En el mes de julio del 2018 escribíamos: "Hay enemigos íntimos en la ciudad, la provincia y la nación". La política desarregla todos los bailongos. Aquella nota decía más, proporcionaba -por ejemplo- diez puntos específicos:
En el mes de julio del 2018 escribíamos: "Hay enemigos íntimos en la ciudad, la provincia y la nación". La política desarregla todos los bailongos. Aquella nota decía más, proporcionaba -por ejemplo- diez puntos específicos:
1- La provincia de Santa Fe fue maltratada por el gobierno de los K y es maltratada por el gobierno de Mauricio.
2- El punto de mayor efectividad en el maltrato fue (lo es aún hoy) el juego de los dineros directos entre presidencia e intendencias
3- El otro punto ha sido (lo sigue siendo) fondos que no llegan con la fluidez, la consistencia y la regularidad que se desea.
4- Hay una íntima y clara enemistad entre estos gobiernos provinciales y ambos gobiernos nacionales; la que se fue y el que está.
5- Con el anterior (la princesita y antes su esposo) había y persiste todavía una afinidad ideológica. Para el socialismo el kirchnerismo es progresismo y ellos se creen progresistas. Para el kirchnerismo la calidad de use y tire que posee el socialismo los hizo víctimas, pero la frialdad de sus pechos no los convirtió en mártires.
6- En el socialismo hay una angustia existencial. No supieron, no quisieron, no pudieron quedarse con las banderas del progresismo y conformar una izquierda diferente. Hasta la Carrió los usó para una foto progresista y luego se fue llevándose su candidatura al cuartel amarillo; nadie puede acusar a Macri de progresista.
7- Desde el PRO/Cambiemos el socialismo es el mejor ejemplo de cómo, con una imagen potente (Binner lo era, Mauricio también) se pueden ofertar cargos a los dirigentes territoriales y comprarlos. Qué fea palabra. A los radicales no les gusta enfrentarse con la realidad. Les sucedió dos veces. Una en escala municipal y luego provincial (FPCyS) y otra en escala nacional. No se quejan, simplemente piden más chapitas.
8- Hoy en Rosagasario, como en la provincia y en las relaciones hacia la nación, las íntimas enemistades están condicionando las estrategias electorales.
9- Perdón. Se decreta abierta la campaña electoral para setiembre de 2019. Léase, publíquese y archívese. Que nadie diga que no lo sabía.
Ahora estamos en mayo de 2024, pero lo anterior, publicado en 2018, todavía es válido. Había otro desarrollo teórico, otra presunción sobre el territorio. Repitamos: se decreta abierta la campaña electoral de 2025, prólogo efectivo para 2027. Acaso, solamente acaso, también para una elección por la Reforma de la Constitución Provincial. Entonces volvamos al texto de 2018. El décimo punto de dicha nota sostenía lo siguiente:
10- Así las cosas, montado en su tranquilo corcel piamontés, el rafaelino Perotti se pasea en la provincia de la sala al comedor. En Rosario los números de Rodrigo López Molina (PRO) asombran pero la suma de Grandinetti, más Alejandra Rodenas, más Sukerman y varios más, todos sureños, de carácter regional, le aseguran votos… del sur. El peronismo necesita dos cosas que ya se han dicho. Una interna apacible como la de 2017, la prescindencia de la princesita y un par de precandidaturas provinciales más, como la de Marcos Cleri. El camino parece despejado. Es difícil pensar en una ciudad de Rosagasario peruca, pero con poco más los votos a la provincia consagrarían a Omar Perotti.
Reflexión primera: "Sin que nadie se ofenda. Lifschitz y sus números de encuestas. Perotti y sus números de encuestas. Macri y sus números de encuestas. Corral/UCR y sus números de encuestas. Bonfatti y sus números de encuestas. Ese es el orden de afectos. Las encuestas son parecidas y diferentes. Si los enemigos íntimos bailan el mismo chamamé (como Berni y la Fein) todo puede parecer en calma".
