Recuerdo la frase de Manuel Aranda, dibujante, humorista, filósofo y, por tanto, escéptico: "Ser rosarino es un chiste del destino". Manuel hizo un diseño, sobre una marca, un re diseño que le robaron todos. Sobre la marca de cigarrillos Chesterfield hizo un dibujo con "Che"… "Fiel" y el diseño conocido. El póster original es del rosarino. El robo fue mundial. Años en que "El Che" era más que una nostalgia en camisetas taiwanesJavkin, la peste, la droga y el mañanaas.
Javkin es intendente y sufre el destino de ser rosarino. Su vida nunca se sabrá si era de un modo antes de La Peste y si la intendencia sería otra. El contrafactismo es lindo en los claustros, pero lamentablemente no es sencillo gobernar diciendo "si mi abuela no se hubiese muerto…". Fernández, Perotti y Javkin gobernaron con La Peste. Javkin y Perotti gobernaron, gobiernan pese a que el final está cercano: 10 de septiembre.
Ambos llegaron sin saber que aparecería La Peste. Ambos sabían que estaba La Droga como eje de la sociedad del sur santafesino. Desmadrado el cuerpo policial y sujeta la ciudadanía a una violencia que el disparate socialista reducía a una frase verdaderamente dañina: "Se pelean entre ellos".
Fernández tampoco sabía de La Peste. De La Droga, parece, aún no se enteró cabalmente. Arrebatos de último momento no son conocimiento, apenas estertores. La Peste organizó héroes y villanos. Ginés González García, tanto sus yerros conceptuales -"es menos que el dengue", "se irá enseguida"- como sus manejos comerciales, lo convirtieron en un villano. Martorano en la provincia, como Caruana en la ciudad, fueron reconocidos por la sociedad.
En Buenos Aires, Quirós ya es candidato. Caruana fue mandado a callar por los egos ejecutivos. Martorano tiene un grado de conocimiento que sería verdaderamente una tontería egoísta no ofertarla al voto popular. Los titulares de salud ascendieron, los titulares de seguridad descendieron. Queda un fenómeno que solo la provincia de Santa Fe expone. Un encargado de la seguridad se oferta como candidato.
La seguridad, en rigor la inseguridad, la violencia urbana, el código narco y la corrupción estructural estaban cuando llegaron Perotti y Javkin. Hicieron daño de un modo diverso. Javkin tuvo La Peste y La Droga, que estaba, se quedó y creció, y recién ahora plantea lo que corresponde: soy intendente y me toca enfrentarla desde donde estoy.
Con La Peste, la ciudad (Javkin y Caruana, más el Conicet) tuvo un manejo ejemplar. Perotti tuvo La Droga, le llegó La Peste y la salud, luego de los ataques de pánico de Parola -que se volvió a sus dineros y hospitales en otro lado-, encontró en Martorano una luchadora eficaz. La Droga está ganando por goleada.
Hace años, por lo menos quince, que se sabe que en las barriadas irredentas La Droga manda (la fecha no es caprichosa, porque se corresponde con las experiencias en Río de Janeiro). Urbanizar -pavimento, luces, nomenclador urbano- sirve para que entre la ambulancia, la tanqueta, el proveedor, el transporte; que las calles tengan luminosidad y que se pueda llegar y salir, y por tanto ser parte de la ciudad. La Droga estará pero no será la dueña.
Con el socialismo La Droga era/es la dueña de barriadas irredentas, verdaderos santuarios. Lo sabía Javkin, lo sabía Perotti, lo sabía Sain, que estuvo dos años con Lifschitz/Pullaro y dos con Perotti, y ocasionó un tsunami de difícil arreglo. Tanto Perotti como Javkin llegaron a un cargo ejecutivo, que no es lo mismo que un cargo legislativo, excepto en un punto central: el voto popular.
Perotti fue intendente de Rafaela, ese fue y es su mayor pergamino. Javkin debutó en un cargo ejecutivo. El poder de quien manda tiene un objetivo, es ejecutar políticas públicas por mandato del voto popular. Elegir colaboradores idóneos, capaces de tener pensamientos diferentes y lealtad al proyecto es el eje de un equipo. Nadie elige a los sumisos si quiere gobernar, ganar el partido, trascender.
Gritos, puñetazos en la mesa, funcionarios que no tienen el cociente intelectual y la independencia de criterio no habla bien de quien manda; dice de sus miedos, paranoias cercanas de primer tipo (quiere mi puesto) y vanidades de nene caprichoso (lo van a conocer más que a mi).
