UNA VECINA
"¡Qué falta de criterio lo que están haciendo sobre los bulevares Gálvez y Pellegrini!, con tantas torres gigantes, una más horrible y portentosa que la otra. Y bulevar se hunde… ¿Alguien en el gobierno toma nota de la exagerada proliferación de edificios sobre bulevares y del peligro que eso conlleva? Y bulevar se hundió... y siguen construyendo edificios. ¡Que vergüenza de políticos tenemos que permiten cualquier cosa!".
RUBÉN MAGNAGO
La escuela es el alma de la comunidad, sembrando conciencia. Se puede progresar… Con constancia y trabajo se puede avanzar.
En 1950 nos exigían saber leer de corrido y comprender lo leído… Había que respetar los puntos y las comas, levantando la vista, de lo contrario no podíamos pasar a cuarto grado. Además de las cuatro operaciones y las tablas.
Recuerdo en 2° grado: nos reemplazaba el director, señor Godoy. No había maestras. Un compañero pasó a leer al frente y al deletrear, el director lo interrogó: "Carlitos: vos no repasaste 4 veces en tu casa la lectura, ¿por qué?". "Tenía que trabajar, y a la noche no, porque se gasta el kerosene con el candil encendido… Mi papá no quiere".
Un recuerdo imborrable: el señor director nos trajo una caja de lápices de colores largos y tres sacapuntas: "Usen todos estos lápices y al finalizar la clase deben estar los 24 colores y los sacapuntas; de lo contrario nadie se podrá ir a su casa". Al finalizar la jornada escolar estaban los 24 colores, algunos cortos, otros medianos y unos pocos bien largos, también los sacapuntas.
En aquella época, si había llovido nos íbamos llevando el calzado en la mano chapoteando en los charquitos. No faltábamos a clase. Tampoco faltaban las maestras.
La escuela era nuestro segundo hogar. Los tiempos cambiaron. Los padres iban a la escuela a preguntar cómo andaban sus hijos. Ahora van a la escuela y gritando preguntan: ¿¡qué le hicieron a mi hijo!
NELLY (*)
¿Qué pasa si a la Gioconda la hubieras dejado al aire libre?; lo mismo con los girasoles de Van Gogh, o si a la reja de Villa Zulema no la hubieran pintado... Así ocurre con nuestra Playa de Guadalupe, desde calle Padre Genesio hasta Luz y Fuerza. "No me supieron cuidar, o mejor dicho no quisieron cuidarme", grita a voces la naturaleza.
Ayer viendo en la playa de Copacabana el tractor que pasaba por la arena, mi memoria me llevó a los años 60-70 cuando ese tipo de rodado, con un tractorista y tres o cuatro municipales dejaban la playa linda y limpia para el Pueblo, para "Todos". Como para la fiesta de San Juan, donde todos comparten el pan, todos compartimos el regalo de la naturaleza.
Desde el cielo, Martini, Navarro, Travadelo, la Aia, Gota, la Iaia Morin, Mercedes Busaniche, Cassanello, los Irigoyen, los Puccio, los Álvarez, los Saiffen, José Pividori, los Cantarutti, Mingo y Rosa Brengio, las comunidades de la Escuela 38, colegio San José, colegio Nuestra Señora de Guadalupe, los Titón, los Palamedi, la Tona y la Lupe, los Bernasconi y hasta el padre Trucco formaron la sociedad de "cuidado y conservación" de la abandonada Playa de Guadalupe, y desde acá todos los vecinos peticionan a las autoridades municipales y provinciales y les exigen que "miren para atrás " y les respondan "con hechos". No aceptan el slogan "No hay plata". Es muy poco frente a todas las erogaciones de dinero que se hacen.
En la bajada de Pavón y en la de Ayacucho, hoy se baja con mucha dificultad, haciendo equilibrio.
Cuando recorro playas del Sudeste, si bien las comparaciones son odiosas, las playas que visité en el 60 aún están de pie: Mar del Plata, Villa Gesell, Miramar. ¿Por qué la de Guadalupe es un yuyal verde y debajo la arena dorada, el oro? ¿No la quieren mostrar?
Recuerdo: ¿quién llega primero al chapuzón de la laguna? O en el 71-72 tomábamos sol y caminábamos por la costa hasta el Monte Zapatero.
Todos los días podíamos disfrutar de nuestra laguna y los domingos había mucha más gente.
Si buscan recuerdos en fotografías de Santa Fe la verán hermosa.
Cuando observo la pintura de una canoa de González Iturbe, me pregunto: ¿ya no está? o ¿no quieren que esté ese hermoso paisaje?
NO SE PUEDE DISFRUTAR!!
¿La quieren deteriorar para privatizar?
PRIVATIZAR NO!!
Es tesoro de los niños, de los jóvenes, de los adultos y de los ancianos, para el bien de todos.
Cuidar es administrar para el bien.
