UNA ASIDUA LECTORA
"Deben estar muy contentos y satisfechos los que lograron que prohíban a los limpiavidrios y a los cuidacoches. A nadie le gusta ver gente en la calle pidiendo, limpiando vidrios de autos, en definitiva, pidiendo limosna, porque eso es lo que verdaderamente hacen… Pero… ante la terrible situación económica, social, laboral que sufre, como nunca antes, nuestra castigada Argentina ¿qué se puede hacer? Estas personas se ganan así unos pesos para llevarle a su familia… ¿Qué quieren que haga esta gente cuando NO HAY TRABAJO, ni changas, ni nada de nada? ¿Qué les queda por hacer?, ¿drogarse, robar? No sé, será que a mí me duele ver el dolor de la gente, no me es indiferente. Siento mucha compasión e impotencia. Ellos necesitan trabajar: eso es lo que debe facilitarles el Estado. Como decía Perón: el gobierno debe garantizar el trabajo. El 24 de febrero de 1946 fue el primer triunfo peronista y un año después, Perón proclamó los 10 Derechos básicos del Trabajador: 1. derecho a trabajar, 2. derecho a una justa retribución, 3. derecho a la capacitación, 4. derecho a condiciones dignas de trabajo, 5. derecho a la preservación de la salud, 6. derecho al bienestar, 7. derecho a la seguridad social, 8. derecho a la protección de la familia, 9. derecho al mejoramiento económico,10. derecho a la defensa de los intereses profesionales. ¡¡Qué terrible diferencia que estamos viviendo con este gobierno de Milei, despidiendo gente, sin nuevas fuentes de trabajo y con salarios de pobreza…!!".
ADRIANA MARÍA DEL LUJÁN ZUMOFFEN
Quiero expresar la voz de muchos docentes santafesinos, sin defender a todos, pues hay mucho chanta, como en todos lados en este país gracias a la decadencia cultural y moral en la que ha caído la Argentina con los gobiernos populistas.
Cambian los gobiernos y sus signos políticos y los gremios siguen pactando en un cuarto cerrado, diciendo y pidiendo cosas que a los maestros no nos interesan. Ejemplo: no queremos la jornada extendida, porque lo que ganamos por las 4 o 5 hs semanales lo perdemos en pasajes o en material para trabajar, porque en las escuelas no hay nada y además la jornada nació solo para oficiar de guardería para los niños.
Sepan que el gremio no consulta a las bases como ellos nos llaman. Solo los afiliados pueden votar lo que ellos deciden entre ellos. ¿No se preguntan docentes y ajenos por qué nunca se proponen mociones diferentes a las del paro? Como dar media jornada de clases, o paro con asistencia a los establecimientos educativos.
Parece que quisieran dejar mal parados a los docentes que dicen representar, pues ¿qué padre no nos va a odiar si todos los años pasa lo mismo? Los docentes viven de paro. Sé que muchos piensan igual que yo, pero no van a ir contra el sistema: por vergüenza, por el qué dirán, por temor a represalias o señalamientos, etc., pero como a mí, eso no me importa ni afecta, voy a dar clases igual.
Aquí voy a nombrar algunos puntos que considero pertinentes, analicen gobierno y gremio y no hace falta que sean unos iluminados, es simple sentido común. Si harían las cosas bien, deberían estar negociando y los docentes dando clases. 1) Dejar de perder el tiempo abogando por la vuelta de la jornada del plan 25. 2) Olvidar la ley de género y otros temas que nada tienen que hacer en las currículas escolares. 3) Pensar la reapertura como tales, de las escuelas especiales, pues en nombre de una pseudo inclusión están condenando a un montón de niños. Tal vez suene chocante, pero al leer el fundamento, tendrán menos motivos para juzgarme.
Solo se habla desde una ideología sesgada, de equidad, inclusión, igualdad y derechos. ¡Claro, todo suena muy lindo en los papeles! pero no están viendo el todo y para todos, han dejado por mucho tiempo que el árbol tape el bosque.
