Por Dra. Mercedes Gagneten (*)
Compartir y hacer posible la fraternidad, que se construye día a día, ni aquí ni allá, sino mucho más allá de lo dado. La peste nos enseña que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio.
Por Dra. Mercedes Gagneten (*)
Estas líneas constituyen mi reconocimiento al compromiso de tres maestros que vivieron la vida con fe, y con el evangelio como fermento, se esforzaron por construir una nueva humanidad: Zulma Lagrange, Ethel Toledo de Amézaga y el Padre Osvaldo Catena.
No volvamos a la “normalidad”, porque la normalidad es el problema. Bien vivir en comunión planetaria. Compartir y hacer posible la fraternidad, que se construye día a día, ni aquí ni allá, sino mucho más allá de lo dado. La peste nos enseña que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio.
Maestros que marcan la vida
Estas líneas constituyen mi reconocimiento al compromiso de tres maestros que vivieron la vida con fe, y con el evangelio como fermento, se esforzaron por construir una nueva humanidad: Zulma Lagrange, Ethel Toledo de Amézaga y el Padre Osvaldo Catena.
Zulma Lagrange
Mujer consagrada, gran colaboradora en Obra de Barrios llevada adelante por Monseñor Antonio Rodríguez, en la Parroquia Virgen de los Pobres, Complejo educativo Ceferino Namuncurá, barrio Yapeyú de Santa Fe.
Sólida en su formación teológica, excelente catequista a cargo de jóvenes, entre los cuales iba yo. Ella me dejó el enorme deseo de construir Verdad en la vida, me hizo comprender claramente los valores esenciales por los cuales vivir, con fuerte fe arraigada en Jesús.
Ethel Toledo de Amézaga
Amiga entrañable, cada día la llevo puesta... Amante de la vida sin pausa. Constructora comunitaria. Distribuidora del bien entre todos. Gran maestra en los Barrios Villa del Parque y Barranquitas, su vida en el Calvario, en la Escuela Paula Albarracín de Sarmiento y tanto más...
Padre Catena
Hombre misericordioso como pocos. Amaba escuchando, proponiendo, acompañando. No sabía de indiferencias, y se despedazaba por dentro frente a cada injusticia, frente a cada persona. Fue consecuente con lo que el amor le dictaba... amorosamente.
Y todo lo convertía en música... todo era armonía... aún en lo más duro de la vida... Supo hacer flores de las penas...
Era un predicador con la vida, con la palabra, con amigos. Tenía esperanza infinita con vocación de justicia, fraternidad, libertad y paz para todos.
Frente a nuestra dureza de entendimiento, el fue un gran pedagogo y a la vez fue un constructor con velocidad mansa. Sabía trabajar de a uno y con todos a la vez.
Catena con su compasión nos ha ayudado a descubrir las causas que a tantos empobrecen y buscar creativamente soluciones.
Estos Maestro nos ayudan...
A vernos desde el alma.
A descubrir a dónde vamos marchando.
A desear nuestro territorio final, por el cual vale dar la propia vida.
Nos enseñan a tragar pérdidas.
¡Con ellos la vida fluye en abundancia!
¡Nos inducen a no dejarnos vencer frente a cualquier malaria!
Claves maestras
Maestros que abren puertas para la vida. Y nos ayudan a no perdernos por otras puertas.
Nos enseñan a pastorear. Los reconocemos por su coherencia y pasión persiguiendo una causa.
Nos llaman por nuestro nombre, siempre, más allá de sus muertes...
Caminan delante, con y atrás nuestro... Nos ayudan a entender y a comprender la vida.
Consignas maestras
Corrupción cero.
Dar las cartas de nuevo.
Evitar el ensimismamiento.
¡Con lo que venga, y con lo que hay!
Anticiparnos a lo que vendrá.
Lo privado es público.
No está primero el derecho de cada sector sino del conjunto.
¡Bienaventurados! En Pandemia
Maestros que nos ayudan a encontrar atajos para superar falsos ejes: morir del virus o del parate productivo.
Estamos en la misma barca, donde no solo hay que saber remar sino saber a dónde queremos ir.
1- ¡Bienaventurados los que se sienten parte del todo y de todos!
2- ¡Bienaventurados los que atinan a VER un nuevo modo de producir humanidad!
3- Bienaventurados los dispuestos a igualar lo desigual
4- Bienaventurados los constructores productivos
5- ¡Bienaventurados los superan el sálvese sólo!
6- ¡Bienaventurados los que en su vida, viven corrupción 0, siendo limpios corazón!
7- ¡Bienaventurados los que hacen justicia con paz fraterna!
8- ¡Bienaventurados los que desarrollan la vida con pasión ilimitada!
9- Bienaventurados los que saben seducir a otros siendo “maestros puerta”.
10- ¡Bienaventurados los constructores de Verdad en cada momento!
Otro mundo posible
Con estos maestros lo seguimos haciendo...
No volvamos a la “normalidad”, porque la normalidad es el problema. Bien vivir en comunión planetaria, que une a todos. Compartir y hacer posible la fraternidad, que se construye día a día, ni aquí ni allá, sino mucho más allá de lo dado. La peste nos enseña que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio.
(*) [email protected], Pavón 763, Santa Fe, CP:3000, tel. (0342) 419-4595, www.epyca.org.ar