Esos constituyen los primeros síntomas de la soledad del palacio. Se debe curar rápidamente quien los tuvo, tenga o pueda llegar a adquirirlos. La peor enfermedad de los políticos es el ombligo. Se debe saber que está. No nacemos de gajo. Mirarlo es tropezar. Mirarlo siempre es tremendo para el mandato recibido: es traición.
Sobre el mes de mayo, no después, Perotti y Javkin deben decidir qué hacen. Perotti no puede ser gobernador otra vez. Quizás candidato a nivel nacional. O candidato a primer diputado provincial de una lista dentro del peronismo (ojalá haya tres), o candidato a primer diputado por una lista independiente (se dice "por afuera").
En el mismo mes de mayo Javkin debe decidir si quiere buscar otra vez la intendencia de Rosario que, entre La Peste y La Droga quedó en el titubeo de quien está cómodo cuando se victimiza y muy poco claro cuándo debe liderar, pese a que así fabrique adversarios. Sería con Carolina Losada candidata a gobernadora.
Sus mejores fotos, hasta sonriente, son aquellas donde está con funcionarios a quienes puede derivar el sujeto o la excusa de la foto… y la reunión. Tal vez aprenda que es él quien debe ser el eje de las fotos y que dichas muestras gráficas son derivadas de acciones de gobierno. Eso define liderazgo o burocracia. Es la deuda contraída por Javkin.
Javkin sobre mayo puede optar por pedirle a Carolina Losada que lo acompañe (con las fotos) para una campaña hacia la interna del 16 de julio. La senadora lo habría prometido. Él sería feliz. Sonriente. Estaría en una foto con alguien más importante y conocido. Es su estado fotográfico natural pero cuidado, debe enfrentar -en ese caso- una interna con quien fuera ministro de Seguridad de Lifschitz: Maximiliano Pullaro.
Lifschitz, cuando murió, tenía más del 60% de intención de voto. No es el caso del ministro que firmó, junto al dirigente fallecido, el nombramiento de Sain. Es, sin embargo, el candidato que dice "el radicalismo me acompaña". Ya se sabe, los radicales nunca o casi nunca están todos juntos.
La Peste no se fue pero se controla. La Droga no se fue y no se controla. Tal vez sea necesario repetir: Perotti y Javkin sabían que existía y que atravesaba la sociedad. Tienen años de militancia. La sociedad reclama, todavía reclama, de ambos, el verdadero enojo que tiene su origen en una deuda de la democracia.
Desde 1983 los votos deciden quien delibera y gobierna en nuestro nombre. Pocos y espasmódicos los reproches por una Justicia Federal que no debe intervenir como un exabrupto sino estar, desde 1983, ocupándose de lo suyo: los delitos federales. A cada persona que desde mayo próximo se sepa que es pre candidato para las internas del 16 de julio, se le debería preguntar: ¿Qué hiciste para defendernos de La Droga?
Código narco, violencia urbana, inseguridad, corrupción estructural. Muchas veces, demasiadas veces, escribí/escribo que son los males del siglo XXI y que, tras La Peste -que nos dejó desnudos y a los gritos-, dominan el territorio y el pensamiento político/social de lo que somos.
Nosotros somos los escépticos que del siglo XX traemos dos desengaños: no hay justicia social (el peronismo es incompetente y nunca podrá cumplir su promesa), ni democracia representativa, republicana y federal (el radicalismo es inepto para ejecutarla)
En lo cercano, Javkin debe enfrentar, cada mañana en el espejo, qué hace con una ciudad desmañada, desprolija, que crece como quiere y no como desearía el intendente que el socialismo nos dejó (¿Alguien sabe qué es lo que quiere Pablo Lautaro Javkin Guelman para Rosario, efectivamente?)
El actual intendente debe decidir si busca una re elección con Carolina Losada en la foto, mientras disputa el cargo contra algún peronista (no hay ninguno en la grilla… todavía), o bien, juega de pre candidato a gobernador por el social/ radicalismo/macrismo (con la sigla que acuerden).
Javkin tiene fecha en el boleto. ¿Alguien sabe si, para mayo, La Peste se irá con la quinta dosis, o si La Droga será dominada y no mandará en la ciudad? No me pregunten a mí, yo solo soy periodista. Soy el que hace las preguntas.