Raúl Eduardo Lien
Raúl Eduardo Lien
Todavía hay 137 rehenes en Gaza; 114 fueron reintegrados; 1.200 asesinados el 7de octubre; 200.000 desplazados internos con todas las consecuencias y 400.000 reservistas movilizados. También miles de voluntarios en actividades de apoyo, que van desde donaciones económicas al apoyo a las producciones agropecuarias en las zonas que hoy son zonas militares. Hay que cosechar y plantar; cuidar la producción láctea y la avícola, además de otras tareas. Esto sucede en todo el límite norte y en los 40 kilómetros limítrofes con Gaza.
Los ciudadanos que trabajan voluntariamente están bajo fuego. Sucede que repetidas veces, la única forma de protegerse es arrojándose al suelo, ya que no hay refugios en todos lados. Llevamos más de dos meses de guerra urbana muy compleja, con soldados que mueren todos los días, a un promedio de edad entre los 20 y 30 años. Por supuesto también mueren mayores, lo que significa destrucción de familias ya constituidas; profesionales, empresarios, veteranos de guerras anteriores.
Enterraron ayer al hijo de uno de los generales que forma parte del gobierno de crisis constituido después del 7 de octubre, edad 25 años. Y hoy al sobrino. Ese es el costo que se está pagando día a día. Imaginen a un padre, el general veterano de muchas batallas, dando un discurso sobre la tumba abierta de su hijo. Desgarrador. En el kibutz Beeri, de 300 habitantes, secuestraron a 100 personas (entiéndase: niños solos, adultos, ancianos, etc).
El gobierno ha instalado una exposición de todo lo que quedó abandonado luego del ataque al concierto por la paz llamado "Nova", en donde asesinaron a más de trescientas personas para colaborar con las familias en la recuperación de pertenencias de los muertos y secuestrados. No pasa un día sin que lleguen comunicados del frente con lista de caídos en combate. Al día de hoy la lista de soldados muertos es de 100 y la lista de heridos alcanza a los 2400, teniendo en cuenta los graves amputados y leves.
Gastos del Estado hasta el día de hoy en la guerra 50.000.000.000 millones de dólares. Lo voy a escribir para que no crean que me equivoqué: cincuenta mil millones de dólares. En moneda argentina, a un dólar de 500 pesos (digamos), serían 25.000.000.000.000: 25 billones de pesos. ¿Mucho no? Bueno, a la guerra hay que pagarla. ¿Cuánto se podría haber hecho con todo ese dinero para mejorar la vida de los ciudadanos?
En el límite con el Líbano, Hezbolá bombardea permanentemente con morteros y misiles antitanques. El problema es que son imposibles de contrarrestar. Se eliminan los puntos terroristas que atacan por ahora en la zona sur del río Litani (están instalados en la zona verde contra todas las resoluciones firmadas con las Naciones Unidas). Otras cifras todavía están por escribirse: son los días de la prolongación del conflicto; la lista futura de muertos; los daños económicos; las heridas en el alma. Lo que no se puede escribir en cifras pero se sufre y se percibe bajo la piel, son los infinitos efectos no deseados en el sentir de todos los involucrados.
(*) Profesor de Educación Física santafesino, vive en Israel desde 2002.
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