Lunes 22.1.2024
/Última actualización 4:58
El presidente Javier Milei anda más en reuniones en espacios cerrados que en actos públicos. Tal vez Mar del Plata sea uno de los pocos lugares donde estuvo visible ante cualquiera, con anuncios previos a su llegada y donde afirma que volverá. Su pareja afectiva (más allá de los amores por sus perros clonados, verdadera delicia de los psicoanalistas cada vez que dice "mis hijos", y ejemplo de los sociólogos que hablan de los afectos en el siglo XXI, la compañía de las mascotas convertidas en la pareja de los solos, que así no temen la traición, junto al temor a la soledad), ha dicho que vendrá por cuestiones de cumpleaños, cuestiones de afecto, cuestiones del corazón.
La pregunta, en todo romance público, es sobre el hecho completo, definido en un interrogante múltiple: desde cuándo y hasta cuándo. La variante es un vaivén sobre el mismo tema: aumentará el amor y se consagrará de otro modo… hasta llegar al clásico "Continuará". Los más atrevidos hablan de Semana Santa, el fin de la temporada teatral marplatense, que este año concluye sobre los Idus de Marzo, y acepta una especulación. Múltiple choice. Amor de Milei y Fátima: aumenta, disminuye o, ay, ay, ay… se termina. No falta tanto para los días finales del verano y el inevitable otoño.
La médium Noelia Pace, una marplatense que es una celebridad en Argentina y América, ha dicho (me autorizó a repetirlo) que "sobre fin de marzo llegará el fin del romance con su actual pareja… el seguirá solo". ¿Se puede usar esta información sin rigor científico para cuestiones del amor? La réplica está incluida: en cuestiones de amor no manda la razón.
Creer que el romance entre Fátima Flórez –una capocómica, bailarina, cantante e imitadora de gran éxito en sus espectáculos públicos- y el Señor Presidente de Argentina no influye en la vida de cada uno de ellos es más que distracción, es premeditada e interesada desviación. Se quieren, se afectan, se influyen y hay una fusión confusa entre público que aplaude, votantes que eligen, espectadores que aceptan y argentinos que deben acomodarse a las condiciones sociales, políticas, económicas y de futuro (la esperanza de progresar que es intrínseca). Tomado a la distancia el ejemplo más concreto: Regina Pacini de Alvear define todo lo que siguió. Allí se inscriben Fátima y Milei.
Presto un dogma de entrecasa que me sigue a todas partes: "EL HOMBRE FELIZ ES EL HOMBRE ENAMORADO". El uso de las mayúsculas es para enfatizar, pero aclaro, acaso se trata de un dogma caserito de un antiguo habitante de este plano terrenal, los que llegaron después fueron dotados de otras perspectivas, tienen diferente concepto, o ningún concepto firme, sobre el amor y sus consecuencias. Hasta puede importarles muy poco. Hum. Dudo. ¡Qué costo tiene exponerse al público? ¿Cuánto cuesta la tranquilidad del refugio conocido? ¿Qué pasa cuando se sale a la intemperie?
En el año 2022, sobre el tema presidencial y su vida con vista a la calle, y al habitante común que pasa por la vereda, escribí: "En Miramar, el fin de semana anterior, Alberto Ángel Fernández, porteño… y abogado, fue insultado cuando lo reconocieron, pese a los vidrios oscurecidos del vehículo donde viajaba. Es el presidente de todos los argentinos por el voto popular. No alcanzó".
"Insultos y gritos: el incómodo momento de Alberto Fernández en su paso por Miramar. El jefe de Estado recibió insultos durante una recorrida por la ciudad de Miramar. Fue su primera actividad tras un fin de semana de descanso en la residencia de Chapadmalal". Así registró la crónica periodística. El periodismo lo comunicó por todos los medios: redes y los tradicionales, radial, televisivo y gráfico. No hubo, en aquel caso, castidad, silencio, ni el más mínimo recato que, es evidente, Fernández no lo facilitaba, todo lo contrario.
Después sostuve: "La reproducción de lo sucedido y su directo traslado a los medios sirve como ejercicio para identificar amores, demasiados amores, desaires, demasiados desaires, en los cronistas, sus jefes y, al cabo, la línea editorial de quienes hicieron la crónica del hecho… y de quienes la comentaron, amplificaron y calificaron, deformándola, que es el modo natural en que los hechos se transmiten, con la alteración que le otorga la narración. Con o sin excesiva intencionalidad. Siempre la tendrá".
