Por Emilio Grande (h)
La misa será a las 20 frente a la Catedral San Rafael. "Para mí fue una sorpresa esta designación del Papa", confesó el flamante titular de la diócesis rafaelina, quien tiene el humor cordobés. Previo a la asunción, se daría una vuelta por nuestra ciudad. La despedida del administrador diocesano Luis Fernández será el 9 de diciembre.
Por Emilio Grande (h)
El 11 de noviembre último, el papa Francisco nombró al auxiliar de la arquidiócesis de Córdoba, Pedro Javier Torres, como nuevo obispo de la diócesis de Rafaela, quien asumirá el martes 20 de diciembre frente a la Catedral San Rafael, estando previsto que a las 19 se inicien los gestos de asunción y a las 20 la misa. Y luego habrá una cena con tarjeta en el Colegio San José. Seguramente asistirán obispos de distintos lugares, especialmente de Córdoba y de la región Litoral, como así también autoridades locales y provinciales.
El flamante séptimo obispo diocesano reemplazará al actual administrador diocesano Luis Fernández (presentó la renuncia al cumplir 75 años el 26 de octubre de 2021), a quien se le hará la despedida el viernes 9 de diciembre, a las 20, con una misa en la Catedral y luego una cena a la canasta en la parroquia Sagrado Corazón.
"Está confirmado que el día 20 de diciembre, a las 20 horas, será misa frente a la Catedral, si el clima lo permite. Ese día a la mañana voy a tener saludos con algunos sectores sociales y referentes de la comunicación; a la tarde lo más formal porque hay que firmar las actas y hacer el juramento. Hubiera preferido que sea un domingo para facilitar la participación de la gente, pero el 18 de diciembre es la final del mundial y el siguiente es Navidad; el día 20 es la fecha que la liturgia mira a María en el camino del Adviento y quiero tomarme de su mano", expresó Torres en el programa "Sábado 100" por radio El Espectador (FM 100,1) de Rafaela, conducido por quien firma esta entrevista.
- ¿Será una Navidad especial para vos?
- Casi con dolores de parto, yo estoy tranquilo pero acá veo algunos con nerviosismo porque dejo varias tareas y no saben de qué manera agarrarlas; estamos en un momento de transición de lo que se deja y aprender a caminar con tonada santafesina.
- ¿Te darás una vuelta por la Diócesis previo a la asunción?
- Voy a intentar porque mi agenda está un poquito estallada (risas), tenía organizado confirmaciones, novenas y otros compromisos asumidos, pero los estoy desarmando; de hecho, la semana que viene me voy a unos ejercicios espirituales con unos 45 sacerdotes de la arquidiócesis (de Córdoba), vamos a hacerlo porque lo primero pasa por la oración. El intento será hacer una visita para encontrarme con quienes están organizando el aterrizaje y, además, hay que ver si los partidos del mundial lo permiten y me atiendan; ahora te mandan el horario hasta en árabe (risas).
- ¿Te sorprendió esta designación?
- Ciertamente, para mí fue una sorpresa esta designación del Papa; en los últimos años Francisco había elegido sacerdotes de la región, como fueron los casos de Tucumán y en algunos lugares de Buenos Aires. No me lo esperaba porque he trabajado todos estos años en la región pastoral centro, aunque somos vecinos hay una diversidad no solo de provincias sino de caminos eclesiales.
- ¿Qué conocés de la diócesis de Rafaela sin olvidar que tienes sacerdotes amigos y visitas a nuestra zona en varias oportunidades?
- Tengo amigos sacerdotes de Rafaela porque vinieron a estudiar a Córdoba y se vincularon, en algunos casos ya vivieron su pascua como Enrique Engler. Fui formador y docente en el seminario y he conocido a varias generaciones de sacerdotes que se formaron. Fui varias veces a las ordenaciones a San Guillermo, Sunchales, Rafaela; en marzo de este año estuve en la inauguración del espacio interreligioso en Sunchales. Siempre con un cariño grande a la gente de Rafaela, pero nunca pensé que me iba tocar acompañarlos como sucesor de los apóstoles y pastor.
- ¿Conocés bastante el territorio diocesano?
- Cuando Luis Cecchi (párroco de Fátima) estaba en la parroquia de Tostado y atendía Villa Minetti, tuve contactos pero no conozco esa zona; quiero conocer, pero soy consciente que si bien residiré en la ciudad de Rafaela porque está la Catedral y la sede diocesana, me toca acompañar desde Gato Colorado hasta Frontera por marcar una línea que abraza a todos.
- Hay diferencias heterogéneas culturales, económicas, sociales, ¿Cuáles son los objetivos pastorales para la diócesis de Rafaela?
- Mi primer objetivo es sumarme a un camino diocesano, los he acompañado desde lejos, pero las asambleas diocesanas son una tradición en la Iglesia de Rafaela; hace más de un año hicieron el discernimiento de objetivos y prioridades para estos años, quiero aportar ahí con mi experiencia y lo que el Espíritu vaya suscitando. Hubo obispos que han dejado una huella muy linda: Zazpe, Brasca, Casaretto, Romero, Franzini, aprendiendo de lo que hicieron ellos. Y Fernández es un hombre que me ha hecho mucho bien por su bondad, hace 9 años que está ahí y es la misma cantidad de años que soy obispo; hemos compartido tareas en la Conferencia Episcopal, siempre con mucho respeto y valoración por su experiencia y su sabiduría.
- Serás el séptimo obispo y el primero del interior del país, porque Brasca fue de Rafaela y los restantes todos de Buenos Aires.
- Van a tener otra tonada, la cordobesa (risas), lo llevamos en el alma hasta sin darnos cuenta, a veces vamos viendo con alegría y humor muchas cosas; creo que a los argentinos nos ha hecho mucho bien para vivir ciertas dificultades, un modo de resiliencia, dirían los psicólogos.
- En este contexto argentino de tantos problemas institucionales, políticos y económicos, ¿Cómo evangelizar llevando la palabra de Jesús a distintos ambientes sociales complejos por la inseguridad, inflación, problemas laborales?
- En la historia de la salvación hubo momentos muy difíciles, sin embargo uno se da cuenta lo que es fundamental y lo que es accidental. De hecho en la época de la pandemia hablamos de lo esencial; bueno lo esencial es no perder el rumbo del alma, del bien y no cansarse porque hay épocas donde uno puede cosechar y otras tiene que sembrar con mucha fatiga. Este momento es para recapacitar y aprender de los errores de la historia, volver a sembrar para tener una Argentina con otro tono; hay un cambio cultural que golpea a todo el mundo, pero nuestro país con su estilo particular y fragilidades propias.
- ¿En qué consiste tu trabajo en organismos por la paz y ecuménicos?
- Hace unos días tuve una reunión virtual en México. Ese trabajo lo hacía desde el organismo llamado COMIPAZ (Comité Interreligioso por la Paz), somos miembros de religiones por la paz, que trabaja con 90 países desde 1970, también con referentes de la Santa Sede y del CELAM; tengo que dar un paso al costado porque la representación es desde una institución. A la vez soy el presidente de la comisión episcopal del ecumenismo, relaciones con el judaísmo, el islam y otras religiones; desde esa perspectiva seguiré sumando en lo que pueda, no ya con la intensidad que tenía hasta ahora. La paz es una palomita frágil y en este momento está más que herida por el momento de incertidumbre muy grande.