El patético espectáculo de la interna del Frente de Todos al máximo nivel presidencial fue socavando por saturación el interés de la opinión pública, y pasando de la alarma a la indignación, y finalmente a un virulento fastidio. Pero en simultáneo, cobraron exposición las internas de la oposición política, sacudida por los movimientos del proceso por el cual espera convertirse en gobierno en 2023.
A nivel nacional, las fintas entre los dirigentes mejor posicionados en la provincia de Buenos Aires acompañaron la cinchada ya desatada entre los referentes de los estamentos más orgánicos del PRO y la UCR (con Bullrich/Macri y Morales a la cabeza), las esporádicas "intervenciones" de Elisa Carrió y las expectativas de proyección de distintos sectores y proto-candidatos de cada uno de los espacios.
En Santa Fe, en tanto, está instalada desde hace tiempo en la agenda la idea de un "frente de frentes" opositor, capaz (en los términos en que lo conciben quienes bregan por él) de albergar tanto al radicalismo como al socialismo y el PRO. Una especie de Juntos por el Cambio + Frente Progresista para un esperado nuevo post-kirchnerismo.
Tras las reticencias iniciales, esta ingeniería comenzó a cobrar cuerpo, aunque todavía sin lograr articular todas las piezas, si es que tal cosa fuera posible. Y también las resistencias: mientras el partido de manera orgánica reivindicó formalmente sus banderas tradicionales, algunas lineas internas ya desestimaron totalmente la planeada confluencia, y otras avanzaron en sentido positivo. Por caso, el sector encabezado por Antonio Bonfatti, hasta que se topó con el contrafuego de la Coalición Cívica, en la palabra de Lucila Lehmann, que remiten firmemente a la visión de Carrió. Entré réplicas de distinto tenor y hasta amagues de acciones judiciales (por el tenor de algunas de las imputaciones), el episodio pareció haber dinamitado la idea del frente de frentes. Pero los ingenieros aún no descartan nada.
Mientras tanto, las movidas políticas corren por ese andarivel, y otorgan inesperada efervescencia a un año no electoral. No se trata, como podría parecer, del apuro inconducente por la definición de candidaturas. En cambio, el propósito es establecer firmente las bases que soportarán esas eventuales candidaturas.
En las últimas horas hubo reuniones de los grupos políticos alineados con Maximiliano Pullaro y Pablo Javkin, ambos candidatos "naturales" a la gobernación de la provincia (de ninguna manera los únicos, claro está), y con aspiraciones para ello. En cada caso, el foco de interés está puesto en las "fotos" de quienes son los dirigentes de sus partidos o, sobre todo, de otros partidos, que los acompañan. Y siempre la clave de lectura es ese bocetado frente de frentes, especie de mantra con que todos se ilusionan en volver a arrebatar el gobierno de la provincia al justicialismo.
Entre tanto conciliábulo, tomó carrera la plausibilidad de una reforma de la Constitución Provincial, que fue sumando adhesiones y proyectos. Hasta que el radicalismo dijo que "no es el momento", y virtualmente le cerró la puerta. Y es que, en este momento, los debates pasan por otros lados.