Por Juan Fernando del Pazo
Por Juan Fernando del Pazo
En el mes de agosto del año 1852 se llevaron a cabo en nuestra provincia las elecciones de diputados para el Congreso Constituyente que habría de reunirse en esta ciudad, conforme lo dispuesto en el Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos, el 31 de mayo. Las elecciones fueron en cierto modo reñidas, ya que en uno de los cuarteles, de los cuatro en que se dividía el departamento La Capital, aparece votado como candidato el nombre de Agustín Sañudo.
Finalmente, el resultado coloca a Juan Francisco Seguí y a Manuel Leiva entre los candidatos más votados, siguiéndoles en tercer puesto el cura Amenábar. Por ley del día 10 de septiembre la Junta aprueba la designación de Leiva y Seguí como representantes por la Provincia de Santa Fe ante el Congreso Constituyente.
Manuel Leiva había nacido en el pueblo de Coronda en 1794. Siendo muy joven aún, y ante la muerte de su padre, se trasladó a la ciudad de Santa Fe, quedando bajo la protección y cuidado de su hermano José Francisco. Luego de sus primeras letras en la escuela de D. Francisco Ortiz, y las clases de Gramática Latina en el Convento de La Merced, se lo envió a estudiar al Colegio de Loreto, de la ciudad de Córdoba. Allí en la Docta completó los cursos de Filosofía y de Derecho Civil, aunque no alcanzó a recibir los grados.
El año 1818 habría de marcar el comienzo de la actividad pública del joven Leiva. A su regreso a Santa Fe, a comienzos de dicho año, fue designado Fiscal General. Pero la "presentación en sociedad" tendría lugar el día 15 de julio, cuando algunos cabildantes intrigaban para deponer al Gobernador Mariano Vera. Fue entonces que, relata Diez de Andino, "hablando don Manuel Leiva a favor de la ciudad dijo al Cabildo y en voz alta: 'Que si el pueblo tenía motivos para despojarlo del empleo a Vera, cómo no se le llamaba para hacerle cargos a vista del pueblo, pues él lo había elegido…'".
"Así llegó Leiva a los umbrales de la vida pública, con sana responsabilidad en los derechos del pueblo, largo camino empezado una fría mañana de julio de 1818 que va a terminar sesenta y un años después". Alternando con el comercio, Leiva es designado Alguacil Mayor interino y Defensor de Pobres y Menores más tarde, hasta llegar a diputado y presidente de la Junta de Representantes.
En el año 1824 se traslada a la ciudad de Paraná, donde desempeña cargos de importancia. Por el año 1826 incursiona también en el periodismo (escribe en El Grito Entrerriano). Lo encontramos de vuelta en Santa Fe, en donde es designado Secretario de la "Representación Nacional" en 1829 y dos años después, como representante de la Provincia de Corrientes, lograr la adhesión de esa Provincia al Tratado firmado el día 4 de enero, y quedando incorporado inmediatamente a la Comisión Representativa creada por aquel instrumento legislativo.
En sesión del 22 de febrero de 1832, Leiva presenta la moción para que se invite a los demás gobiernos provinciales a adherir al Pacto, a la vez que a enviar sus diputados para alcanzar la reunión de un "congreso federativo". Esa moción, más las misivas enviadas a don José de Oro, de San Juan, y a don Tadeo Acuña, de Catamarca, habrían de "cavarle la fosa" ante los ojos de Facundo Quiroga y de Juan Manuel de Rosas (a la sazón gobernadores de La Rioja y Buenos Aires, respectivamente).
Las críticas y acusaciones de estos últimos no se hicieron esperar: "otros que como Usted tengan particular interés en hacer de los pueblos el juguete de sus ridículas maquinaciones" (Quiroga); "la conducta del diputado de Corrientes constituye un delito atroz…" (Rosas). Quedaba de manifiesto la férrea oposición a cualquier intento de organización constitucional, bajo el argumento de que "no eran tiempos para cuadernitos…". Con el retiro del representante por Buenos Aires, la Comisión Representativa tuvo su golpe de muerte, frustrándose así un nuevo intento de organización nacional.
