Domingo 8.1.2023
/Última actualización 18:13
Año 2023, casi un cuarto del Siglo XXI recorrido. En nuestro país vamos a tener elecciones y volveremos con la "historieta sexual" de un candidato, ciudadano mujer o ciudadano varón, así en todas las actividades gubernamentales. Por ley determinamos una mujer y un hombre, y no consideramos sus capacidades intelectuales, ni profesionales. Solamente los elegimos por género.
En la Constitución Nacional, y en las constituciones provinciales, claramente se habla de ciudadanos, no hay una condición que determine el género femenino o masculino. En política ya se ha demostrado que las ciudadanas mujeres no necesitan que su par sea un hombre, género al cuál siempre se le endilgó supremacía, lo que nunca se dijo que para ser candidato en un partido político, se debe ser activista y no invitado de honor, o que sea "un presta nombre", como se hizo con el advenimiento de la paridad.
La mujer ha logrado en función de sus acciones lugares preponderantes, en Educación son mayoría (no hay paridad para los hombres) y dentro de los profesionales de la Salud si no son mayoría no les falta mucho. En la Investigación y en la Justicia igualmente. Es decir, supuestamente en el único lugar que se cuida la paridad es en los candidatos políticos y, o casualidad, aparecieron candidatos que no puedo precisar si son los más meritorios o calificados, o son los familiares, amigos y otras yerbas de algún político. En política se llega a ser candidato mujer u hombre si realmente se es partícipe de la organización política; si no lo es, aparecen los que "se cuelgan en las listas", los típicos advenedizos… y así nos va.
Los candidatos deberían ser analizados a través de sus méritos y de sus capacidades, no por sus amistades y, menos, por su sexo. Los políticos deberían eliminar la ley o disposición de paridad, porque los ciudadanos somos iguales ante la ley, no debería prevalecer nadie, ni por sexo, ni por familiaridad, ni por amistad. Solamente por mérito o capacidad.
Lo que genera mi comentario es un artículo periodístico en el que diputados exigen que en el Tribunal Electoral debiera existir paridad. Claro, está establecido en la Ley, lógicamente es un organismo del Estado y lograr un lugar significa un buen reconocimiento salarial. Me pregunto por qué los diputados no determinan quién o quiénes del Tribunal Electoral, siendo varón, no tiene o no tienen las capacidades que corresponden al ejercicio de esa función, y lo destituyen sin determinar solamente el hecho de no ser mujer.
Señores diputados, dejen que las mujeres se defiendan solas, que los que les sobra es mérito y capacidad, no las subestimemos. Respetémoslas, dejemos de mirar el sexo y miremos sus capacidades.