El filósofo libanés, Nassim Nicholas Taleb, utilizó la analogía de "El Cisne Negro" para obtener una matriz del comportamiento humano ante el "Impacto de lo Altamente Improbable". La duda de lo que podía probar ese "imprevisto" se ve en la crisis ética institucional provincial que es lo más parecido a un "autogolpe" de una fuerza política que esperó 12 años para volver al gobierno y deshonra los cargos y la voluntad popular.
A escasos meses del triste fallecimiento de uno de los mejores gobernadores de la provincia de Santa Fe, Miguel Lifschitz, comprueba la función de los líderes como diques de contención. Desapareció, con el ex Gobernador, una voz que podía dejar en evidencia la neurótica interna por el Poder que, dicho y sea de paso, ya se tiene. En este "Lago de los Cisnes" el único Cisne Blanco ya no está.
El fallecimiento de Miguel Lifschitz, colmó de vacíos el mapa electoral provincial y de pronto, por efecto dominó, las figuras que se sentían minusválidas por el destino, casi escrito, del ex gobernador como principal candidato de las elecciones a senadores 2021 y a gobernador 2023, disparó las ilusiones y los encendió ante la posibilidad de llegar a la Casa Gris. Además, esta inesperada partida sin anuncios, comprometió la gobernabilidad de Omar Perotti al punto debió salir a copar la movida interna institucional.
Poco tardó el microclima político profesional en asimilar la ausencia del gran elector que era el único cisne blanco nadando en la incertidumbre de este inicio de década en Santa Fe. No es una cuestión ideológica, ni política, mucho menos social. Se dispararon, y anticiparon, las ambiciones políticas personales de una clase dirigente autista y en su propia frecuencia.
Agustín Rossi, Alejandra Rodenas, Pablo Javkin, José Corral, Federico Angellini y hasta algunos personajes de segunda y tercera línea se animan a "soñar"; la personal, como puede leerse en las jugadas, extrañas, de Maximiliano Pullaro, Mario Barletta, Rubén Giustiniani y hasta porque no la mediática, Amalia Granata.
Del "personalismo personalista", a los que también el vacío pudo haber llenado, apenas se mantuvieron ajenos, un tal Bonfatti, Miguel del Sel y Bielsa.
La importancia de estas elecciones, venideras, podrían explicarse con la analogía de los Juegos Olímpicos de Tokio. Importan, pero los que la juegan, lo hacen lejos de la Argentina ya contratiempo de los argentinos y sin presencia de público ni de lo público.
En un momento en que todo depende, pero ignoramos "de qué depende" la irrupción de caras y slogan repetidos, como si nada nuevo ocurriese en el mundo, es un aporte a la alienación general y es parte de un microclima, más micro que nunca.
Podría prescindirse de la ciudadanía para dirimir asuntos laborales de una clase cultural y social, pero las reglas indican un protocolo, más, a ser cumplido dentro de la institucionalidad, más no en al ámbito de las ideas y proyecto.
El "casting" dentro del peronismo
Es un tanto esquizoide la lucha, dentro del justicialismo, por hacerse de una gobernación que actualmente se detenta. La lucha de poder -en realidad de puestos de poder- es un eterno preámbulo que no culmina, nunca, de comenzar.
La figura de Lifschitz explica la extraña la vuelta de Agustín Rossi al terruño. Dos décadas de frustraciones, en su propia provincia, aunque consolidado como figura nacional relevante, Rossi, interpretó rápidamente que "jugar" sin tener que enfrentar a Lifschitz era, al menos, la posibilidad de no sufrir el bullying de la historia de quedar como un "eterno" segundo.
La jugada de Alejandra Rodenas es, aún, más personal y con el uso "desmedido de la fuerza"; sea por ambición, incapacidad o simple ";vendetta" a su jefe político.
Desmarcarse, en apenas año y medio de gestión de su propio compañero de fórmula, estira los límites de la capacidad de asombro. Todo parece tan aceptado y natural que siquiera puede categorizarse como traiciones cruzadas.
Perotti bajó el precio de la investidura gubernamental al punto de descender a pelear por ¿4 años de Senador nacional? Lo que más debería preocupar, a los orejones de este tarro es ¿Qué tan mal la ve el Gobernador como para poner energías, en nuevas candidaturas, cuando se supone que está en el lugar para el que se preparó toda su vida?
De alguna manera, Lifschitz, le cuidaba las espaldas. La retaguardia. La alternancia. Perotti, no pudo, no quiso o no supo asumir su cargo e imprimir su impronta. La pandemia es un "Cisne Negro" en aguas de incertidumbres, lo inexplicable es el mensaje a la ciudadanía de, siquiera, estar seguro de quien está al mando de un barco en medio de semejante tormenta.
La "amplitud" modulada del Frente
Con su física ausencia, "apuró" a quien fuera su compañera de vida, Clara García, a salir a encabezar lista como "primera línea" provincial. La actual diputada provincial es un cuadro político, lo suficientemente formado, como para no ir como "esposa o viuda de...", pero el terrible golpe de la partida del ex intendente de Rosario, se lleva puesto todo proceso y maduración.
Es fácil de imaginar que no será agradable, para la candidata, recorrer la provincia que caminó con su esposo. No la recibirán de la misma manera. No cuenta ni con la lapicera ni con los votos que abría puertas y sellaba alianzas. Por decirlo, suavemente, será testigo directo de las grandes miserias de la política ejercida por profesionales.
En el mismo frente, competirá con Rubén Giustiniani, otros de los que vieron abrirse el horizonte electoral, más allá de nadie puede dudar de lo que perdió con la partida de su contemporáneo socialista en términos personales.
Los NEO radicales salieron a pasear por el antikircherismo como para nacionalizar su decisión de cruzar la avenida y esperar 2023, provincial, en el medio del cantero. Y cambió, también, a Cambiemos.
Aquí también actuó, post-mortem, el vacío dejado por Lifschitz. La limitada chance de sobrevida del socialismo, como pegamento de la socialdemocracia santafesina, conmovió a figuras con alguna intención de erigirse como variante seria del liderazgo del cómico de Midachi.
Aquí la calidad de cuadros políticos en danza no es menor. José Corral, como animal de poder que huele sangre, sabe que el destino le guiñó un ojo y depende sólo de él para adueñarse del antikirchnerismo santafesino con intenciones de gobernar en 2021.
Angellini, cuenta con un aliado imponderable que es su juventud. Su vocación de poder es notable, pero también lo es su edad. Con 45 años, el rosarino, va tejiendo alianzas, pero cayó en la fácil de tratar con; o contratar a la mediática, Amalia Granata, que tiene una virtud poco valorada por los observadores, su feminismo radica en usar, de los hombres, la creencia de ser quienes se aprovechan de "la rubia".
Sea como sea, en apenas unos años, quien saltase a la fama por el supuesto affaire con un cantante pop, primero y con un futbolista, después, hoy tiene un caudal de votos conservadores que la hace irresistible a quienes "no cuentan con su astucia". Peldaño a peldaño, la rosarina interpreta el fenómeno de la dea. Con una sola idea fuerza, "salvemos las dos vidas", Amalia construyó la propia.
Valorar su capacidad es el ejercicio, inverso, de infravalorar la propia incapacidad de la dirigencia que no tiene, a la lucidez y la formación, como un bastión indispensable para, precisamente, dirigir a la sociedad.