Por Ciro Panizo | Télam
Por Ciro Panizo | Télam
Según el Informe "Estado del Ambiente 2018", elaborado por la Dirección Nacional de Gestión Integral de Residuos (DNGIR) del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, en Argentina se generan 16,5 millones de toneladas de residuos por año (el 49% son orgánicos). Mediante la tecnología de la biodigestión podemos aprovecharlos, transformándolos en recursos. Esto evitaría los costos de gestión de grandes volúmenes de residuos y reduciría los impactos socioambientales negativos asociados.
La biodigestión es un proceso anaeróbico, que se realiza en ausencia de oxígeno, por medio de biodigestores o plantas de biogás. Existen distintos tipos y tamaños de biodigestores que nos permiten implementar esta técnica en hogares, oficinas, grandes empresas, industrias y hasta en municipios. Gracias a esta tecnología ese residuo que antes representaba un problema de difícil solución, o con soluciones de costos muy elevados, se convierte en un recurso valioso que nos va a permitir generar una energía útil y renovable, cerrando un circuito virtuoso y sustentable.
El biogás es utilizado a nivel domiciliario para cocinar o calefaccionar y, en otras escalas, puede ser utilizado para generar energía eléctrica, térmica o mecánica, a parte de la calorífica. Durante el proceso de biodigestión también se genera un subproducto, el "Biol". Se trata de un líquido que posee propiedades fertilizantes y se puede utilizar para una huerta urbana o hasta en producciones agrícolas a gran escala, evitando la utilización de productos químicos sintéticos y reduciendo los costos de producción.
El mundo enfrenta una problemática muy grande como consecuencia de la contaminación por la gran cantidad de residuos que generamos, que va en aumento. La buena noticia es que ya existen muchas opciones disponibles al alcance de las personas y de las empresas para disminuir el volumen de residuos que generamos y gestionar de manera correcta los residuos inevitables, dándoles un destino sustentable.
Tenemos una generación que nos viene elevando la vara. Niños que a edades cada vez más tempranas aprenden que no hay otro camino que el de ser sustentables. Esos niños son los dueños del planeta. Sin embargo, las capacidades de satisfacer las necesidades de las generaciones futuras hoy está en nuestras manos.
Evitando los residuos innecesarios, separando los reciclables y gestionando de manera correcta mediante el compostaje o la biodigestión nuestros orgánicos, ya estamos colaborando con la construcción de un mundo más sustentable.