Mgtr. Augusto Rolando
Los influencers proveen confianza y representación a la comunidad que aglutinan. Le ponemos like o retuiteamos porque nos sentimos identificados con lo que piensan, sus acciones nos representan y sus valores nos describen.
Mgtr. Augusto Rolando
Hace unos días mientras revisaba mis redes leí un tuit que decía: "Pongan a Santi Maratea a negociar por las vacunas que para el miércoles estamos todos vacunados con 2 dosis". Más allá de lo extraña de la idea, me llamó la atención la viralización que tenía el tuit: 82 mil likes y 14 mil retweets. Se me dispararon tres preguntas, que, aunque conectadas, son diferentes y que voy a intentar abordar en este artículo.
Primero, ¿qué son los influencers? Los influencers son personas que influyen a otras con sus acciones y mensajes a través de alguna red social o plataforma virtual. Podríamos decir que son la evolución de las viejas tribus urbanas que nacieron con el desembarco de la telefonía móvil en los 90 y los smartphones dos décadas después. Cuentan con una gran cantidad de seguidores lo que les permite influenciar a muchas personas, pero no es solo eso, su consolidación en las redes sociales se genera en la medida que sus seguidores le otorgan confianza, primer concepto clave.
Los influencers no son necesariamente personas previamente famosas, sino que sus acciones los transforman en embajadores de una marca o un mensaje concreto. Su éxito radica en que humanizan esos mensajes, poniéndole un rostro y acercándolos a sus seguidores, lo que le otorga una segunda cualidad clave, representatividad. Entonces, los influencers son actores sociales que marcan su identidad, generan confianza y proveen representatividad a través de mensajes, ideas o acciones a una gran comunidad. Se convierten en micro líderes de la virtualidad y pueden impactar con una cuenta de Twitter más que un periódico de 100 años de trayectoria.
Segundo, ¿los influencers trasparentan una crisis de representatividad en los liderazgos políticos tradicionales? Sí, porque proveen confianza y representación a la comunidad que aglutinan. Le ponemos like o retuiteamos porque nos sentimos identificados con lo que piensan, sus acciones nos representan y sus valores nos describen. Incluso, es muy fácil ver entre los halagos a Santi Maratea por su colecta, críticas a los líderes políticos actuales por no representar lo mismo.
Esto nos lleva a un tema importante. Podríamos objetar que los influencers no se encuentran bajo presión o control, pero no es del todo cierto. El sistema de control se genera en las mismas redes sociales. Primero, cualquier opinión o acción que salga del marco que lo posicionó lo llevará a perder seguidores, el terror de cualquier influencer. Segundo, en el caso de que las acciones sean ampliamente rechazadas, serán cancelados. La cultura de la cancelación y el ciber patrullaje exceden a este artículo, pero son sumamente relevantes para pensar lo que está pasando con la libertad de expresión en las redes sociales.
Tercera pregunta, ¿son los influencers (preocupados en problemáticas sociales) lo mismo que un vecino de Rafaela que los sábados prepara el desayuno en un asentamiento de la ciudad? En lo personal considero que no, pero que ambos son muy valiosos para mantener esta Argentina herida en pie. El trabajo territorial de cada ciudadano es un pilar fundamental para sostener a los más expuestos frente a la mala praxis del gobierno de turno. En cambio, los influencers ejercen su poder a través de la convocatoria que les permite generan conversaciones y aglutinar el pensamiento, acortando distancia entre los órganos gubernamentales y los votantes. Aunque siguiendo al analista Andrés Malamud esto es relativo ya que menciona que las redes sociales sirven como cámaras de eco, seleccionamos emisoras que piensan parecido y afirman nuestras propias creencias.
Los influencers comienzan a ocupar lugares de autoridad en la medida que ganan la confianza de sus seguidores y pierden la de los gobernantes. Esto se transparentó en el caso de la colecta de dinero de Maratea para el viaje de los deportistas hacia Ecuador, ya que según lo mencionó en su propia red social, el precio al que consiguió los tickets aéreos es un 40% menor que el ente gubernamental a cargo, dejando en evidencia, al menos, una mala gestión. Como joven que participa activamente de espacios políticos reconozco dos valores que debemos recuperar: la confianza y la representatividad. Es fundamental achicar distancias entre los partidos políticos y la comunidad, promoviendo valores de solidaridad, transparencia y bien común.
Los influencers no son necesariamente personas previamente famosas, sino que sus acciones los transforman en embajadores de una marca o un mensaje concreto. Su éxito radica en que humanizan esos mensajes.
Los influencers proveen confianza y representación a la comunidad que aglutinan. Le ponemos like o retuiteamos porque nos sentimos identificados con lo que piensan, sus acciones nos representan y sus valores nos describen.