Viernes 22.12.2023
/Última actualización 4:56
Entre las razones, acaso la primera, pero entre las razones profundas por las cuales Javier Milei existe como presidente y dice lo que dice, hay que inscribir al peronismo formal, al burocrático, al aferrado a las nóminas y desobligado de afectos con el pueblo y, en cambio, parte de las irritantes adhesiones a las sillas, los cargos y las poltronas, cuando no al prevaricato.
Apenas fue humillado en las urnas -pese a que el 44 % de los votos obtenidos en mitad de los desaguisados que armó el mismísimo Sergio Tomás Massa y quien se lo permitió (CFK) es un número alto y, atención, tal vez el más real sea 37% en la elección/elección, no en el balotaje-, por esto que es Milei (un muchacho solitario con ganas de laburar, una idea económica y un gran mensaje en redes, pero una fragilidad partidaria inexplicable e "inarreglable"; insisto, inexplicable e "inarreglable"), con su "idea libertaria" (de ese liberalismo teórico que tanto lo humilló en las urnas), en el "Pejota" la decisión de los pocos que piensan (más allá del carguito y la cuenta sueldo que se engrosa el día 5 de cada mes y permite llenar el carrito del supermercado) fue que "algo había que hacer". Obvio. El peronismo es siempre obvio. En eso reside su persistencia, es un partido del Estado. "Algo había que hacer", dijeron. Lo primero, esperar.
La familia Rodríguez, de Rosario, es dueña de un grupo empresario nacional e internacional y la segunda de sus empresas, la de las especies, asegura eso, la internacionalidad. Uno de los mejores avisos de esa empresa, no para el café que es su fuerte, para el té, sostenía que había que tomarse cinco minutos y tomarse un tecito. El peronismo ha dicho, por medio de los pocos que piensan, atención a esto: dejemos que hasta marzo empiecen a enojarse aquellos que lo votaron y lo abandonarán, después vamos nosotros que tenemos votos legislativos, provincias, pasado de acciones sociales y, básicamente, una organización partidaria con existencia real. Esperemos, tomémonos un tecito. Parece una idea respetable, al menos es una idea positiva, algo tan raro en el "Edificio Patria" que se puede pensar que viene de fuera del refugio.
Recuerdo, es una imagen que no se puede borrar, que en la explanada de la Legislatura provincial, en Santa Fe, donde dejaban los autos los legisladores, hace muchos años, encontré a un diputado sureño, del Partido Demócrata Progresista (PDP) cargando una caja con seis botellas de sidra y otra con varios pan dulces de una conocida marca nacional de aquellos años (década de los 80). Era sobre estas fechas y la gestualidad, el modo rústico de resolver la cuestión del agasajo de fin de año de quien era vicegobernador (Antonio Andrés Vanrell) obligó a la pregunta al legislador, mitad broma, mitad formalmente, sobre su aceptación de uno de los valores históricos de la elemental definición de la felicidad en las fiestas de fin de año que ofertaba el peronismo: sidra y pan dulce. Que todos los argentinos lo tuviesen para brindar y comer con los suyos. Su respuesta fue tan cruel como exacta: "El peronismo cree que esto es Justicia Social… ¿Por qué los voy a desengañar? A alguien de los que trabaja en mi casa se los voy a regalar y quedar bien".
Fue tan dura esa respuesta que la conservo. Queda asociada a lo que fue "el caso Vanrell", al peronismo, el comienzo de una debacle que la idea de Eduardo Duhalde sobre un outsider salvó (Carlos Alberto Reutemann) al sumar la Ley de Lemas, que Jorge Obeid derogó, traicionando a quienes lo votaron como candidato por segundo período y por tanto segundo mandato… con Ley de Lemas, claro. Pero esas son otras historias.
El peronismo rosarino ostenta como medalla que se han reunido algunos concejales y conversan. Solo pueden mirar el hecho: una mayoría automatizada de concejales oficialistas u "oficializados" deja al cuerpo como una escribanía que aprueba aquello que deciden los operadores radicales para la segunda intendencia de Pablo Javkin, dedicado a forjar su candidatura a gobernador para 2027. Es un muchacho con suerte. Puede ser.
