Por Rubén Osvaldo Chiappero (*)
Por Rubén Osvaldo Chiappero (*)
La Constitución Nacional, sancionada en Santa Fe el 1 de mayo de 1853 plasmó el pensamiento de Juan Bautista Alberdi condensado en "gobernar es poblar" y aseguró el incentivo para colonizar el extenso territorio. A fin de comprender la transformación y modernización de la economía y la sociedad heredadas de la etapa hispánica es posible recuperar varios antecedentes como la promoción de las ideas fisiocráticas del siglo XVIII y que en Buenos Aires tuvo entre sus difusores a Hipólito Vieytes quien, en 1802 publicó en el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio su propuesta del progreso de la sociedad a través de la agricultura y el comercio. Y luego de otras realidades conexas, arribar al 15 de junio de 1853 con la firma del Contrato de Colonización entre el empresario Aarón Castellanos y gobernador Domingo Crespo de la Provincia de Santa Fe. Un momento histórico destacado para el mundo laboral, productivo y urbano de Argentina.
En la primera mitad del siglo XIX fueron varios los intentos de atraer colonos a estas tierras, para asentarlos en la provincia de Buenos Aires. Después de los acontecimientos de mayo de 1810, surgieron algunas disposiciones al respecto como la que dictó la Primera Junta que autorizó el asentamiento y derechos como ciudadanos a los portugueses, los ingleses y todos aquellos que no estuviesen en guerra con el incipiente país y que desarrollaran labores de campo.
El 4 de setiembre de 1812, por decreto inspirado por el secretario sin voto del Triunvirato, Bernardino Rivadavia, se expuso que, la población, era el principio de la industria y el fundamento de los Estados a la vez que fijaba la protección inmediata a todos aquellos que asentaran domicilio en estas tierras. Se otorgaban los beneficios de la ciudadanía y el aval para el comercio de sus producciones y aunque no dio resultados prácticos este decreto, estableció las estrategias para el desarrollo de políticas favorables a la inmigración. Cabe mencionar que las disposiciones de la Asamblea del año XIII en cuanto a la libertad de vientres, la prohibición de la trata de esclavos y la supresión de los mayorazgos marcaron una ruptura con la tradición hispana y, principalmente, una apertura a las ideas más liberales.
Con la gestión gubernamental de Rivadavia, entre 1821 y 1827, en la provincia de Buenos Aires se activaron las medidas para la llegada de familias industriosas que aumentarían la población del territorio. Entre ellas, se eximió del pago de los pasajes a los inmigrantes. Por decreto del 13 de abril de 1824 se creó la primera Comisión de Inmigración para organizar y legitimar la venida de extranjeros laboriosos a estas tierras promulgándose el 19 de enero de 1825 el Reglamento que facilitaba el ingreso de población extranjera aún sin contrato de trabajo, respetando el credo religioso, dispensando de obligaciones civiles y militares en el lapso del contrato laboral y la posibilidad de recibir tierras en enfiteusis o régimen compartido de la tenencia de las tierras y aún la propiedad de la misma.
Entre 1825 y 1826 tres contingentes de agricultores ingleses se embarcaron hacia estas tierras y con diversas dificultades para cada uno de los grupos (guerra con el Brasil, rechazo de los habitantes locales) se asentaron en las cercanías del convento de San Pedro en la que fue primera colonia agrícola aunque, no llegó a progresar. La Comisión de Inmigración fue disuelta por Juan Manuel de Rosas el 20 de agosto de 1830 y los esfuerzos por poblar la provincia de Buenos Aires quedaron limitados hasta que, con la promulgación de la Constitución Nacional de 1853, se renovó el impulso de favorecer el arribo de extranjeros que cultivasen granos y aumentaran el número de habitantes estables.
El empeño de la provincia de Buenos Aires por poblar y cultivar el extenso territorio vacante bajo el predominio de las comunidades aborígenes, tuvo un correlato, a menor escala, en la provincia de Santa Fe durante el gobierno del Brigadier General Estanislao López. En el mes de abril de 1826, el Caudillo de la Provincia Invencible, atendió a la presentación de ayuda gubernamental realizada por la Sociedad Tanalay cuyo objetivo era el de establecer, a gran escala, colonias destinadas a acrecentar las labores de agricultura las que, hasta ese momento, se fomentaban desde la órbita gubernamental a través de la formación de chacras y quintas suburbanas. Sus integrantes -Maguin, Meyer y Compañía- pretendieron fundar al sur de Coronda establecimientos para trabajos agrícolas, aunque la iniciativa no prosperó.
La primigenia y malograda iniciativa bonaerense de cultivar y poblar la pampa fue retomada por Aarón Castellanos, el impulsor del definitivo proceso de colonización agraria de la Argentina con europeos. El visionario empresario, enunció un plan de colonización al gobierno nacional y al de la provincia de Buenos Aires, sin lograr resultado alguno. En cambio, el gobierno de Santa Fe apoyó su proyecto de establecer 1.000 familias de agricultores europeos en cinco colonias, de las cuales pudo concretar solo una, "La Esperanza". Se consolidó al oeste de la capital provincial y luego de roturar, sembrar y luchar contra las condiciones negativas de la naturaleza, las epidemias, pero finalmente generó un núcleo urbano en el centro de la colonia. Esperanza fue la primera colonia agrícola consolidada de Argentina y es el mojón ineludible de referencia de los esfuerzos realizados por las generaciones anteriores que ordenaron el progreso establecido en la Carta Magna.
(*) Contenidos producidos para El Litoral desde la Junta Provincial de Estudios Históricos y desde la Asociación Museo y Parque de la Constitución Nacional.