El no cuidado de la Playa de Guadalupe es un ataque a la naturaleza y a la sociedad santafesina.
Escucho voces que decían: Guadalupe veraneo todo el año.
No podemos bajar con una red de cebollas a pescar mojarritas, a tomar mate durante el invierno, a juntar caracoles, a aprender las primeras brazadas o metidas bajo el agua, es bajar al caos, es bajar al infierno. ¿Por dónde bajo? ¿Qué encuentro? ¿Es peligroso? No es solo camalotes... No se puede bajar con niños. Recuerdo a mi papá (1960) que desde calle Italia nos decía: ¡¿quién llega primero a la zambullida en la laguna?! Con tan poca pendiente no era peligrosa para esas carreras.
No quiero que nuestra playa sea un monumento de cementerio, al que solo se le tiren flores.
Me encantaba bajar a la playa a estudiar, mientras el sol me acariciaba y las hojas querían escaparse.
Y el picnic del 21 de septiembre, la playa repleta de estudiantes de toda la ciudad.
¿Sabías que la Virgen está enojada pues no cuidaron la playa como cuidaron su basílica o como cuidaron las plazas vecinas? También el sol furioso no puede ver correr y jugar a los niños en la arena, y las estrellas no pueden saludar a los enamorados que salen a caminar, o hacerle guiños a un medio "loquito" que le gusta bañarse de noche.
Solo falta el cartel: "Prohibido el acceso a toda persona ajena al predio", como si no fuera de todos...
El Estado, la Municipalidad tienen la obligación de cuidar los espacios públicos.
Cuando papá compró en Ayacucho el terreno para construir su hogar pensó: cerca el colegio de las franciscanas y cerca el balneario, el colegio firme y creciendo al amparo de la Virgen morena y la recreación en ruinas.
Y pasaron los socialistas. Y pasaron los justicialistas. Y pasaron las alianzas. Y pasaron los unos y pasaron los otros también; y la playa sigue "esperando" y Guadalupe sigue "clamando". A palabras justas y llenas de solidaridad, oídos sordos.
Recuerdo el pasacalle: "Señor turista visite villas miseria". ¿Será la playa de Guadalupe una Villa Miseria?.. Santa Fe, la Cordial.
Mientras tanto, Piero sigue cantando "Ay país, país, país, las cosas se cuentan solas, solo hay que saber mirar".
(*) Una vecina de hace años que nació en Guadalupe. Clase 1954.
JOSÉ CÁNDIDO
Las cajas de Jubilaciones, la de Previsión Social de los Agentes Civiles del Estado y el Iapos son las herramientas y las ramas de la seguridad social que tiene la provincia de Santa Fe, para cumplir con lo que indica la Constitución en materia de protección de los derechos de las personas que integran el personal del Estado.
El desbordado déficit de la Caja de Jubilaciones disparó la decisión política y ver la necesidad de que algo debía hacerse. Se tomó, una vez más, el rumbo equivocado: formar por ley una Comisión para la Reforma del Sistema Previsional. Una comisión en la que una porción de los convocados son parte del problema y no de la solución. Eso sí, se tomó la "precaución" de que no participen los que de verdad tienen la expertise sobre el tema -los jubilados- que han demostrado en los espacios institucionales tener aportes para ser debatidos.
Son los que no solo estudian la materia: sufren cotidianamente las inequidades del sistema. Fueron los pasivos los que más sufrieron el no acceso a los servicios de salud durante un mes, los cortes al Iapos, cuyos motivos aún no están ni en relieve. Lo esperan más de medio millón de afiliados.
Fueron los que están en este sector de jubilados los que denunciaron ante la Justicia, y ante el actual Poder Ejecutivo, las irregularidades -muchas ya comprobadas- que estaban sucediendo en la Caja del Seguro Mutual (mientras los gremios estatales guardaban silencio). Fueron esas denuncias que le dieron fundamentos y apoyo al señor gobernador de Santa Fe para intervenir ese organismo previsional. Finalmente, fueron los jubilados, pensionados y retirados los que más de una década estuvieron advirtiendo que el déficit de la Caja de Jubilaciones era una bomba a explotar. Bueno, le detonó a la actual administración. Ocurrió, lamentablemente, lo que dijimos que iba a ocurrir hace trece años. Hoy, el Poder Ejecutivo y la Cámara Alta de Santa Fe optaron, una vez más, por seguir con los parches. Optó por la coyuntura y olvidó la estructura. Una oportunidad hasta hoy perdida. Se sabe que los parches duran eso, lo que los mismos remiendos. Van por eso.
La Cámara de Diputados hoy tiene en sus bancas, en las manos y mentes de sus miembros, la posibilidad de cambiar la historia de la Seguridad Social de los santafesinos. Modificar la media sanción de los senadores y que la reforma del sistema previsional se convierta en la reforma de la Seguridad Social. Si no prestan atención, la historia algún día habrá de escribirse: una vez más, chocaron con la misma piedra.