Por Christoph Strack
Por Christoph Strack
No caben dudas que el actual es un momento dramático para la comunidad judía. Por eso sorprende que se haya concedido a un rabino una de las distinciones europeas más importantes, el Premio Carlomagno. Este último es considerado uno de los máximos galardones honoríficos de Europa y se concede a personalidades o instituciones consagradas a la unificación del viejo continente.
Desde 1950, el Premio Carlomagno se ha entregado a los padres fundadores de la Europa común, incluidos reyes y jefes de Gobierno, presidentes y papas, la oposición en Bielorrusia y el pueblo ucraniano. Este 9 de mayo, el premio se otorgará por primera vez a un rabino, Pinchas Goldschmidt. Durante casi trece años, Goldschmidt ha sido presidente de la Conferencia de Rabinos Europeos (CER), que cuenta con unos ochocientos miembros eruditos judíos ortodoxos.
El hombre, de 60 años, es probablemente el rabino más destacado de Europa. "Con este premio, la Junta Directiva del Premio Carlomagno quiere enviar una señal de que la vida judía hace parte de Europa y que no debe haber lugar para el antisemitismo en Europa", dice el comunicado.
"Desafortunadamente, la realidad es exactamente lo contrario", dijo Pinchas en recientes declaraciones. "Hemos tenido una explosión de antisemitismo desde el 7 de octubre". El terror islamista de Hamás contra Israel provocó el mayor asesinato masivo de judíos desde el Holocausto. Entre 1.200 y 1.400 personas fueron asesinadas, miles resultaron heridas y alrededor de 250 fueron tomadas como rehenes en la Franja de Gaza. Desde entonces, Israel ha respondido con una ofensiva militar a gran escala en Gaza.
Y, desde entonces, el odio a los judíos ha ido en aumento en muchas partes del mundo. El antisemitismo, según el rabino, "volvió a ser socialmente aceptable y políticamente correcto". Esto tiene que cambiar. Los gobiernos deben dejar claro que no aceptan el odio a los judíos, "ni en las escuelas, ni en las calles, ni en la cultura". Mientras se tolere el odio a los judíos, "tenemos un problema grave", advierte.
Y, cuando Goldschmidt dice "tenemos", no se refiere a la comunidad judía. Para él, se trata del futuro de Europa. La historia europea de la familia Goldschmidt incluye el horror de Auschwitz. El rabino nació en Zúrich en 1963, sus bisabuelos maternos y sus parientes cercanos murieron en el nombrado campo de exterminio nazi, cuenta.
De 1993 a 2022, Goldschmidt fue el Gran Rabino de Moscú. A pocos días del inicio de la guerra de agresión rusa contra Ucrania, el 24 de febrero de 2022, partió de Rusia porque el Kremlin quería obligar a los representantes religiosos a someterse a su postura. Desde su salida de Moscú, más de cien mil judíos han abandonado el país, tal cual lo explica el rabino: "La situación política en Rusia es cada vez más difícil. Se vuelve al aislamiento total, a la Unión Soviética sin comunismo. El antisemitismo se ha convertido una vez más en parte de la política del Gobierno".
"Pasé de una guerra a otra", dice. La guerra es "terrible, una de las cosas más horribles que la humanidad ha inventado", asegura. Pero Israel, como cualquier país, tiene derecho a la autodefensa. Y en Gaza, insiste, "Israel no está luchando contra un Ejército, sino contra una fuerza guerrillera". En realidad, el rabino multilingüe es un maestro del diálogo. Está en contacto con muchos dirigentes políticos, ha sido un invitado frecuente en la Cancillería federal de Alemania y ha visitado al papa Francisco varias veces.
Desde que se convirtió en presidente de la CER, ha establecido un diálogo de eruditos rabínicos e Imanes, líderes musulmanes, de países europeos y del norte de África.
"En lugar de luchar contra el islam radical, estamos luchando contra la religión islámica. Es un gran error", afirma Pinchas Goldschmidt. El islam radical debe ser combatido, pero: "El islam como tal puede convertirse en una parte valiosa de Europa, si sus creyentes y representantes viven activamente los valores europeos como la libertad, la democracia y la tolerancia".
Goldschmidt se complace de recibir el Premio Carlomagno. "Para mí personalmente, así como para la comunidad judía en Europa, esto es una buena señal. Nos gustaría ver más apoyo a las comunidades judías por parte de la sociedad civil. Eso sería muy importante".
Pinchas Goldschmidt nació en Zurich en una familia que había vivido en Suiza durante cuatro generaciones. Llegó a Rusia en 1989 y trabajó para restablecer la vida comunitaria judía, incluidas escuelas, un tribunal rabínico, una sociedad funeraria, comedores de beneficencia kosher, escuelas rabínicas y estructuras políticas generales, como el Congreso Judío Ruso y el Congreso de Religiosos Judíos. Organizaciones y Asociaciones en Rusia. En 1990 creó las directrices junto con el Ministerio del Interior israelí para reconfirmar a los judíos que ocultaron su identidad judía durante la época soviética.
Se ha dirigido al Senado de los Estados Unidos, al Parlamento de la Unión Europea, al Consejo de Europa, a la Knesset (asamblea) israelí, a la "Comisión Ne'eman" del primer ministro Benjamin Netanyahu, a la Universidad de Oxford , a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa. Conferencia de Berlín sobre antisemitismo. y la Universidad de Harvard , discutiendo el estado de la comunidad judía y las amenazas a la misma.
En enero de 2005, quinientas personas, entre ellas editores de periódicos, intelectuales públicos y diecinueve diputados de la Duma, publicaron un llamamiento al Fiscal General de Rusia pidiendo el cierre de la vida judía organizada en Rusia. En un programa televisivo posterior, en el que llamaron 100.000 personas, se afirmó que el 54% de los participantes apoyaba la idea de prohibir todas las organizaciones judías en Rusia. Goldschmidt escribió una respuesta dirigida a Dmitriy Rogozin, líder del partido nacionalista Rodina (Patria), quien luego pidió disculpas y se distanció de la petición.
La relación de Goldschmidt con Rusia no ha sido para nada sencilla ni fácil. En septiembre de 2005 fue deportado, pero se le permitió regresar a la comunidad tres meses después, tras una fuerte campaña internacional a su favor. En 2010, por orden especial del entonces presidente ruso Dmitry Medvedev, fue nombrado ciudadano de Rusia. Pero, como se ha visto, no todo entre el ahora célebre religioso y el poder muchas veces sombrío del Kremlin, acaparado de una u otra forma por Vladímir Putin desde hace décadas, ha quedado allí.
(*) Texto original perteneciente a la agencia de noticias Deutsche Welle, adaptado y ampliado para su publicación en Diario El Litoral.
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