Mg. Horacio R. Alesandria (*) | Equipo Hoy Para el Futuro - UCSF (**)
Mg. Horacio R. Alesandria (*) | Equipo Hoy Para el Futuro - UCSF (**)
El principal desafío del momento es intentar predecir con qué mundo nos encontraremos cuando superemos la pandemia, y así ser capaces de empezar a pensar distintas acciones que posibiliten soluciones a los problemas de hoy que se profundizarán. Un buen y necesario punto de partida es tener un diagnóstico correcto de la situación en la que estábamos al desatarse aquella, utilizando variables sociales, económicas, educativas, de salud y medioambientales.
La ONU lo hizo en 1999 y a partir de esa foto del mundo formuló los Objetivos del Milenio y fijó un plazo de 15 años para su concreción (2000-2015). Lo repitió en 2015 para medir los avances logrados y puso en marcha los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con vigencia hasta 2030.
Podríamos actualizar el análisis a nuestros días y llegaríamos a la misma conclusión: el principal problema del mundo es la DESIGUALDAD.
Ésta se expresa en la distribución de la riqueza: 2.153 milmillonarios tienen más que 4.600 millones de habitantes (OXFAM - Oxford Committee for Famine Relief). También se verifica en los alarmantes números que arroja la cantidad de población en situación de pobreza extrema, tanto medida por ingreso (u$ s 1,90 por persona, por día), como por la falta de acceso a servicios de salud, educación, trabajo digno. Ésta se denomina pobreza "multidimensional" y según PNUD alcanza a 1.300 millones de personas en 2019.
Claves de la desigualdad
Educación es, en mi opinión, la variable que mejor pone luz sobre la DESIGUALDAD. En 2018 unos 280 millones de niños estaban fuera de la escuela, cerca del 20% de la población mundial de ese grupo de edad. Esto muestra la primera desigualdad: niños que asisten a la escuela respecto a niños fuera del sistema educativo. La segunda desigualdad que permite descubrir esta variable es respecto a la calidad de la educación que reciben los que asisten. La mitad de los niños y adolescentes de todo el mundo no están alcanzando los estándares mínimos en lectura y matemáticas.
La importancia de la "Educación" para evaluar la situación de desigualdad es que no sólo la expresa en el presente, sino la proyecta al futuro. Es claro que ese niño/adolescente de hoy será el adulto de mañana, con serias dificultades para incorporarse al mercado de trabajo por carecer de las competencias necesarias.
Para completar el diagnóstico se debe analizar la cuestión medioambiental, donde el resultado tampoco es alentador. A modo de síntesis, podríamos hablar del "cambio climático" que está impactando a todos los países de todos los continentes, alterando la economía y afectando las distintas vidas. Las señales que nos da el planeta son: la contaminación atmosférica y de los cursos de agua, un 2019 con récord en los niveles de dióxido de carbono y otros GEI (gases de efecto invernadero), y siendo el segundo año más caluroso de todos los tiempos, marcando el final de la década más calurosa que se haya registrado jamás (2000-2019); la suba en los niveles del mar por deshielo de los polos y fenómenos meteorológicos cada vez más extremos.
La DESIGUALDAD se da entre países y dentro de éstos entre regiones/provincias, y también se manifiesta en términos de género y de edad -en la mayoría de las variables que se analicen las mujeres y los jóvenes presentan peores guarismos-. Sufren la desigualdad grupos tales como: pueblos indígenas, migrantes, refugiados, ancianos, personas con discapacidad, niños.
Todo lo señalado es válido para Argentina, que -obviamente- no es una excepción en términos de DESIGUALDAD. La misma puede visualizarse analizando indicadores -entre otros- de pobreza, indigencia, desempleo, acceso a servicios de salud, educación y trabajo digno.
Sólo un par de datos para corroborarlo. Según el PNUD tenía un 35,5% de pobres (16,1 millones de personas) y un 8% de indigentes (3,7 millones), lo que hace un total de 43,5%; porcentaje que se eleva al 52,3% en los menores de 14 años. Y el desempleo arrojaba una tasa del 10,4% al 31 de mazo de 2020, alcanzando a unos 2 millones de personas.
