La aventura cotidiana de vivir en nuestra Argentina nos da la sensación de que hay problemas y necesidades que sobresalen y son prioritarias, mientras dejamos de prestar atención a otras cuestiones tanto o más importantes, por ejemplo educación y salud. Estas dos cuestiones son básicas mirando a futuro y hoy no nos dejan ser optimistas al observar las enormes deficiencias actuales. No hay desarrollo y bienestar sin privilegiar la educación y la salud.
El tema salud es muy grave y tenemos años de deterioro, determinado por la sumatoria de muchas causas. Se publicita como un gran logro de la gestión de gobierno la inauguración de algún hospital, que es cierto, se han construido, pero en la práctica son solo cáscaras que prestan una muy limitada atención. Carencias de aparatología en general, de herramientas sanitarias, pero fundamentalmente faltan médicos, bioquímicos, etc. Esa es hoy la principal falencia.
En la inmensa mayoría de los hospitales del interior provincial faltan especialistas: pediatras, clínicos, traumatólogos, cirujanos, oncólogos, cardiólogos, odontólogos, bioquímicos, etc., etc. ¿Cuántos meses deberán esperar por la reparación de un simple equipo de Rayos X o por algún insumo de mediana importancia? Los hospitales de alta complejidad que existen en las grandes ciudades están saturados por recibir pacientes que no pueden ser atendidos en otros hospitales por las grandes carencias que tienen, y que además de la sobredemanda también tienen sus déficits y no están en condiciones de atender y solucionar convenientemente los problemas planteados.
Los jóvenes estudian, se reciben muchos año tras año, sin embargo, faltan en los lugares de atención. Hoy no les interesa inscribirse en una residencia, hacer una especialidad, fundamentalmente por los salarios que les ofrecen y por el régimen de la capacitación. Están muy mal pagos los médicos de la salud pública. Hoy están mirando afuera, averiguando las condiciones y trámites para salir del país e ir a trabajar a algún lugar donde le garanticen no solo un salario digno sino además la posibilidad de desarrollo profesional y poder construir un futuro mejor, normal, trabajando, con posibilidades de progreso. Como fue la Argentina años atrás.
La situación general del país, el empobrecimiento de la población que deja de pagar una prepaga sumado a los problemas de las Obras Sociales, hizo que las demandas de los servicios de la salud pública se incrementaran muchísimo. Con la misma infraestructura y con escases de médicos es inevitable las esperas prolongadas, turnos lejanos en el tiempo, cirugías reprogramadas, las mayores protestas de enfermos y familiares llegando incluso en no pocos casos a la agresión física de los médicos y personal hospitalario, sobre todo en las salas de guardias o urgencias.
Alrededor del 40% de los argentinos son pobres, es altísimo el índice de desnutrición y el porcentaje de mortalidad infantil es muy preocupante en algunas regiones. El 40% de los trabajadores está en la economía informal, por lo tanto, no tienen ningún tipo de cobertura de salud. La pobreza genera enfermedad y la enfermedad crónica o no solucionada lleva a la pobreza. Si a esto le sumamos la grave crisis de la educación, nuestro futuro como país, es crítico. ¿Qué dicen los candidatos sobre estas cuestiones? Posiblemente no tengan respuestas ni proyectos creíbles para solucionar esta lamentable realidad y mucho menos impedir que nuestros jóvenes profesionales quieran irse el país.