Reflexión segunda: "Tengo para mí que la provincia vuelve en septiembre de 2019 al escenario más sencillo. Rosagasario y la provincia íntimamente enemistados, pero luchando por desprenderse del unitarismo de Mauricio. Claro que, si no salen a bailar, el asunto se complica".
Lo anterior es textual de aquella nota. Roberto Miguel Lifschitz era la Gran Esperanza. Un punto de la presunción se convirtió en fracaso: Mauricio Macri. El resto de lo indicado en las encuestas se confirmó. Sucedió: Pablo Javkin, Omar Perotti y Alberto Fernández (el delegado de CFK) fueron la realidad votada en 2019… hasta 2023. Hoy, años después, se advierte que la escasa capacidad de liderazgo dejó al peronismo provincial en estado de descomposición. Los resultados colocaron a Perotti como el gobernador que no supo dirigir el peronismo. Ni él ni la otra mitad de su fórmula indivisible: Alejandra Rodenas.
Se impone una pregunta: ¿Cómo una personalidad política con tanta experiencia, con tantas batallas y tantos escritorios, con títulos académicos y posgrados, con la aceptación de la clase media no peronista, que lo imaginaba diferente a los K, no pudo ejercer el liderazgo y -como sostienen los restos humeantes de su burocracia- se hundió en las sombras de la paranoia "persecuta" y el énfasis del autoengaño? No me pregunten a mí, soy periodista, yo hago las preguntas.
El resto del peronismo hoy canta viejos versos tangueros: "Si arrastré por este mundo la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser (…)". O esta variante: "Estás desorientao y no sabés que trole hay que tomar, para seguir (…)". No tienen, en la provincia, el dinero para pagar la luz de la Sede Central del Partido Justicialista en Santa Fe. Ya hay ofertas para construir un edificio de departamentos, es en un buen lugar, frente a una plaza.
Hoy somos: el propio Javkin, Maximiliano Pullaro (la muerte de Miguel Lifschitz cambió la ecuación de esa alianza, no su destino triunfal) y Javier Milei. Conviene repasar de donde vino esta suma de Intendencia, Provincia y Nación, y advertir: el peronismo es un ausente con vergüenzas intestinas. Las encuestas, las vituperadas, vilipendiadas y desdeñadas encuestas fueron claras: el 35% votaría al peronismo; el 45% no votaría a Milei en ningún caso, el resto sí… el 55% que definió un país.
Con Milei están radicales, socialistas (con reservas), los PRO/Cambiemos, los sueltos mediáticos y los gorilas libertarios que suman el 55% de los votos antiperonistas. La necesidad de encontrar un adversario (Milei lo pide) tal vez haga resurgir a un peronismo residual, infectado por CFK, pero aún con los pulmones funcionando (el pulmotor está en provincia de Buenos Aires).
Los peronistas racionales (aprehensivos, miedosos, escépticos y poquísimos) sostienen: "Hay que esperar que el fenómeno Milei provoque, por el principio de acción y reacción, una fuerza en sentido contrario y con la misma potencia". Otros, los peronistas históricos (tribu en extinción), también racionales pero más pesimistas, sostienen: no hay vector resultante y cuidado… con Milei no hay suma cero. Es un despropósito con centralidad manifiesta y, después de su fracaso, solo caben fuegos de artificio; luego la diáspora total y sus peligros.
Pregunta primera: ¿Y si no fracasa? Pregunta segunda: ¿Y si fracasa pero deja algunos delfines libertarios? Pregunta tercera: ¿Las dos provincias que somos (Rosario por acá, ciudad de Santa Fe más allá del río Salado), encontrarán la manera de sostener la convivencia? Pregunta final: ¿Si a estos candidatos los consiguió la democracia representativa, republicana y federal, no convendría sostener que, en el propio desarrollo de este desequilibrio están los anticuerpos que actuarían, desde luego, como los bomberos, previos a la desintegración? Perdón, después de Milei hay peligro de desintegración… ¿habrá cura en la raíz de la democracia?
No me pregunten a mí, soy periodista. Soy el que hace las preguntas.