HUGO VEINTICCINQUE
Aporto a una de las prepagas más caras del país (OSDE) y cuando asistimos a un sanatorio como el Santa Fe -estimo que en todos debe ser igual-, también nos cobran un plus "muy recargado". Esto no sería un problema si nos dieran un recibo, una nota o algo para presentar en la obra social, pero el sanatorio y los profesionales se niegan. Y la obra social, en este caso OSDE, nos dice que no pueden hacer nada al respecto. Entonces, digamos que pago una obra social, pago mis impuestos religiosamente y encima tengo que aceptar un robo al fisco y a mí mismo, el pobre usuario, que paga doble. Nadie se hace cargo, se abusan de la necesidad del enfermo. Es una burla al hombre de a pie que vive de su esfuerzo.
ALBERTO MARELLES
¡Alerta mundial! Se necesita control aéreo urgente: aviones a 10.000 metros de altura están fumigando con material destructivo que agranda el agujero en la capa de ozono y aumenta la contaminación de la atmósfera que respira la población mundial. Los cerebros que nos gobiernan no se hagan los distraído porque van a terminar deambulando por el infinito. No es broma. Dios no va a exceptuar a nadie. Nuestro país es codiciado por el resto del mundo y el gobierno anterior regaló petróleo, litio, oro y otros minerales. Leí en El Litoral una publicación sobre la operatoria de las pymes, que tuvieron que comprar insumos pagando a plazos. Demoraron su pago por los problemas económicos que todos conocen y ahora los exportadores les rechazan el mismo. Esto ocurre porque el gobierno anterior se robó todas las divisas, hoy depositadas en cuentas particulares. Al gobierno actual le digo: emita un DNU para bajar el salario político en todo el país en un 60%. Al monto recaudado por esta quita, hay que acreditarlo a la Anses, porque la han vaciado para beneficiar a gente que no aportó nunca un centavo.
MARIA / BARRIO GUADALUPE
Los vecinos de Guadalupe les solicitamos al intendente que por favor se ocupe un poco de este barrio, porque acá se pagan impuestos muy altos y desde hace muchísimo tiempo estamos reclamando por distintos problemas y motivos. Necesitamos que se corten los yuyos del campito ubicado contra Ayacucho, Pavón y calle Italia. También necesitamos que se repongan los focos que están rotos, por todos lados, así como la repavimentación de Ayacucho, Pavón y el pasaje Romero, que está destrozado. No hay cestos de basura en toda la costanera y donde está el monumento a Carlos Monzón hay un kiosco con baños que se ve que muchos lo usan pero nadie los limpia. Es una verdadera mugre, una cosa horrible. Igual que el tema de las aguas servidas permanentemente en esa cuadra y todo a lo largo de la costanera. Los cordones cuneta, recontra sucios, completamente sucios. Es todo una mugre delante de los comedores. Nunca pasa la barredora, nadie se ocupa de limpiar esta zona. Reitero el tema del corte de los yuyos porque están altísimos, algo desastroso. Hace dos meses que están, lo sabemos, y que se han encontrado con máquinas rotas también, todo lo que quieran, pero es hora de que se pongan a trabajar. Ahora, encima, han prendido fuego en la parte de abajo. No sabemos quiénes fueron, pero había una biodiversidad espectacular que corre peligro. Estaba lleno de aves, de nidos de pájaros y hasta iguanas, había de todo. Ahora se les ha dado por prender fuego y acá no se puede respirar por el humo. Verdaderamente vergonzoso. Estuvieron trabajando dos bomberos con un tanquecito que daba pena. No quisieron mandar los camiones grandes porque dicen que los tienen preparados para la ciudad, mientras acá no se puede respirar. Son muchos los reclamos en Guadalupe para hacerle al intendente. Por favor, necesitamos que nos dé un poco de bolilla, no sabemos de qué manera pedirlo. En Guadalupe necesitamos que se ocupen de estos problemas. Muchos creen que porque acá la gente vive en casas un poco mejor que otros no tenemos derecho a reclamar lo que corresponde. Por eso agradecemos a El Litoral la publicación de nuestros reclamos.
