Leandro González (*) y Lucas Simoniello (**)
Leandro González (*) y Lucas Simoniello (**)
El célebre Premio Nobel de Literatura José Saramago acuñó en 2005 una frase que nos ha movilizado en distintas etapas de nuestra vida: "Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia".
El 29 de abril de 2003 ocurrió en Santa Fe uno de los más trágicos eventos que signaron la historia reciente de nuestra comunidad y que, a muchos de nosotros, nos marcó en términos generacionales. Una verdadera tragedia evitable que, como suele suceder, hizo aflorar lo peor y lo mejor del ser humano. Entre lo peor, fuimos testigos de las consecuencias de la ausencia e inacción del Estado y pudimos comprobar que ese dicho de "la corrupción mata" no es un mero eslogan electoralista. Entre lo mejor, producto de la ausencia vimos aflorar como un instinto colectivo la enorme solidaridad de los vecinos y la capacidad de resiliencia que nos caracteriza a los santafesinos; nos caemos y nos levantamos con más fuerza.
Somos una ciudad con memoria, que sigue exigiendo justicia. Todos sabemos bien quiénes fueron los responsables de lo que pasó, pero no sirve concentrarse sólo en nombres - que por cierto aún deben rendir cuentas porque la causa a 18 años no está cerrada- sino en las políticas y formas de gobernar que generaron desidia y posibilitaron los hechos trágicos del 2003. Tenemos siempre que estar atentos, para que no vuelvan a reiterarse gestiones de gobierno que lleven al mismo lugar de drama y desolación.
Hoy, aunque la ciudad esté más preparada en la gestión del riesgo hídrico, la inundación del 2003 no puede pasar desapercibida. Esos trágicos días que significaron la destrucción de cientos de hogares, deben ser un compromiso cotidiano de trabajo, especialmente para los que tenemos responsabilidades políticas, en diferentes niveles.
Creemos indispensable hacer memoria histórica, porque con ella no sólo podremos evitar que se repitan los hechos y conductas que produjeron que un tercio de la ciudad se inundara, que el agua se llevara la vida (de manera directa e indirecta) de 158 personas, que alcanzara a 27.400 viviendas y que más de 130 mil vecinos sufrieran incontables pérdidas, sino que podremos trabajar por el futuro de Santa Fe con la guía de las enseñanzas del pasado.
La ciudad que tuvimos y la ciudad por la que trabajamos
Santa Fe no escapa a la problemática que representan para las ciudades del mundo los impactos a nuestro ambiente, asociados al fenómeno del cambio climático. Nuestra ciudad se ha expandido, su fisonomía y el avance de los procesos de urbanización hacia el norte hacen indispensable la planificación para seguir creciendo de manera ordenada, disminuir el riesgo hídrico y mitigar la vulnerabilidad. Por eso, si queremos una ciudad próspera y pujante, no podemos dejar de prestarle atención a lo que ocurre en su estructura.
En este contexto, como desde hace años, insistimos en la necesidad de seguir ejecutando los desagües troncales y aquellos secundarios que son imprescindibles y que tienen un antecedente de avances en las anteriores gestiones del Frente Progresista, con fondos de los Estados local, provincial y nacional; y que continúan en la actual gestión de gobierno municipal.
Esto demanda, además, trabajar en el diseño de un Sistema de Gestión y Mitigación de Riesgos para la ciudad de Santa Fe, que modernice el actual Plan Director de Desagües Pluviales, e incorpore a él los tanto los retardadores públicos domiciliarios y los retardadores Públicos existentes como aquellos que deberían crearse. También debemos fortalecer otras medidas que hacen a la infraestructura verde y a los sistemas de alerta y monitoreo.
Elegimos trabajar en un espacio político, en el marco del Frente Progresista Cívico y Social, que desde las sucesivas gestiones provinciales ha avanzado mucho en estudiar y proponer las obras necesarias para la mitigación del riesgo hídrico, y con un equipo local que prioriza una tarea seria y comprometida para aportar proyectos y planificación en la ciudad.
Hace casi dos décadas estábamos atravesando una de las peores crisis que nos tocó vivir como sociedad. Allí entendimos que no sólo nos afectaba individualmente, a nuestras familias, amigos o a nuestros seres queridos. La crisis nos marcó a todos como sociedad, como comunidad. Hoy estamos atravesando una nueva crisis, una de escala global, una que requiere del esfuerzo y la solidaridad todos y todas para superarla. Los santafesinos sabemos de esto; sabemos que trabajando juntos, con solidaridad y espíritu de colaboración, se logra superar las crisis.
Así las cosas, estamos convencidos de que la única manera en la que podremos evitar una tragedia como la que vivimos en la ciudad aquel 2003, a la vez que enfrentar las nuevas crisis como la vinculada a la pandemia global, es el trabajar incansablemente por una ciudad para todos: una Santa Fe integrada, inclusiva, con servicios públicos de calidad, con vivienda digna y oportunidades de vida, con espacios verdes públicos accesibles y de calidad para todas las familias, una ciudad sostenible y particularmente con un sistema de gestión del riesgo hídrico que contribuya a mitigar la vulnerabilidad a la que estamos expuestos no sólo por nuestra localización geográfica sino también por el cambio climático.
Parafraseando a Saramago, en este 29 de abril y cada día, nuestra tarea es recuperar, mantener y transmitir la memoria, sobre todo, para no caer en la indiferencia en relación no sólo a las deudas pendientes sino también a los desafíos que nos plantea para el futuro de la ciudad.
(*) Presidente del Concejo Municipal de Santa Fe. Lic. en Comunicación Social.
(**) Concejal por el FPCyS. Abogado.