Si algo faltaba para explicar el fenómeno Massa, fue la increíble coincidencia del cambio de ciclo de sequías, al de lluvias intensas que, en nuestra región, se inició, el domingo 22 de octubre, con una lluvia que comenzó en la madrugada del día “D”.
“La grieta se murió”
El impacto meteorológico alivió al centro del país agrícola y el fenómeno electoral calmó la incertidumbre político-institucional del establishment económico y también cultural de una sociedad que reaccionó según su instinto de preservación, animal –de manada- que la civilización de humano se traduce, en la conducta política, como el espíritu conservador que es ambidiestro.
Massa, es al kirchnerismo lo que Nestor Kirchner fue al menemismo, el propio Axel Kicillof – protagonista del voto “paranormal” en Buenos Aires- sugirió que el peronismo debía" componer una nueva canción, no una que sepamos todos", afirmando que "ya no entusiasmamos más con un discurso nostálgico": "Hay que dar un carácter de época nuevo”.
Le saltó a la yugular el kirchnerismo residual – Máximo-, pero a partir de ese día el lema de campaña fue “Con Massa tenemos con quien” culminando el proceso con un escenario enorme, el púlpito en el centro, El emocionado y con las manos juntas en plan “emoji de plegaria”. Obra de arte de la comunicación política. ¡Chapeau!
El 36,7 % de los votos de Sergio Tomás, son propios. Ni alquilados ni leasing. Propios. Cómo propia también la ingeniería que lo llevó a sumar 15 %, en 3 meses, para revertir la tendencia en base a la utilización de su karma – ser responsable de la economía estallada- en su trampolín para saltar, con efímera generosidad y zambullirse como “dador” de curitas para economías domésticas quebradas con fracturas expuestas y perdida de (todo tipo) de conocimiento.
El “plan perfecto” comenzó con el correctivo latigazo, al votante, con una devaluación que marcó la espalda de los argentinos, aún más.
“Basta, hasta acá llegaste”
Massa, el Profesional, unió inteligencia artificial y humana, durante el debate presidencial que, quizás por primera vez, tuvo alguna incidencia en el resultado electoral final y explica la formulación de la arquitectura política de los 8 años venideros.
Milei “llegó hasta ahí”, sus guarismo no se movieron cuando el ideario popular ubicó la motosierras y el insulto en la Casa Rosada.
El libertario es la Elisa Carrió de la derecha. Sube el rating de un programa de TV, genera interés con sus acusaciones y recursos retóricos, como “parlante” es genial. Por eso su lugar es el Parla-mento.
Pocos imaginan la hemorrágica verborragia del relato, disruptivo, en un puesto ejecutivo.
La motosierra es simpática hasta que te pasa cerca de los talones.
Si se votase a periodista o influencer, Milei ganaría en primera vuelta, pero se trata de elegir un constructor no un demoledor mercader de escombros.
Milei, como Massa, tuvo una performance impecable, pero desde distintas pretensiones. De su alocada peluca construyó un poder unipersonal y puso en agenda innumerables contradicciones de la democracia.
Sería un error creer que ha nacido una fuerza política nacional que integre “la casta” desde la conducción férrea de diputados y senadores propios. No es un “error” de Milei. Milei es eso y siendo “eso” es que se coló por el centro y dio un batacazo histórico impensado con un discurso tan extremo como contradictorio.
“La casta” aportó a la muerte de la vieja grieta, con el “que se vayan todos”, “el que no salta es radical”, los insultos a Francisco, Alfonsín, Perón, y el “asesina montonera” a Bullrich, su “supremacía moral, humana y ¡estética!”. El agravio lo pone en un sitial de “no retorno”. Hoy suplica ir Juntos por el Cambio para derrotar al kirchnerismo. Kirchnerismo que, a los segundos de su discurso, es declarado “pasado” y enterrado, como expresión.
Si hay Cambio no es Juntos
Macri termina siendo el “mariscal de la derrota”, sus coqueteos con Milei no lo tenían al libertario corriendo de atrás hacia el ballotage. Claro está que en el escenario de la “medalla de bronce”, no estaban los gobernadores e intendentes radicales que fueron letra de campaña de Patricia con la que pretendió mostrar ventajas comparativas con Milei.
“Juntos”, ya estaba separado y eso era visible en el mareo discursivo de una Bullrich en soledad y con un mareo discursivo que poco tiene que ver con uno de los cuadros políticos más formados de su generación, pero que no pudo con semejante presión, si algo faltaba para completar la tortura que sufrió le tiraron con un salvavidas de plomo, Melconian, que venía con carpeta incluida generada durante el gobierno de Cambiemos.
El radicalismo ya no hará de socio menor de estructuras ajenas. La neo transversalidad propuesta por Massa, no lo tendrá orgánicamente y también es algo que el naciente “massismo”, necesita para alimentar su identidad a partir de una necesaria “oposición” masticable.
Otro fenómeno “explicable” es el 6,78 % de Schiaretti- Randazzo, que fue 9 % en Santa Fe, explicado por la línea Unidos y su acuerdo con el cordobés, representada por el socialismo.
Tal como lo analizamos con el inédito triunfo de Pullaro en Santa Fe, el de Hughes – inevitablemente- se transformará en una figura nacional. Figura, cuyo éxito se encuentra atada a bajar la criminalidad en Rosario o, al menos, lograr encapsularla mediáticamente.
Su gobernabilidad está asegurada en el plano institucional local, como gobernador puede alimentar la transversalidad propuesta por Massa, a la que llamó “Unidad Nacional” y que irá hacia un “pacto de la Moncloa” inexorablemente.
Su embajador en Buenos Aires, Lousteau, puede garantizar el abastecimiento a la provincia desde el acuerdo que de “nombres” al gabinete nacional para crear el massismo que prescinda del kirchnerismo simbólica que hoy cuesta más de lo que puede aportar al tigrense.
¿Y el balotaje?
Tal como se insinuó en esta columna. Si el proceso de crecimiento de Milei no se consolidaba en primera vuelta, el ballotage difícilmente podría consagrar a un marginal con motosierra en la presidencia.
Por lo demás hay un aspecto cultural y sociológico que explica este “hasta acá llegaste” del libertario. La cultura del vacío y el vértigo tiene tiempos “cortos” de empatía, así como el ascenso meteórico del “León” es de época, lo “nuevo” deja de serlo a la misma velocidad.
El amor sintético, en la era del vacío, no es sólo el “touch and go” adolescente.
Amor que termina cuando los viejos se orinan encima o hay que sostenerlo, la fidelidad, la lealtad, para el postmodernismo supra liberal, está marcado por el compromiso con fecha de vencimiento, pero también por el exitismo.
Milei perdió, siendo su discurso basado en la competitividad. La argentinidad al palo consagró a Messi cuando levantó la copa y lo puso en duda por “eterno segundo”. La emoción, el éxito exitado y desbordado de “Peluca” hoy está bajo de batería.
¿Es resultado puesto Massa 2023-2027?
Para quien firma este análisis lo es y en los próximos días se verá que las conductas sociales difícilmente se nieguen a la continuidad de reinado.