RICARDO CANTERO
De acuerdo con lo dicho por la Seccional Nº 8 de la Policía, ya no se realizan más los operativos conjuntos entre esa fuerza y los inspectores municipales para ver las patentes adulteradas o "truchas" de las motos. El municipio aduce que no tiene gente. Pues bien, observando la Plaza del Soldado Argentino, donde confluye la mayor cantidad de líneas de colectivos del transporte urbano, el 70% de los coches tiene la patente nueva ilegible, totalmente borroneada o –no quiero ser pesimista- "tocada" de algún modo. No se leen ni las letras ni los números. Repito: el 70% de los colectivos que circulan en la ciudad de Santa Fe tiene la patente ilegible. Téngalo en cuenta señor intendente y hágalo saber al sector político, a ver qué resolución toman.
MARIO ALFREDO PILO (*)
Quiero compartir un cuento o relato actualizado de un escritor ruso que vivió entre 1826 y 1889. De allí las formas lingüísticas, pero es sumamente actual. Se llama "El periodista mentiroso y el lector cándido". Había una vez un periodista y un lector. El periodista era mentiroso, no hacía más que engañar; el lector era cándido, todo lo creía. Así viene ocurriendo desde que el mundo es mundo. Estaba el periodista en su oficina y engañaba más y mejor: "¡Cuidado –advertía- la gripe hace estrago entre la población!", "Desde el comienzo mismo de la primavera no ha llovido", "Los incendios asolan las ciudades y las aldeas". Y el lector leía y se figuraba que el periodista le abría los ojos: "Cuanta libertad de imprenta que tenemos", se decía, y todos se hacían lenguas de la libertad de imprenta. Otros periodistas intentaron jugarle una mala pasada con la verdad: "Los suscriptores acudirán presurosos a nuestro cebo", suponían.
Pero, a perro viejo no hay tus-tus. El lector no quería saber nada, se limitaba a afirmar: "A mí me es más preciado que las viles verdades el engaño que eleva". Y, naturalmente, el periodista solo esperaba aquello: que el relato elevara. En honor a la verdad hay que reconocer que él mismo estaba harto de engañar, pero no había más remedio, porque resultaba que tanto la verdad como la mentira valían un comino. Pero las columnas del periódico lejos de tornarse por eso más aburridas, cobraron más vida. Por último, el lector acabó por recapacitar y vio claro: si antes, cuando tomaba la mentira por verdad, no vivía del todo mal, ahora su conciencia estaba totalmente tranquila.
"Ya veis en la actualidad tengo plena garantía de información", decía. Pero esta vez quiso la mala fortuna que ocurriese lo siguiente: no había dado más que unos pasos cuando ocurrió uno de esos errores judiciales y lo metieron "en chirola". Allí estuvo encerrado un día entero y cuando salió, como allí mismo le había agarrado la gripo -sería el Covid hoy- murió. Huelga decir que al día siguiente se aclaró el error judicial y lo pusieron en libertad bajo fianza, pero –como hemos dicho- el detenido volvió a su casa y falleció. Moraleja: aprende a seleccionar los medios informativos y a ser un lector precavido y crítico.
(*) Vicepresidente de la Asociación Civil Anticorrupción.
IGNACIO VIGO
Tengo el agrado de dirigirme a ustedes con referencia a un tema que me toca muy de cerca, se cruza delante de mis ojos todos los días de mi vida, me angustia y ya no se realmente qué hacer. Se trata nada más y nada menos que de los más desprotegidos de los seres humanos: los niños. Desde que llegan al mundo, los reciben sus madres y después… Que Dios te ayude.
Se los ve solos con un mayor al lado, principalmente en los semáforos o en cualquier lugar que pueda ser "de buena recaudación", por decirle de alguna forma. ¿Dónde están los derechos humanos de esas criaturas? ¿Irán al colegio? ¿Se alimentarán como se debe? ¿Tendrán un techo dónde dormir? ¿Tendrán alguien que les brinde afecto y contención, o un proyecto de futuro?
En cuanto a las responsabilidades sobre esto que ocurre, creo que el primer responsable es el gobierno (estimo que municipal), pero no deja de ser -al menos para mí- muy preocupante que una criatura que debería tener un hogar, esté en la calle. Una vez una mujer que estaba pidiendo en un semáforo me dijo: "Si tenés un niño en brazos la recaudación es mucho mayor".
A los funcionarios, sin distinción de partido político, les resulta más fácil y simple pagar por "ayuda escolar", "maternidad" y muchas cosas más con nuestra plata, pero lo que realmente deberían hacer es inculcar la importancia del trabajo digno (o generar conciencia sobre ello), no que se acostumbren a vivir pendientes del gobierno de turno.
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