En los años sucesivos ocupará distintos cargos de importancia, tanto en nuestra Provincia, como así también en las de Corrientes y Entre Ríos, siendo además redactor de los periódicos Pueblo Libertador, El Nacional Correntino, La Revolución y El Pacificador.
Sufrió las amarguras del destierro en varias ocasiones, viéndose obligado a huir al Paraguay y a la Banda Oriental. De su último destierro fue convocado por el General Justo José de Urquiza, gobernador de la Provincia de Entre Ríos, para que colabore en su gestión gubernativa. "…algunas semanas después, (relata Antonio Cuyas y Sampere) llegó también el doctor Dn. Manuel Leiva; ambos señores (Leiva y Juan Francisco Seguí) imprimieron un carácter más formal y más digno a los actos políticos de aquella administración"
Después de Caseros, Leiva fue designado ministro de Gobierno por el flamante gobernador de Santa Fe, don Domingo Crespo.
Siendo representante por Santa Fe en la reunión llevada a cabo en la villa de San Nicolás de los Arroyos, le cupo el honor de ser el redactor del proyecto de tratado que habría de firmarse el 31 de mayo de 1851 y pasaría a la historia con el nombre de "Acuerdo de San Nicolás".
Elegido diputado por sus comprovincianos, representó dignamente a su provincia en el Congreso Constituyente de 1853, "hizo honor a su causa y a su prestigio personal, alcanzando el respeto y admiración de sus compañeros de tarea y de sus contemporáneos" nos dice José María Zuviría, Secretario del Congreso, en su obra "Los Constituyentes de 1853".
En el Congreso desempeñó la función de vicepresidente, e integró la Comisión de Negocios Constitucionales. José María Rosa lo califica como "espíritu serio, el más serio del Congreso, Leiva formó en el grupo de ancianos (Zuviría, Ferré, Colodrero y los padres Pérez y Centeno)."
Según conceptos de Zuviría, Manuel Leiva era un "protocolo vivo", dado su conocimiento y memoria de tantos sucesos fundamentales en el camino recorrido en la consecución de una Constitución. Algunas de sus intervenciones más destacadas tuvieron que ver con la discusión del artículo segundo del proyecto, relativo a la "cuestión religiosa".
Finalmente, el 1° de mayo de 1853 pudo ver coronados sus esfuerzos de tantos años: el "Pregonero de la Constitución" pudo ver concretado su anhelo de años, y que tantos desvelos le ocasionara.
Don Manuel Leiva siguió actuando públicamente, luego de clausurado el Congreso Constituyente: fue senador nacional por Santa Fe y por Entre Ríos, ministro de Gobierno de Entre Ríos, Agente Fiscal, entre otros.
Una mañana de agosto del año 1879, viviendo en Paraná, don Manuel se dirigía a casa de su hija, doña Ángela Leiva de Crespo, para luego visitar de regreso a don Antonio Crespo, que a la sazón guardaba cama por sus achaques de viejo. Iba don Manuel con su paso tardo y su bastón en la diestra cuando un buen vecino le informó que su amigo don Antonio había muerto. El golpe fue terrible. Sufrió un ataque cuya inmediata consecuencia, una hemiplejia, lo postró en cama para no levantarse más. Murió en la noche del 28 de agosto de 1879 cuando contaba 82 años. Sus restos descansan en el cementerio de Paraná, muy próximos al sitio donde reposa don Antonio Crespo, su amigo.
Con sobrada autoridad y justicia Don Manuel Leiva pudo repetir estas palabras, (que ya había pronunciado en el año 1832): "Lo que hemos hecho ha sido trabajar porque se constituya y organice la Nación".
(*) Contenidos producidos para El Litoral desde la Junta Provincial de Estudios Históricos y de la Asociación Museo y Parque de la Constitución Nacional.