El peronismo provincial es un laguito (nadie puede hablar de un mar), es un laguito, una lagunita de dudas. Quien iría a la oficina anticorrupción que ofertó Maximiliano Pullaro, con qué rango… de qué modo interfiere o se suma a Defensoría del Pueblo, quién la vota, con qué independencia…
Un charquito de dudas en mitad de la pobreza en que está el peronismo provincial después de la gobernación de Omar Perotti, la vicegobernación de Alejandra Rodenas, los ministerios nacionales de Agustín Rossi y Diego Giuliano y la actual senaduría nacional de Marcelo Lewandowski. Unos porque no sienten la picazón en el cuerpo, otros porque los gastó el tiempo y otros porque no saben qué cosa es "la militancia"… y el total en el peronismo provincial da como resultante que es negocio sentarse, tomarse cinco minutos y tomarse un tecito. Marzo está cerca.
En el plano nacional hay dos realidades bien visibles. La provincia de Buenos Aires es el 40% del país y el peronismo no perdió. Es una absurda situación que se suma a una contradicción elemental, que es necesario puntualizar. El presidente no tiene un solo gobernador "suyo", porque está claro que no tiene siquiera un partido sino apenas los elementos legales para la presentación que hizo. Y ahora, lo tremendo: el 56% de los votos argentinos sin gobernaciones, con pocos y muy disímiles diputados nacionales (lo de Santa Fe es el mejor ejemplo) lo pusieron en la presidencia argentina sin discusión alguna. El voto popular manda y fue un mandato claro, rotundo, duro, que sonó como un cachetazo al peronismo y sus arrabales, que sumó el 44%.
La otra realidad peronista es la suma de legisladores nacionales y la cantidad de provincias en estado de debilidad extrema. El país de padrón electoral está en CABA, Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Entre Ríos. El país de requerimientos, de pobreza, de indigencia habita el Gran Buenos Aires. El peronismo de este conglomerado debe conversar con los gobernantes de las provincias mencionadas, juntos suman el 80% de los votos y… Milei es presidente.
¿Aman/adhieren/bancan más a Milei y su proyecto que al peronismo y sus problemas? En estos territorios está el país, excepto los que integran el paquete inviable y dependiente donde la seducción es otra. Ese otro país puede definirse como "extensos territorios con poca gente y muchas necesidades sin respuesta".
Pregunta y/o advertencia. ¿El proyecto de Milei también "se comerá" al radicalismo de un modo más antropofágico que el PRO/Cambiemos? Esa es una duda, parecería que ese es el camino… pero el radicalismo, como el peronismo tiene grandes defensas antivirósicas. Básicamente cuidan que la teta del Estado no se seque ni desaparezca. Son primos "los radichetas" y los "perucas" en tal genética. Reaccionan contra un Estado minimalista como lo que son: hijos de la burocracia.
A los fines de la supervivencia el peronismo nacional ha dicho: tomémonos cinco minutos, tomémonos un tecito. Solo Axel Kicillof, cuya genética política no es originalmente peronista, actúa con los reflejos de su formación y una formidable excusa: gobierna el territorio donde el peronismo aún es real. Tristemente real según los índices de pobreza y los desatinos, pero los votos mandan.
La sidra y el pan dulce, que un diputado de derecha llevaba para quedar bien con sus subordinados, ya no son un símbolo. El tecito sí. Muchos dicen que no alcanza, otros responden ¿Qué más? … Más no se puede hacer, hay que esperar que se equivoque o lo abandonen y eso es marzo, aseguran, pero también aseguraban que Milei era un invento efímero. Ahora durará al menos cuatro años. Pensándolo bien, con un tecito no alcanzará, un tecito y un calmante para los nervios serían más apropiados… y con el rabillo del ojo mirar que hacen los parientes, los radicales.