Hace once años que en Santa Fe las clases no comienzan en la fecha de inicio del ciclo lectivo. Tardías convocatorias, desacuerdos salariales y conflictos nacionales aparecen entre las principales razones desde el 2011 hasta la fecha.
En Santa Fe hace más de una década que las clases no comienzan en la fecha de inicio del ciclo lectivo establecida. Febrero trae la oportunidad de romper con el hechizo del pasado no resuelto.
Hace once años que en Santa Fe las clases no comienzan en la fecha de inicio del ciclo lectivo. Tardías convocatorias, desacuerdos salariales y conflictos nacionales aparecen entre las principales razones desde el 2011 hasta la fecha.
A ello se agrega el daño que la pandemia infligió a los sistemas educativos. Aspecto en el que todos los sectores implicados coinciden, reiterando lo fundamental que es aprovechar al máximo cada día escolar en la recuperada presencialidad. Esta premisa, sin embargo, no se condice con el pasado -lejano y reciente- de nuestra provincia.
Santa Fe padeció en el 2022 el decimoprimer año sin comenzar el ciclo lectivo a término. El inicio del ciclo estuvo empañado por cuatro jornadas de paro docente. La tardía convocatoria y bajas ofertas salariales demoraron, una vez más, el comienzo de las clases. Recién en la tercera semana del primer mes comenzaron con normalidad. Pero eso no fue todo: durante todo el último año, la irresoluta paritaria llegó a consumir un total de 23 días, de los cuales 17 fueron en la segunda mitad del ciclo y en menos de dos meses. En el medio hubo múltiples movilizaciones, descuentos en los sueldos y su posterior reintegro tras acordar la extensión del calendario escolar.
El ciclo lectivo 2023 está a la vuelta de la esquina. Febrero se presenta como un mes de largas discusiones. Aunque esta vez, el Ministerio eligió una convocatoria temprana -lo hizo el último viernes 3 de febrero- para contrarrestar el argumento sindical de que se empieza a negociar sobre el inicio de clases. Allí, se apeló a tratar cuestiones de infraestructura escolar, estabilidad laboral y condiciones de trabajo, despejando el camino para la discusión mayor: la salarial, que empezará a transitarse desde el próximo jueves.
De cara a lo que se viene, entre las partes existe una coincidencia: "hace falta voluntad". Sin embargo, el desacuerdo deviene al indagar sobre las responsabilidades de lo que pasó. "Lo que sucedió el año pasado fue un conflicto que se originó porque no hubo voluntad política. Esto no puede volver a suceder. El gobierno tiene que demostrarla no solamente escuchando a los trabajadores, sino plasmando en una propuesta las necesidades que tenemos los docentes santafesinos", es el planteo del magisterio. Mientras que desde la cartera aducen: "De nuestra parte, siempre mostramos nuestro compromiso. Convocamos con anticipación y no hemos dejado de cumplir ni uno de los acuerdos".
Ganarle a la inflación también es otro punto de coincidencia. Las discrepancias surgen sobre el cómo. Son los referentes sindicales de la docencia los que comentan su inconformismo con la mecánica de recomposición salarial y reclaman previsibilidad: "En el 2022 hubo nueve meses donde perdimos ante la inflación. Ya no podemos discutir de qué manera igualamos el índice inflacionario, es el momento de que empecemos a recuperar el poder adquisitivo", reprochan. Mientras que el gobierno se aferra a las paritarias cortas, con acuerdo inicial y revisión periódica: "Es un esquema que termina siendo más beneficioso" argumentan.
El inicio de clases está planificado para el 1° de marzo. El reloj ya empezó a correr. En el horizonte está el año electoral. Último año de gestión, con el desafío de que el conflicto no vuelva a escalar. Las paritarias 2023 acaban de empezar en Santa Fe. Pueden ser una oportunidad. Mejor no reflejarse en el espejo del pasado no resuelto.