LUIS, UNIONISTA PREOCUPADO
Como unionista, estoy sumamente preocupado por el futuro de nuestro equipo de Primera División y por eso dejo este mensaje a pocos días de empezar el campeonato. Asisto nuevamente a mentiras como las del señor Spahn, que prometió cinco refuerzos de categoría para dar un salto de calidad. Me pregunto: ¿Dónde están? Escuché la probable formación del equipo y únicamente está Gamba, el resto sigue todo igual. O incluso menos, porque se fue Calderón y vendieron al único que generaba fútbol, que era Zenón, los demás son los mismos del año anterior. En pocas palabras: hacen falta dos personas en el medio campo que sepan jugar al fútbol y manejen el equipo, así como dos definidores, para hacer goles. No sé si se olvidan que estamos entre los tres peores promedios, haciendo la salvedad que tanto Lanús como Vélez Sarsfield sí se reforzaron. Y que los recién ascendidos dividen distinto. Otra cosa: las inhibiciones… ¿Cuándo se levantan? Ojalá me equivoque, pero esto me hace pensar en Arsenal 2023. Desde ya agradezco a El Litoral por esta posibilidad de expresarme. Muchas gracias.
ROBERTO, COLONISTA
El señor José Néstor Vignatti es el autor material del absurdo descenso de Colón. Este señor, que no se presentó a elecciones, es el que hizo que el pueblo sabalero esté triste y amargado. Además, no presentó ninguna disculpa por lo ocurrido y dijo que lo único que quería era que la gente lo recordara como buena persona. Por lo pronto, de mi parte no será así. Hace sesenta y cinco años que voy a la cancha, desde que el club estaba en la Primera C. Tengo 76 años y ahora me siento realmente mal porque no puedo ver a Colón entre semana o los fines de semana. Me gusta gritar, desahogarme y estar contento a esta altura de mi vida, poder disentir en el bar tomando un café junto a mis amigos. No quiero hablar de la parte de los directores técnicos ni los jugadores. Lo hecho, hecho está. Ojalá podamos volver pronto.
RODOLFO / GUADALUPE ESTE
Avenida French, conexión vital entre el norte y el este, está intransitable.
MANUEL WOLKOWICZ
Hay rumores de que a los jubilados nacionales se nos aumentará un 35% los haberes en marzo. ¿Y la devaluación del 12 de diciembre del 118%? Se registró aumento de todos los productos. La nafta: el 13/12, el 35%; el 3/1, el 26%. Y faltan los aumentos de tarifas. ¿Y la Defensoría del Pueblo? ¿Y la Corte Suprema de Justicia? ¿No ven este desequilibrio? Algunos jubilados se van a morir de hambre. Ojalá me equivoque.
MIGUEL FERNANDEZ / FLETERO
Este es un mensaje para el intendente nuevo, pero se ve que con mañas viejas del personal a su cargo. Día de paro. Los municipales dijeron que el paro iba a ser de dos horas por turno. Soy fletero, anduve por el centro por dos mudanzas y no vi a nadie del municipio trabajando. A nadie. Ni inspectores, ni "naranjitas", absolutamente nadie. Por el Parque Federal, esos locales que hay para dejar botellas, plásticos y papeles estaban todos cerrados. Señores, la recolección de basura es un servicio público; público y esencial, mucho más a esta altura del año con las temperaturas que tenemos. Y ustedes directamente paran las 24 horas. ¿Qué hace el municipio? ¿Quién los controla? ¿Qué es lo que hacen? Vemos el estado del cementerio a través del diario. Los yuyos tienen más de dos metros en todos lados. ¿Qué hace el municipio con las nuevas autoridades? ¿Conocen la realidad? ¿La viven a la realidad que sufrimos los santafesinos? La ciudad se está hundiendo. No funciona ningún servicio intendente y se permiten hacer un paro. Se permiten no trabajar. ¡Viva la chacota nomás! ¡Viva la joda misma! ¡Falta que acá Kicillof acá y listo!
LUIS ARTURO – SANTA FE
Los recuerdos son testigos que, en cierto lugar en algún tiempo, existimos. Son argumentos innegables de ser parte de una familia, remontarnos a un origen donde se gestó el primer embrión. Miro frustrado la rueda de mi bici, deformada, luego de haber esquivado un distraído que abría la puerta sin mirar con precaución y en el afán de no dar contra el vehículo impacté una valla que denuncia peligro sobre un pozo que hace algún tiempo espera atención.
Sentado en el cordón, aturdido, esperaba reponerme mientras varios escenarios acudían a mi cabeza intentando justificar el percance. Muchas veces evoco, haber estado en la misma actitud, en otro lugar, pero igualmente conmocionado después de un revolcón, que seguramente, fue producto de mi audacia por improvisar piruetas sobre el asiento del velocípedo. La manera en que continuamos se gesta de hechos que seguramente, en una u otra medida ya experimentamos.
No es desatinado pensar, que la genética que cargamos está acompañada de situaciones que preparan para lidiar con las actuales y hacernos más o menos desdichados. Sobreponernos a un mal día es un acto de fe. Es abrazarnos a la esperanza que mañana las cosas mejorarán. Cuando niños nos acostábamos llenos de ansiedades y despertábamos renovados y sin remordimientos.
Posiblemente esa ha sido una constante en cómo ha vivido cada uno sin renegar de un pasado que en algún momento es la conciencia del presente. Lo diferente es la condición que refleja capacidad para asimilar incidentes, cuando más conflictivos son, en mayor medida afectan impidiendo reflexionar con claridad. Apresurarnos en resolver desnuda la falta de genio para dominarnos en circunstancias que nos llevan al límite.
El instinto protege, pero soy vulnerable. Las caídas lastiman como a cualquiera, animarnos a pasar pronto el mal rato no mitiga el dolor, pero prepara para sanar con el debido tiempo. Es cierto que es responsable quien provoca un accidente, eso tiene sentido cuando es deliberado y no percibimos hasta dónde puede llegar la trascendencia de las acciones que realizamos.
Vivir pendiente de los resultados nos vuelve infelices. Limita la disposición de desenvolvernos con criterios que hagan de la libertad una manera de pensar generosa. En general hablamos de transitar la vida desde la alegría o la paz interna. La angustia está por algo, al igual que el enojo y todo tipo de emociones, entonces hay que tomarlas.
Nos revelamos contra la impotencia que provocan los hechos fortuitos. Sobre actitudes consumadas reparamos que podríamos haber cambiado de carril solo un instante antes, sin embargo, continuamos azarosos por donde veníamos y el desenlace no siempre es agradable. Los matices que enfrentamos no presentan una lógica comprensible por que involucran a terceros.
Entender sobre estos sucesos no tiene que ver con leyes establecidas de la naturaleza, somos nosotros y la capacidad de enfrentar la adversidad. A medida que asimilamos los quebrantos vamos entendiendo que, aunque nos esforcemos en evitar la tristeza, es la materia, que nos prepara para comprender el significado pleno de la felicidad.