"Toda narración es una invención. Toda traducción es una traición necesaria e imposible de quitar, porque es su esencia". Paremos aquí: toda reproducción implica una resolución diferente. Caramba, no somos los mismos de ayer y no seremos esto que somos en el próximo amanecer. "Nunca verás esta luna porque ya es otra" (Lao-Tse).
Está más que claro que van a insultar al presidente en circunstancias anómalas, de crisis, y en eso andamos. Milei no es una margarita y tal vez no haga falta una médium para resolver que el otro romance, el de afecto político, un día terminará (Noelia Pace dice que será en mayo), pero eso es el aire del misterio y no aparecen tan misteriosos los porcentajes de te quiero mucho, poquito… nada. Habrán pasado cinco meses. Duros.
De un día para otro el cambio será notorio y no habrá conjura de los MdeC que lo pare. Atención, atención… tres veces atención. Después de La Peste, terminando el 25 por ciento de este siglo, las redes hacen lo suyo, confunden con tanto bombardeo, todo es mentira, todo es efímero. Citemos al poeta: "Menos tu vientre todo es confuso, todo es pasado fugaz" (Miguel Hernández). No importa que se niegue: el romance terminará.
Puede ser mayo el que defina una claridad en la confusión de los números que nos rodean, paseándose desde el costo del paquete de fideos al kilovatio/hora o, por decirlo mejor: sobre mayo, el otro romance, el del bolsillo y el porvenir, tendrá más despechados y cansados. La apuesta de Milei, su terquedad en sostenerse ya será, para entonces, reconocida, aceptada, valorada y aplaudida… o no. Pero habrá mediciones visibles. Pocas dudas. Escaso misterio.
El voto popular tiene cierta cantidad de deberes y derechos, esto es una obviedad que se suma para que no haya errores: todo cuanto sucede en democracia termina en tres sitios. Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Es ahí donde, en estos meses se define Argentina. Están todos jugando en este mes. Todos.
Milei es un nombre de fácil ubicación, puede decirse que no necesita más. Milei. Alcanza. El "muñeco" que muestra, "la máscara", como pedía Aldo Fabrizzi, "el sonido", como buscaba John Coltrane, eso inasible que define el todo sin Gestalt y no necesita explicación pues se presenta y representa en sí mismo aparece con Milei. Milei es un sonido personal en el concierto. Es un solista que tocaba solo y armó la orquesta con músicos que ya habían fracaso como solistas. Están los instrumentos, está la formación, no tienen la misma partitura.
Confieso: siempre creí que Juan Jacobo Rousseau y las obligaciones del Estado eran parte del coágulo social del que nadie salía sin sangrar. Confieso: siempre creí que aquellas propuestas liberales, al final del siglo XIX, eran gentilezas de un mundo que las guerras del siglo XX dejaron fuera. La herencia del siglo XX y lo que fue del siglo XXI hasta La Peste es un ejemplo constante de su mini discurso: una casta gobernante que se reconstruye, se recicla y no soluciona. En el enemigo está su argumento. Milei eligió el enemigo. Allí aparece su amigo: el empresario. El empresario ha sido el socio mayoritario de aquello que Milei resignifica: la casta.
Su sustantivo La Casta es el mensaje. No precisa más, la casta se recicla y no presta la felicidad. Milei lleva por detrás un llamativo oxímoron: con la libertad extrema llegará el orden. Si se va la casta, si se minimiza el Estado, iremos hacia la felicidad. Juan Jacobo pediría derecho a réplica. Carlos Marx y Federico Engels estarían escribiendo un nuevo "Manifiesto". John Maynard Keynes buscaría analista. Milei está a un tris de sostener que con la libertad se come y se educa (pero no menciona educación y salud como sus prioridades para una sociedad feliz).
Por ahora Milei dice algo conocido: "Síganme, no los voy a defraudar". Dice: "Vamos mal, estaremos peor, pero vamos a mejorar". Es mucho amor el que pide. Marzo en su vida personal (que es pública), mayo en la vida política (que es la nuestra), si creemos en los idilios con influencia en los actos de gobierno; por ahí vamos. Si dependemos de los idilios lo nuestro es nada más, nada menos, una vida apostada al amor o su contrapartida. Es bueno para una telenovela, una película. No lo creo tan cómodo para resolver un país.