Por Raúl S. Vinokurov
Por Raúl S. Vinokurov
Pasa el tiempo y lo vamos conociendo a Javier Milei. Con actitudes histriónicas y sobreactuaciones pretende ocupar lugares preponderantes en el escenario político nacional, fijando la agenda diaria. De esto se habla y de aquello no se habla. El tiempo transcurrido, también demostró sus esfuerzos para disimular contratiempos políticos –como ser la no aprobación del mega DNU, no lograr los necesarios aliados en el Congreso Nacional, no llegar al Acuerdo de Mayo en Córdoba, etcétera-, haciendo hincapié paralelamente en algunos logros.
¿Cuáles son esos logros? Bajar en forma paulatina la inflación, desactivar la hiperinflación, limitar la emisión de dinero, el protocolo anti piquetes, el teléfono para denunciar presiones de algunos dirigentes sociales obligando a concurrir a las marchas de protesta, reteniéndoles el dinero, por ejemplo. Todavía la oposición está dirimiendo internas, pases de facturas, críticas cada vez más abiertas al kirchnerismo, recibiendo denuncias de graves hechos de corrupción, absoluta falta de control del dinero público y la posibilidad de algunos juicios, hasta por presunto abuso sexual de un intendente en ejercicio.
La Justicia está tomando nota de algunos cambios y eso se percibe. El PRO dividido, y con fugas importantes, y los radicales manteniendo sus tradicionales diferencias. Javier Milei se amparó no pocas veces en que está respaldado por más del 50% de los votos. Esto puede ser cierto… pero también es cierto que muchos que lo votaron en realidad no votaron a Milei sino que lo hicieron en contra del peronismo-kirchnerismo, principal responsable de la situación del país que encontró el actual presidente al asumir.
Posiblemente la mitad de los votos obtenidos sean adhesión a sus propuestas, fundamentalmente en los sectores de menor edad cansados de un país que no les otorga posibilidades de progreso en todo sentido. Muchos de esos votos ya emigraron o están haciendo cola hoy en distintas embajadas pensando que lejos de Argentina podrán concretar sus sueños. La otra mitad fue voto castigo y hartazgo basados en la esperanza de un cambio saludable en todo sentido.
Muchas de las propuestas que entusiasmaban a sus votantes no se concretaron, quedaron relegadas o directamente fueron desatendidas por el presidente Milei. A la motosierra se le rompieron varios dientes, la casta todavía existe, sectores populares están pagando lo que todavía la casta no pagó. No solo existe, sino que además la tiene ocupando lugares en la función pública y un caso paradigmático es el de Daniel Scioli además de Rodolfo Barra, Marco Lavagna y otros.
Milei no ha tenido ningún reparo en provocar enfrentamientos con algunos países, con sus presidentes y funcionarios de primer nivel, mezclando temas personales con cuestiones de política internacional, recibiendo por esto muchas críticas, pero a pesar de todo mantiene una imagen favorable en la población, debido a lo ya dicho. Lo pasado y lo que se va conociendo del gobierno anterior es mucho peor y lo que se le pide a Milei es el merecido castigo por esas acciones.
Muchos analistas opinan que el líder libertario es una persona auténtica, que dice lo que piensa, sin filtros y sin importar dónde está o ante quién está, y eso es un mérito. Pero muchos también opinan que esto no es así y que esas actitudes son cuidadosamente estudiadas y no tienen nada de improvisación, como pudo serlo la presentación musical de su libro en el Luna Park, en una clara revancha contra los organizadores de la Feria del Libro de Buenos Aires.
Muy pronto se le terminará a Milei la excusa del "poco tiempo" que lleva en el gobierno. Será el momento de exigir las necesarias reformas y mejoras, y ver cuánto cumplió de lo prometido. Está demorando la aplicación de varios aumentos para que no incidan en el porcentaje mensual de inflación, pero no lo podrá hacer por mucho tiempo más,… y ahí se verá si logrará mantener la tendencia en baja de la inflación del Indec.
Mientras tanto, se mira con suma atención las implicancias que pueden trasladar a otras provincias los conflictos salariales en Misiones: Policía, Salud y Educación. El país no está bien. Y las dudosas habilidades artísticas del presidente no colaboran en mejorarlo.
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