Y donde no había escuelas, hoy tenemos un sistema educativo… Y cuando nadie hablaba de ciudadanía, la frase “Hay que educar al soberano…” retumbó desde su garganta.
Y donde no había escuelas, hoy tenemos un sistema educativo… Y cuando nadie hablaba de ciudadanía, la frase “Hay que educar al soberano…” retumbó desde su garganta.
Este 11 de septiembre de 2020, es más que propicio recordar el 132° aniversario del fallecimiento del gran maestro argentino, Domingo Faustino Sarmiento. En su apasionante vida nada le fue ajeno. La angustia de la Patria entregada, la libertad castigada, la falta de pudor, la corrupción, la farsa de la justicia, por la falta de ella, la destrucción de los sueños y esperanzas, la vergüenza propia y ajena por una Patria que, aún hoy, reclama derechos.
Faustino Valentín Quiroga Sarmiento, nació el 15 de febrero de 1811, nueve meses después de que naciera la Patria, en El Carrascal, un barrio pobre de la ciudad de San Juan. La sombra azul de aquella higuera sanjuanina y una infancia sin cárceles, con madre, padre y hermanas, lo acunaron hasta sus últimas horas. El testimonio de sus escritos nos acompaña hasta hoy, sobre todo en momentos tan difíciles. Allí está su pluma, sus notas, sus libros, sus cartas, sus discursos, negro sobre blanco, de puño y letra.
“Hay que educar al soberano”, es una frase sarmientina que pone al pueblo como soberano de una nación, entendiendo que un pueblo educado es un pueblo soberano, es un pueblo libre y responsable de sus actos. Un pueblo que conoce sus derechos y despliega sus responsabilidades con sentido de justicia.
Ante la realidad de los últimos seis meses en nuestro país vale preguntarnos ¿Cuál ha sido la política ejercida por nuestras autoridades para enfrentar la pandemia de Covid 19? ¿Educar al soberano?
El despliegue de dispositivos bio-políticos–policiales, de control y vigilancia que estamos padeciendo. Las persecuciones, las multas, las detenciones, el incentivo oficial por y para la delación del otro “vecino-amenaza”, que a diario muestran los medios de comunicación, demuestran que, desde un discurso paternalista- demagógico, casi simplista, se ha optado en cambio, por una política “higienista” propia de la modernidad, que lleva a la cosificación del cuerpo, propio y del otro.
Lo que estamos viviendo, lejos de ser una acción gubernamental pedagógica, que incentive la responsabilidad reflexiva, es una política autoritaria y represiva que arrasó con derechos humanos básicos, y que por cierto nada tienen que ver con la educación.
“Algunos me han dicho que nací para luchar para enfrentar a unos y a otros, para combatir cosas como la barbarie o la ignorancia” D.F. Sarmiento.
Si hoy Sarmiento nos preguntara por la realidad institucional de nuestro país, particularmente por la salud y la educación, la justicia y la libertad; en definitiva, por el funcionamiento de la República, seguramente las respuestas no lo tranquilizarían… Todo lo contrario.
Lic. María Claudia Pettinari.
Presidenta de la Asociación Civil Instituto Sarmientino de Santa Fe.