Jueves 29.9.2022
/Última actualización 9:09
Lo que mal comienza, mal acaba. Lo sugiere la típica frase y lo ratifican varios hechos. Es el caso del Jefe del Ejército como tal y, también, la promoción de Coroneles y Generales afines al gobierno nacional. Sucede que la comisión de acuerdos del Senado de la Nación rechazó (con la sola y suficiente firma de los integrantes oficialistas) el ascenso de 5 Oficiales, de los cuales 3 serían por un causal inadmisible para los uniformados. El General Guillermo Pereda no habría sido anticipado de esta decisión y tras tomar estado público debieron convocar a una reunión de urgencia el mismo día que el Presidente cena con la cúpula castrense para analizar los pasos a seguir.
El kirchnerismo, al tiempo que incrementó el malestar interno en las Fuerzas Armadas y desgastó aún más a las autoridades militares (que ahora se sienten traicionadas), hizo y deshizo a su gusto: primero promocionó a efectivos del Ejército Argentino afines a su espacio y luego quitó los que no les gusta por portación de apellido.
En este último caso, se trata de Ofciales hijos de otros que lo fueron durante el denominado proceso de reorganización nacional. Esta práctica, de juzgar a hijos por eventuales acciones de sus padres, fue muy común en los gobiernos de Cristina Fernández. Es el detonante en esta novela de negociaciones políticas en la que se transformaron los ascensos militares de este año.
Que los senadores oficialistas hayan bajado el pulgar a esos oficiales hizo que la mayoría de los altos mandos cuestionen a Pereda ya no sólo por permitir el ascenso de militares no promovidos por el propio Ejército, sino por haber habilitado (por acción u omisión) que quiten a otros de foja intachable que la Fuerza sí los pretende como Generales. Uno de los tres casos, el de mayor grado, no queda claro si es por el paso de su hermano en las filas hace tiempo atrás.
El pedido de renuncia, que ya encuentra consenso mayoritario entre la tropa, hizo que esta tarde se lleve adelante una reunión entre el Jefe del Ejército; el Jefe del Estado Mayor Conjunto, General Martin Paleo (además jefe político de Pereda) y representantes del Ministerio de Defensa. Fue en el Edificio "Libertador Grl. San Martín" para buscar una salida a esta situación de la que, según cuentan cercanos a los citados, ninguno de ellos estaba avisado. Desde el mismo entorno no descartaban que haya algún comentario o medida en consecuencia durante la cena de camaradería o en las horas posteriores.
Por otra parte, preocupa a los Oficiales Superiores que dos Oficiales (médicas) giradas al Senado habrían sido desestimadas por los legisladores por ser acusadas de mala praxis y negocios médicos vinculados a la interrupción del embarazo. Si esto es confirmado, evidencia la vulnerabilidad del equipo del Jefe del Ejército, que no estaría en capacidad de observar este tipo de antecedentes y premia a sus causantes sin reprimenda legal o administrativa alguna.
Mientras la crisis económica golpea los bolsillos de los Soldados, la rosca política hace lo mismo con sus Comandantes.