Por Néstor Vittori
Por Néstor Vittori
Escribir desde El Litoral, en circunstancias de recibir el homenaje en el año de su centenario por parte de los organizadores de la Maratón Acuática del Río Coronda en su edición de 2018, es una convocatoria insoslayable, por pertenecer al diario, por haber sido gerente general de LT 9 por 27 años, y por haber participado activamente de su organización en períodos pasados.
La memoria guarda recuerdos desconocidos para muchas personas y también olvidos imperdonables, pero no me voy a circunscribir a un relato de lo acontecido cronológicamente, sino a mi particular percepción, del acontecimiento deportivo más genuino y único de nuestra región. Acontecimiento construido a partir de una confluencia virtuosa de factores que nos identifican.
En primer lugar, la nostalgia por la concluida trayectoria de don Pedro Candioti, un gigante capaz de proezas imposibles para la mayoría de los santafesinos, que identificó a nuestra región con sus logros y nos llenó de sano orgullo.
La herencia se revivió, con la llegada de un joven porteño que se radicó en Santa Fe luego de la muerte de su padre, para atender el campo de la familia junto con su hermano.
Carlos Larriera, que por aquella época, finales de los 50, había optado deportivamente por las aguas abiertas y comenzado a participar internacionalmente en carreras como la Capri-Nápoles, Alejandría, Atlantic City, Lago San Juan entre otras, había comenzado a entrenarse en nuestros ríos cercanos, progresando en ello con tiradas largas por el río Coronda. Todavía recuerdo verlo a Carlos nadando a contracorriente en la sombra del Puente Colgante, para no flecharse la espalda en sus horas de entrenamiento.
La evolución de una proeza
A instancia de Pedro Galmez, decidió tentar un raid entre Santa Fe y Coronda del cual primero Candioti y luego Galmez habían sido protagonistas, cubriendo el recorrido en un tiempo récord de 7 horas 10 minutos de nado continuo estilo crawl, que fue una novedad para la época.
Las características del recorrido, con muchas opciones para el público; el impulso entusiasta del “zorro” Dermidio Cabral López, sumado al entusiasmo de algunos corondinos amantes del río, maduraron el proyecto de realizar una carrera de natación de largo aliento, como la que ya para esa época se realizaba entre Miramar y Mar del Plata.
La participación de Larriera en la organización fue determinante, porque invitó y consiguió que vinieran nadadores con los que compartía el itinerario internacional.
Así el 22 de enero de 1961 se largó desde la rampa de los botes de Regatas, la primera maratón del río Coronda con ocho competidores: Larriera, Syder Guiscardo, Jorge Mezzadra, Pablo Gutiérrez Massa, Ernesto Picos, Manuel Garay, Horacio Barbich y Dermidio Cabral López.
A partir del notable éxito de público, que acompañó a los nadadores en todo el recorrido, comenzó a construirse la imagen de un evento popular en el que convergían lo deportivo y la oportunidad para la familia de compartir una jornada de esparcimiento junto al río, lo que motivó una fuerte concurrencia de público.
Otro de los factores virtuosos fue el comienzo de una competencia entre periodistas y emisiones de las dos radios locales, LT 9 y LT 10, esta última con una importante participación de periodistas de El Litoral, como Armando Lombardi, Cacho Roteta, Pedro Eusebio, Enrique Miguel Cruz, entre otros, que determinaron una rivalidad y una carrera aparte entre las trasmisiones, que ya desde 1962 empezaron a cubrir todo el tiempo de la carrera, mejorando año a año su desempeño, abriendo y contagiando las expectativas regionales hacia la maratón.
Esas transmisiones tuvieron su tragedia con la muerte de Jaime Víctor Tepper durante la edición de 1964, quien resultó electrocutado cuando la antena del equipo trasmisor embarcado, tocó un cable de alta tensión metros abajo del puente a Santo Tomé, en momentos en que estaba trasmitiendo.
Luego de su triunfo en la primera edición, Carlos procuró internacionalizar la participación para la carrera de 1962, invitando a la danesa Greta Anderson, que había protagonizado el doble cruce del Canal de la Mancha, a quien acompañó Helgue Jensen también oriundo de Dinamarca. Tentó también al “holandés volador” Herman Willense que lamentablemente no pudo venir ese año, pero sí lo haría al año siguiente ganando la tercera edición.
Se sucedieron figuras legendarias de la natación mundial, como el “cocodrilo del Nilo” Abdel Latif Abu Heif ganador de la cuarta; de Giulio Travaglio, italiano, ganador de la sexta; consolidando una mayor participación internacional año a año.
El año 1964 fue de transición entre la etapa romántica, de nadadores que intermediaron entre el raid y la carrera de largo aliento, que a partir de 1965, con Horacio Iglesias, comienza a ser una carrera de velocistas que se le animaron al río o al mar. Aquí empieza a cambiar el objetivo primario de llegar luego de un gran esfuerzo y poder exhibirlo como logro, por el de ganar la carrera y el premio.
Pero reitero, no voy a hacer la cronología ni la valoración deportiva de la maratón, sus interrupciones y sus nuevos comienzos, pero sí señalar que su gran fortaleza residió en el éxito de público que la acompañó en todas sus ediciones, al cual contribuyeron de manera determinante la competencia entre los medios de difusión de Santa Fe, no solamente en la trasmisión y el relato de la carrera, sino en toda su preparación previa, tarea ésta que recayó en gran medida sobre El Litoral, que a través de sus páginas, fue graduando las expectativas informando sobre los compromisos de concurrencia de nadadores, sobre todo en los primeros tiempos y luego de cada período de interrupción, consagrando en ciertos períodos, secciones fijas dentro de deportes, con información y comentarios que arrimaban un clima propicio a las expectativas del público.
La crisis de financiamiento producida luego de 1976, determinó el ingreso por tres años seguidos, 1977, 78 y 79 de LT 9 en la organización de la prueba, en sociedad con la Amarc y con la estrecha colaboración de El Litoral, que aportó fuentes de recursos a través de espacios publicitarios comercializados por la organización y la edición de inserts con tal fin, los que se han mantenido a través del tiempo apoyando de la nueva forma de organización que surgió luego de 1987 con el esfuerzo y la responsabilidad combinada de Jorge Degano y Marcelo Miccoci, que dieron sustento comercial estable a la organización, aprovechando el buen período de Diego Degano como nadador mundial, y la rivalidad local con Fernando Fleitas, que posibilitó la consolidación del período más largo de continuidad de la carrera.
Tras la temprana muerte de Jorge Degano -todavía significa un luto para la gestión-, fue reemplazado por su hermano Diego luego de su retiro, acompañado durante algunos años por Marcelo Miccoci en la tarea.
A la hora de los agradecimientos y ratificación de apoyo, en nombre de El Litoral, no puedo dejar de recordar, a mi querido amigo, socio y ladero en todos los menesteres vinculados con la maratón, Riobó Caputto, quien siempre comprendió y apoyó el compromiso con este único y querido evento regional, que retrata nuestra identidad ribereña.