Domingo 10.9.2023
/Última actualización 18:53
Nos escribe Franca (32 años, Gualeguay): "Hola Luciano, te escribo para contarte algo que me pasó. El otro día tuve una reunión con mi jefa y salí re enojada. Siento que ella me trató mal. Me hizo un señalamiento innecesario, sobre algo que también hacen mis compañeros. ¿Por qué a mí no me lo dejó pasar? No me vayas a decir que soy una celosa. Igual por lo que te quiero preguntar es por qué me quedé tan molesta. Incluso estoy pensando en renunciar. Lo haría ahora, si no fuera porque ya tengo pensado irme a fin de año para volver a mi ciudad de origen".
Querida Franca, muchas gracias por tu correo, que decidí retomar para hacer una pausa en las consultas sobre adolescentes y pasar a otro tema. En primer lugar, me decís que no te diga que sos celosa, pero… ¡si lo estás diciendo vos! Igualmente, el punto es cuál fue la coordenada que despertó esos celos reactivos, nos interesa mucho más la causa del problema.
Me parece interesante la situación que describís: alguien te señala algo que, por lo visto, bien podría haber evitado. En efecto, es lo que hace en otras circunstancias y con otras personas; por lo tanto, la pregunta es por qué lo hizo con vos. Te diría que, en general, cuando alguien nos subraya una tontería, una pequeñez, un detalle que podría haber pasado inadvertido, es porque nos está queriendo reprochar alguna otra cosa.
Creo que, de alguna manera, tenés una percepción de esto, porque vos misma sos la que dice que saliste "re enojada" y, además, sentís que te "trató mal". Que importante es no quedarse enganchada en lo que se siente como si este fuera un criterio de realidad. Este es el motivo por el que seleccioné, entre otros, tu correo: que me escribieras para preguntarme algo, en lugar de quedarte encerrada en tu enojo, o acusando al otro de maltrato, me pareció un legítimo pedido de ayuda, que revela las mejores ganas de hacer algo diferente.
¿Por qué te quedaste tan molesta? En principio, porque esa molestia representa la huella de una herida en tu narcisismo. El problema estaría en que vos interpretases toda la situación desde esta herida, porque terminarías victimizándote penosamente. Creo que, en lo que sigue de tu mensaje, ofrecés vos misma una respuesta: a partir de esa herida –basada en el reproche injustificado– pensaste en renunciar. He aquí la representación de un castigo. Esto es propio del narcisismo, que lleva a castigar a los demás. Y mucho más si quien se siente herido se victimiza.
La venganza narcisista es una de las reacciones más comunes, como modo de resolver conflictos en nuestra sociedad. Ahora bien, fijate que vos misma decís que no es necesario que renuncies, porque ya tenías pensado hacerlo a fin de año. De este modo, podríamos pensar que tu castigo... ¡se anticipó a la herida!
Me animaría a preguntarte: acaso, ¿tu jefa sabe que te vas a ir? Estoy casi seguro de que no. Y me atrevo a dar un paso más, para decir que pienso que si tu jefa te hizo un reproche inconsciente –a través de marcarte algo innecesario– es porque de algún modo sabe que te vas a ir y lo siente. En este punto, creo que ahora podemos pensar juntos que tu molestia no es tanto por lo que te dijo, sino porque a vos te enoja tener que irte y no lo podés resolver de otra manera, ¿tal vez por eso no lo pudiste decir antes?
Que importante es lo que estamos conversando, Franca, porque espero que pueda serte útil para que no llegues a la situación de tener que enojarte para poder irte. Creo que sí, de algún modo, ahora pudimos hacer este rodeo por la trampa del narcisismo, es para que puedas cambiar de actitud –para que puedas irte mejor.
No está bueno irse de un lugar con una actitud destructiva. A veces los conflictos no son la expresión de que está todo mal, sino del amor que no se puede vivir de manera más realista, por ejemplo, reconociendo su finitud.
Querida Franca, hemos llegado al final de tu consulta, con una idea que quisiera subrayar: muchas veces nuestros conflictos internos se vuelven tan intensos, que no los podemos tolerar y los actuamos, los proyectamos en el mundo y en las relaciones con los otros, donde usamos el narcisismo como escudo protector y justificación de nuestra defensa, principalmente vengativa.
Abrazo grande y buena suerte en tus proyectos.
(*) Para comunicarse con el autor: lutereau.unr@hotmail.com