Miércoles 29.9.2021
/Última actualización 16:20
La reciente aprobación en el Concejo Municipal del Código de Habitabilidad y del Código de Patrimonio Urbano propuestos por el intendente Emilio Jatón viene a dar respuestas a los desafíos que nos presenta la ciudad hoy. Desafíos que son múltiples, transversales a toda la comunidad y resignificados a la luz de lo que la pandemia nos deja como enseñanza. El impacto del Covid-19 en los modos de vivir la ciudad y de habitar los espacios nos obliga a repensar con nuevos enfoques la habitabilidad y a incorporar nuevas exigencias relacionadas a las expansiones de los espacios interiores y su relación con el espacio urbano.
Pensar las ciudades implica habitarlas, conocer su entramado, entender sus lógicas, reconocer sus necesidades. El escenario actual indica que el 70 por ciento de los expedientes de construcción que se tramitan en la Municipalidad (finales de obra, permisos de modificaciones) corresponden a obras de hasta 200 m2 de planta baja y un piso. Esas obras hoy comparten exigencias con obras de más de 24 pisos, lo que constituye un despropósito desde el punto de vista jurídico legislativo.
Al ordenar esas obras en distintas categorías, el nuevo código facilita la concreción de trámites para aquellos ciudadanos que estén incluidos en ese 70 por ciento. Esto apunta a descomprimir la situación actual, tanto para el Estado municipal como para quienes deben realizar esas gestiones. Proyectar y construir forma parte de los sueños de muchos santafesinos y santafesinas: un Estado que acompaña esos sueños es un Estado que facilita y resuelve de manera ágil las cuestiones técnico-administrativas.
La ordenanza crea una Comisión Municipal de Habitabilidad que da participación a los distintos actores que intervienen en escena: la Municipalidad, el Concejo, la Comisión Asesora Municipal de Discapacidad, la Dirección de Mujeres y Disidencias de la Municipalidad, la UNL, la Universidad Católica, la Tecnológica, el Colegio de Arquitectos, el Colegio de Profesionales de la Ingeniería Civil, el Colegio de Maestros Mayores de Obra, la Cámara Argentina de la Construcción y los Bomberos Zapadores.
Una vez más, la impronta es construir escuchando todas las voces, lo que constituye un sello distintivo de esta gestión.
El nuevo código se propone en sus objetivos "respetar el entorno urbano, su patrimonio arquitectónico y ambiental; construir una ciudad accesible para todas las personas; tener espacios estructuralmente estables y seguros; minimizar el impacto ambiental y respetar los principios de eficiencia constructiva, eficiencia energética, uso racional del agua, minimización del uso de materiales de construcción que contaminen el ambiente".
En el mismo sentido, el Código de Patrimonio Urbano viene a proponer nuevos modos de abordar el concepto de patrimonio, ampliando los criterios respecto de qué bienes son considerados patrimoniales y cuáles no. Aquí también se propone el trabajo articulado en una Comisión en la que participan miembros del ejecutivo, concejales, la UNL, la Universidad Católica, la Tecnológica, el Colegio de Arquitectos y la Junta Provincial de Estudios Históricos.
Hoy la ciudad demanda una nueva mirada y en eso el compromiso es fundamentalmente del Estado, pero también de las instituciones intermedias y de la ciudadanía en general, que son quienes marcan el pulso de la cotidianeidad.
Los nuevos materiales de construcción, los conceptos como sustentabilidad, inclusión y cuidado del ambiente; la dinamización de mecanismos para que los ciudadanos puedan cumplir con la normativa vigente; la incorporación de nuevos bienes al acervo patrimonial de la ciudad: son plataformas sobre las cuales estamos construyendo la ciudad de todos. Se trata de asumir la oportunidad que nos brinda esta época como un cambio de paradigma que nos interpela y nos convoca como comunidad.
(*) Concejala, Frente Progresista Cívico y Social