuesta que ya lleva más de cinco años-, no puedo quedar al margen de la realidad. Es decir de la actualidad, nuestra actualidad. De eso se trata, porque no hay que ser muy avispado de conocimiento político para darse cuenta que lo que se está viviendo por estos días es algo inaudito.
La tristeza, la preocupación, la angustia y la necesidad de hacer catarsis se conjugan para que nos demos cuenta de que esta gran crisis que se vive actualmente nos compete a todos. En silencio, a viva voz, en la intimidad, todos tenemos algo que decir... y es tanto lo que hay para decir, que hasta el silencio de algunos es aturdidor. Las noticias abruman. Los titulares de las portadas de los diarios escritos y de los portales digitales, asustan. El bolsillo flaquea, los ahorros adelgazan y los costos abultan.
Sería casi imposible enumerar la gran cantidad de aumentos a la que estamos siendo esclavos los argentinos, solo tenemos que ir al supermercado y si alguien tiene el tiempo y las ganas de ir haciendo captura diaria de cada producto para asociar día a día el cambio de precios, estoy seguro que sería demasiado desalentador y con un posible daño ulterior. Como siempre digo, en esta bendita tierra que odiamos amar, uno se termina acostumbrando, adaptando, usando ese gran poder de resiliencia que tenemos y fortalecemos con el paso del tiempo.
¿Pero hasta cuándo? ¿Cuánto se puede estirar el ahorro cuando los ingresos están paralizados? ¿Cuánto tiempo se podrá aguantar a nuestro presidente boicoteando las instituciones, salteando los mecanismos democráticos, imperfectos, pero que son los que definen la democracia de un país federal? ¿Los "likes" y los registros virtuales de las publicaciones son la base certera y estratificada del apoyo real presidencial? ¿Y la comunicación institucional? De Adorni, perdón, de adorno… Bien gracias.
No nos olvidemos que solamente han pasado tres meses desde la asunción de Javier Milei a la presidencia del país. En ese lapso, la intensidad y dureza de sus acciones fueron en detrimento del bolsillo del trabajador, de todos aquellos que tienen que pagar la luz, el gas (de red o garrafa), la escuela, la salud y el transporte con apenas uno o dos sueldos más que congelados, que encima se vieron recortados por un 80 por ciento de devaluación y un 60 por ciento de inflación acumulada.
Para Milei, el "color" político de los gobernadores no importa, todos ellos son la casta, como lo son los legisladores, que a su parecer son las ratas que anidan en el Congreso. ¿Y los representados por sus legítimos representantes? Bien gracias. Parece que el presidente de la nación, elegido democráticamente, no quiere emparejarse (¿Acaso será porque su estatura no le alcanza?) con aquellos que, lo quiera él o no, son quienes representan y administran a cada argentino, habiendo sido elegidos ellos también, como él, democráticamente.
Ahora bien, te puede gustar o no, pero es lo que hay. De eso se nutrió y se aprovechó, con alianzas y contra alianzas, con la cámara abierta en cada canal que se mofaba y aprovechaba presentando a ese monigote despeinado y colorido que decía lo que se le cantaba, se le festejaba y hasta se lo glorificaba como un personaje de un comic que llegaba para barrer de un plumazo todo el estatus quo de una Argentina enferma de zurdaje, enquistada de comunistas pre fabricados y de políticas económicas funestas que se reducían a ochenta años de peronismo.
De indomable cabellera y furibunda conducta, atacó a quien no coincidía con su forma de pensar, defenestrando con mal gusto e inapropiadas palabras a propios y ajenos. En algo hay que darle la derecha ¡je!... el tipo, más allá de locuaces contradicciones, se mantiene en la suya, jamás perdió los modos, nunca respetó las formas, y milita con sus maneras cierta violencia explícita e implícita.
Los políticos, no la casta de la que habla Milei, mejor dicho la política en sí, busca tender puentes, buscar consensos, tirar líneas y converger con el otro para perseguir el bien público, que no es ni más ni menos que luchar por el bien común. En las últimas décadas fuimos testigos de una lamentable separación apodada grieta. La maldita griega dividió a la Argentina en dos. Dos porciones irreconciliables que aún, ya sea por referencias históricas o por referentes presenciales, sigue siendo predominante en la voluntad y mucho más a la hora de la decisión del voto.
Dicha división mutó en estos meses y dejó en evidencia que las antiguas dicotomías "derecha vs. izquierda", "radicalismo vs. peronismo", "macrismo vs. kirchnerismo", ahora se nos presentan como "mileismo vs. todos los demás", y algunos interlocutores de LLA. El "mileismo" contra la izquierda representada por los kirchneristas. En estos tres meses, nuestro presidente no tendió ningún puente… de hecho, hizo todo lo contrario, revolvió y revolvió para encontrar nuevos enemigos e ir contra ellos, por todo y como sea… ¿La Constitución? Bien, gracias.
Milei contra todos. Contra los gobernadores; contra los legisladores; contra las instituciones; contra los derechos adquiridos. Se evidencia que busca a través de sus publicaciones en X (ex Twitter) demostrar que quiere diferenciarse de sus colegas (los políticos), pero que con sus actos (o su actividad virtual), se aleja cada vez más de la población cada vez más de a pie. Adora mostrarse en las redes, con imágenes hechas por IA (inteligencia artificial), donde muestra a un cuasi faraón representante de la derecha internacional como motor del mundo globalizado, pomposo, magnánimo y puro.
Milei se auto percibe como un león gigante arrasando con todo y contra todos, envuelto en banderas argentinas pero con la cabeza y el amor incondicional hacia el norte de las Américas. Auto endiosado en millones de likes, se anima a decir sin preámbulo "quienes voten en contra serán identificados como enemigos del cambio", refiriéndose a los legisladores con respecto a su gestión de gobierno, y sin el empacho de decidir "gobernar con decretos" ¿Los poderes y los mecanismos de la democracia? Bien, gracias.
La plata no alcanza, los ahorros se desvanecen. Desde el gobierno festejan que llegaron al déficit "cero", pero a costa de no pagar a las provincias, de quitar subsidios, de devaluar la moneda y de pagar abismales intereses de deuda. Festejan a futuro que bajaron la inflación del 25 al 20 por ciento y ya miden con bombos y platillos, y miles de tuits, que van a llegar al 10 por ciento.
Todo, a costa de la baja de consumo de la población porque no tiene plata para gastar. Mientras tanto… la espera, aún no desespera. La tolerancia aquí en la Argentina es sinónimo de esperanza.
¿Y los argentinos? Bien, gracias.