Impacto de la pandemia
Para agravar la situación, el 2020 encuentra al mundo luchando contra un enemigo nuevo, cuyas consecuencias todavía no se conocen con certeza. Pero hay un fuerte consenso en que COVID-19 está haciendo más visible y profundizando la DESIGUALDAD. Y ya existen estimaciones que lo comprueban.
La ONU se encuentra actualizando su diagnóstico y algunas de sus proyecciones son: 500 millones de personas podrían caer en la pobreza, lo que representa un 8% de la población mundial, cerca de 1.600 millones de niños y jóvenes están fuera de la escuela (abril 2020), de los cuales 369 millones tuvieron que buscar cómo reemplazar los comedores escolares para su alimentación diaria.
Otro impacto altamente negativo de la pandemia es la profunda crisis económica que está provocando. El FMI prevé una recesión igual o peor que la de 2009 y la OIT estima que cerca de la mitad de los trabajadores del mundo se encuentra en riesgo de perder sus medios de subsistencia.
OXFAM acaba de publicar (agosto 2020) un informe sobre América Latina donde concluye que la crisis de la pandemia concentra más la riqueza y lo fundamenta en los siguientes números: la región sumó 8 nuevos milmillonarios y la riqueza de esta elite (73 personas) ha crecido un 17% (u$ s 48.200 millones) desde marzo; y en paralelo 52 millones de personas podrían caer en la pobreza. La OIT señala que será la región que más empleo va a destruir: 40 millones de personas podrían quedar desempleadas.
La situación de Argentina post-pandemia también mostrará una mayor DESIGUALDAD. Sin duda, el dato que más debe dolernos lo termina de hacer público UNICEF: la pobreza infantil alcanzaría el 62,9% en diciembre del corriente año, lo que significa 8,3 millones de niños. Y agrega que 2,6 millones de hogares tienen sus ingresos laborales reducidos.
La crisis económica se manifiesta en el estimado 9,9% de disminución del PBI 2020 y su correlato en términos de desempleo. Se calcula que existen unos 8 millones de trabajadores informales que son/serán los primeros afectados por la baja en el nivel de actividad y se prevé una pérdida de algo más de 1 millón de puestos de trabajo.
En lo que respecta a educación, la suspensión de clases afecta a unos 10 millones de alumnos y 900 mil docentes. Falta evaluar el impacto en calidad educativa, como consecuencia de la desigualdad en el acceso a los recursos que demanda la virtualidad.
Pensar el futuro
Para concluir con la descripción de la realidad que padece el mundo, me parece importante destacar los significativos mensajes de alerta que desde hace un tiempo viene dando el Papa Francisco. Primero haciendo un llamado de atención sobre la necesidad de cuidar la "Casa Común", a través de la Encíclica Laudato Sí. Después cuestionando el modelo económico vigente y tomando la iniciativa para discutir uno nuevo, bajo la consigna "por una economía diferente: que da vida y no mata, que incluye y no excluye, que humaniza y no deshumaniza, que cuida la creación y no la despoja".
Lamentablemente la pandemia impidió concretar el evento "Economía de Francisco" al que había convocado a todos, especialmente a los jóvenes, en Asís (Italia) en marzo 2020, con el objetivo de asumir un compromiso con un NUEVO MODELO de DESARROLLO.
Su iniciativa más reciente es la creación, en marzo 2020, de la Comisión COVID-19 para el análisis y la reflexión respecto a los desafíos socioeconómicos del futuro y propuestas para afrontarlos. Comisión que está generando documentos, donde se puede observar un diagnóstico idéntico al descripto.
(*) Magister en Administración de Empresas, Contador Público, Docente e Investigador UCSF. Integrante del Equipo Universitario de Reflexión Interdisciplinar "Hoy Para el Futuro" de la Universidad Católica de Santa Fe - www.ucsf.edu.ar/hoy-para-el-futuro
(**) Hoy Para el Futuro es un equipo interdisciplinario de profesionales pertenecientes a la comunidad de la UCSF movilizados por las problemáticas que la pandemia ha puesto de manifiesto en algunos casos y profundizado en otros, que pretende constituir un espacio de reflexión que permita pensar los desafíos socio-económicos y espirituales de nuestra sociedad en el escenario de la post-pandemia, con una mirada integral y abarcativa en el marco de un nuevo paradigma de convivencia humana.