Muchos pensamos así, pero no lo van a reconocer abiertamente, por lo ya dicho anteriormente. Y no es discriminación: niños con retrasos graves, o con niveles elevados de autismo, o movilidad sumamente reducida deberían recibir una atención constante, especializada y personalizada y en un lugar habilitado para ello, cosa que en un salón de clases, con otros niños y un docente común, no se puede. Por obvias razones, el maestro no puede estar en dos lugares al mismo tiempo y si atiende a uno, desatiende al otro. Y las maestras especiales asisten un día en la semana o dos, para observar a dos o tres niños en distintos grados, dada la demanda que tienen desde distintos establecimientos. ¿Aún no queda claro que de atención personalizada y específica nada?
Piensen en esos niños que seguramente se sienten mal, estando con tantos otros diferentes a ellos, que no logran entender ni hacerse entender y que constantemente les generan ruidos molestos que a ellos los torturan. Y en el resto de los niños, que necesitan de una mirada y de un poquito más de atención de sus docentes, porque en casa no la reciben, y resulta que en la escuela tampoco se puede, porque su maestro, está prestándole más atención y cuidado a un solo pequeño. O vivencian "ataques o berrinches" que ellos no entienden y los afectan muchísimo ¿triste no? En nombre de los derechos de unos pocos, se vulneran o violentan los de muchos.
Esta es la realidad a la que han llevado a las escuelas comunes, tomando otra de las tantas banderas justas que se han venido usando, para degradar al país y ponernos a los ciudadanos todos contra todos. Solo hay mayor discriminación y daños colaterales hacia absolutamente todos.
La mayoría de los docentes amamos nuestra profesión y aclaro, porque parece que muchos no lo saben: nuestro trabajo no termina a la salida de la escuela. Planificamos y corregimos en casa, nos preocupamos y ocupamos de nuestros alumnos, llueva, truene, haga buen tiempo, sea feriado o fin de semana, muchas veces sacrificando ocio y familia. El único momento que tenemos para olvidarnos de la escuela es enero; mes de vacaciones que bien merecida tenemos y tanto nos critican.
Queremos cobrar un sueldo digno, que nos permita llegar a fin de mes, que no esté por debajo de la línea de pobreza. ¿Es mucho pedir? ¿Acaso se puede seguir viviendo con $ 400.000 al mes pagando alquiler, traslado, impuestos, farmacia, alimentos, hijos, etc.?
Somos el empleado peor pago de todos y ¡qué antítesis no! somos la base de la sociedad, pues se supone que está en nuestras manos educar al soberano. Pero como la mejor política que han tenido por décadas los políticos y gremialistas es una sociedad embrutecida, atacan a la educación: con sueldos miserables; con una formación actual docente en decadencia, que permite que se reciban personas no aptas para dar clases; usando -y perdonen la expresión, pero no encuentro otra que lo describa mejor- "pavadas" como políticas educativas y perfeccionamiento docente que rayan en el adoctrinamiento; inventando todos los días nuevos paros, feriados, próceres y efemérides.
Hay tantas cosas para hablar y quejarse de la educación, pero basta con cerrar diciendo que: hay mucho por hacer, mucho por revisar y a muchos que encaminar; pero si no se comienza con un primer paso, jamás se andará el camino. Y somos nosotros los docentes, los que tenemos esa potestad; pero cada uno con su conciencia.
ALEJANDRO DE MURO
Mientras pitaba su último cigarrillo, César Luis Menotti entrecerró los ojos, se despojó de su buzo de técnico -ese que prácticamente tenía tatuado en la piel-, recordó los éxitos obtenidos al frente de la Selección y Huracán y se marchó.
Acaba de dejarnos y no está para decirnos si esta descripción se ajusta a la verdad o es pura imaginación. Tanto era su entusiasmo por el fútbol que, quizá, su postrera voluntad haya sido revivir, al menos, dos conquistas que lo perpetuarán en la memoria agradecida de muchos hinchas argentinos. Es probable también que Fisherton, barrio rosarino que lo vio nacer, haya estado presente en su inevitable y apurada evocación.
Menotti, de convicciones firmes e innegociables, jamás arrió sus banderas. Desde su muy conocido compromiso político batalló para que los gobiernos tomaran, como cuestión de Estado, la defensa y promoción del deporte que tanto amaba.
Mantuvo con Carlos Bilardo un áspero contrapunto. A diferencia de lo pregonado por su colega, autor de la frase "ganar como sea", creía que la belleza en el juego no era incompatible con la efectividad en la red.
A la mayoría de los DT, presentes y futuros, les cabe hacer honor a ese singular mandato.