Cuentan los periodistas amigos de Pablo Javkin (los tiene, son muchos, se corresponden con una larga tarea en la ciudad) que una de sus quejas (los periodistas pueden entender mal, interpretar peor, relatar exageradamente, eso muchas veces sucede), reproche en soliloquio con el que insiste, es que nadie valora su triunfo por más del 50% de los votos válidos en las elecciones del 10 de septiembre pasado.
Es cierto que en Rosario algunos intendentes anteriores, y aún Javkin, según resultados de las elecciones que le dieron el mandato que todavía ejerce, no fueron tan concluyentes en los votos que le dieron mandato. Más riguroso es situar que el triunfo fue contra un solo contrincante que obtuvo poco menos del 50%. Es este rigor el que muestra 16.000 votos de diferencia entre uno y otro. Son suficientes. No son tantos. Sobre un universo personal de 480.000 no dan facilidades ni préstamos a tasas de bajo interés.
Se entiende que Javkin siga en campaña. Quiere ser gobernador en 2027. Debe llegar a marzo/julio de 2024 consolidado. Sus avisos aún dan vueltas en los diferentes medios. Todos los días se anuncia algo, una apertura provisoria, una promesa a marzo de más unidades del transporte, una plaza pública reconstituida en espacio para niños y ancianos.
Javkin pertenece, en estas elecciones, a una línea que llevaba a Carolina Losada como candidata a gobernadora y termina en Patricia Bullrich. El frente que integra no está expresado en el gabinete. Prometió que será más amplio al formar el próximo.
Hay que mirar votos y porcentajes y el cargo de senador por Rosario suma votos. A veces no otorga tanta importancia como se supondría en un cuerpo de 19 leones departamentales, pero es uno de esos leones. Lo será. Ciro Ruperto Seisas, ex conductor televisivo, actual concejal, un hombre que eligió Javkin para encabezar su lista en 2021, obtuvo más votos que Javkin, que Clara García, que Omar Perotti, obviamente, y poco obvio pero real, más que Maximiliano Pullaro.
El hijo de una poeta y docente será senador avalado por más de 300.000 votos y de esto deben tomar nota quienes se fijan en cifras. Seisas ganó con más del 50%, con bastante más porcentaje que el resto. Es interesante saber, al tratar de entender una ciudad inmigrante y escorada a la derecha, que Marcelo Lewandowski en 2019 fue electo senador con muchos, muchísimos votos que le otorgaban una presunción de triunfo para la intendencia de 2023. Pero en 2021 decidió competir por una senaduría nacional; en la sumatoria perdió contra Carolina (Lewandowski/Sacnum perdieron contra Losada/Scarpin) y para 2023 lo suyo fue intentar una gobernación, donde fue apabullado por los votos de Pullaro.
La vieja fórmula, llave práctica electoral que explicaba "Chango" Funes, re escribidor y consejero político de Carlos Reutemann, indicaba: "Hay que llegar a Rosario con 100.000 votos de diferencia y se alcanza la gobernación". Su lectura refiere a candidatos que no tienen raíces en Rosario. Desde aquí la frase es otra: "Nadie puede ser candidato a gobernador si no te conocen ni en Santo Tomé", la populosa villa, fenomenal ciudad, la que precisaba otro puente carretero que no se ha hecho… todavía no se ha hecho… caramba.
Con estos dichos de la cocina política Javkin tiene un largo camino que recorrer, pero antes debe transitar por lo más difícil. Para Javkin es difícil entender que solo 16.000 rosarinos lo separaron del fracaso en las elecciones del 10 de septiembre. Si la diferencia a su favor es 241 mil a 225 mil, el juego de los números lleva a una curiosidad: si 9.000 personas votaban al revés, exactamente al revés, se habría producido la catástrofe. "No lo puedo hacer más lento", diría René Lavand, el prestidigitador.
El triunfo de Javkin es tan legítimo que sobre su cargo no hay discusión, sobre las presiones con las que asumirá el segundo mandato hay timbres de alarma. Un Concejo donde aparecieron "libertarios", siguen peronistas tradicionales, se incorporan personalidades independientes que detrás de Miguel Tessandori, como detrás de Roberto Sukerman (algo muy alocado, listas separadas de los dos miembros de la interna: Sukerman/Monteverde) conformarán un Concejo Municipal donde la armadora, patrocinadora de consensos, la concejala María Eugenia Schmuck, mucho tendrá que bordar y zurcir sobre los flecos y rasgaduras de la tela y la entretela de la intendencia de Javkin.
Los que entran, como algunos nombres que consiguieron subsistir no hacen más que consolidar la idea: un barco de inmigrantes escorado a la derecha, con un capitán que dice… "hicimos, hacemos, no paramos de hacer". Fue su eslogan de campaña y es el eslogan de los avisos que siguen. Hay testimoniales, institucionales. Todos los días buenas ilusiones, lindos anhelos. Lo mejor está por llegar.
Javkin, con la mitad más uno de los votos (y la mitad menos uno sin aprobar su gestión) está parado frente a la gobernación de Pullaro, que no admite discusiones. Diputados. Senado. Relaciones con el MPA. Pullaro está conectado con el radicalismo en todo el país (el radicalismo es fuerte en senadores y diputados nacionales) y su argumento de disculpas por las cuestiones no resueltas tiene un centro: nos dejaron solos, no pudimos hacer más que lo que hicimos.
No fue así, no es así, pero los habitantes, ya sea de la mitad más uno, como de la otra mitad… menos uno, tienen una exigencia. Transporte. Salud. Calles. Planes concretos y efectividades conducentes en la Región Rosario del siglo XXI. Allí está el punto de quiebre. Región es más que ciudad. Es otra idealización. Rosario es una región que el socialismo negó, cerrándose en una ciudad donde trastabilló. Así hasta la socialista Mónica Fein y el letargo, descuido y desesperanza que recibió a Javkin en el Palacio de los Leones. Javkin fue su heredero.
Para decirlo con un timbre de alarma que suena y suena. La mitad más uno de los votos de Rosario no significan un triunfo regional, apenas una ajustadísima victoria que pone lo dicho: un timbre de alarma que suena y suena. Apertura, fin de los egoísmos y las victimizaciones, Región no es ciudad. Siglo XXI, tercera década, no es un número sino una consolidación. Consolidación inevitable así tiemblen los santuarios como Cultura, Educación, Turismo, Economía Regional, Transporte, donde nadie sabe si ayudaron a conseguir la mitad más uno de los votos del norte, del sur, del centro.
¿De dónde llegaron esos 16.000 votos de una ciudad que es tan despareja? Respuesta fácil: confiamos un poquito. El resto es su obligación, eso dicen los de la mitad más uno y los de la mitad menos uno. Sin que entiendan descargar la culpa en Provincia y Nación. En Rosario no se vota para cargar culpas a los demás, sino para encontrar soluciones acá. Ah… ¿Participarán Tessandori y Monteverde del gobierno de Javkin? Como escribí en otra crónica, a los dos les ganó "por un pelito". La mitad más uno es eso. Muchas obligaciones por un pelito.