El texto se titula "Nomen Nescio": sin nombre (NN). Según Ana Vanni, su autora: al que pierde su pareja se lo llama "viudo"; al que se queda sin padres, "huérfano"; pero cómo se le apoda al que pierde un hijo. Ese dolor de padres y madres a los que la muerte les arrebata lo más querido, no figura en el diccionario, no tiene nombre.
Ana Vanni tiene 34 años de edad, nació en Gobernador Crespo; actualmente está radicada en Santa Fe Capital; es Técnica en Relaciones Públicas, asesora en Caja Ingeniería, escritora y, por sobre todas las cosas, mamá de Clara y Joaquín. En NN, narra la trágica lucha de Joaqui contra el cáncer, desnuda su duelo de madre y comparte con los lectores su canto resiliente bañado de lágrimas y risas que se entremezclan. NN: "Escrito por mamá, inspirada por Joaquín. Dedicado a todas las familias. En especial, a los niños y adolescentes con cáncer".
El libro está sobre la mesa. Circula de mano en mano. Se terminó de imprimir en febrero de 2023 (Joaquín pasó a la eternidad el 5 de noviembre de 2018, a los 4 años). Con tapas amarillas que, si se miran con detenimiento, están decoradas con flores silvestres. Al respecto, dice la autora: "Siempre que hablábamos de la tapa me la imaginé amarilla, con mucha luz; porque a medida que va transcurriendo la lectura de los capítulos pasamos del dolor a la esperanza. Es decir, cómo elegí esta forma de continuar con la vida, de transitar mi día a día; y así le fui poniendo esa luz. Además, este color está presente en el lazo del cáncer infantil". Más tarde, en la página 175, leo otra justificación con juego de palabras, la tapa es: "Amar-y-ya".
Abro el libro, me da la bienvenida la foto de Ana y encuentro otro ramito de flores silvestres -esta vez son reales- pegado con una cinta de papel adhesivo: ¡Un cálido toque artesanal! Giro las hojas, aparece un señalador que advierte: "Somos instantes". Giro más páginas, encuentro una plancha de stickers con el escudo de "Súper Joaqui" y más consejos: "Celebra la vida"; "Sin lluvia, no hay flores".
Sobre el escudo de "Súper Joaqui" dice la escritora: "Mi hijo lo diseñó en el hospital. Era la primera vez que le iban a dar el alta después de estar tres meses internado. Esto fue en 2017: como para ubicarnos en el tiempo, el diagnóstico fue a fines de abril de ese año. Yo estaba embarazada de Clari (de 8 meses). Le hicieron la primera quimio en mayo; después quedó internado hasta agosto. Ahí nos autorizaron la primera salida. Nos habíamos mudado a Buenos Aires. Joaquín quería dar un regalo a los médicos; hicimos unas pulseritas; y él quería hacerle algo que diga su nombre; algo al estilo de los superhéroes. Con ayuda de su papá y su tío, diseñaron el escudo con la jota de Joaquín, el Rayo de Flash, la estrella de Capitán América y la luna que es una villana de 'Héroes en pijama'". No hay casualidades, este niño pasó estruendosamente por esta vida con la velocidad de uno de sus héroes favoritos: Flash.
¿Cuándo surge la necesidad de poner por escrito esta experiencia? Según la autora: "La primera escritura que hice fue 'Duele', que es el primer capítulo del libro; lo hice en las notas de mi celular, en el Hospital Italiano de Buenos Aires, cuando recibimos la noticia de que ya no había más nada por hacer para detener el cáncer. Entonces, teníamos que tomar una decisión y yo me enojé mucho con todo; necesitaba llorar un rato. Me fui a un lugar apartado y llorando escribí ¡Un texto que aún me duele como entonces! Si querés te lo puedo leer (…)".
Acepto la propuesta. Ana me recuerda lo que Campbell dice sobre el periplo del héroe: el verdadero héroe es aquel que atraviesa el "umbral" que lo transforma sin retorno; los grandes héroes de la mitología grecolatina descienden al Hades (el Inframundo, el Reino de los Muertos) y regresan para contar su aventura; no están exentos de miedos, dudas, errores y sufrimiento; no son impermeables al dolor y a la derrota; sin embargo, no se rinden. Cuando retornan a este "lado del umbral", son más sabios y tienen la generosidad de compartir su nueva mirada sobre la realidad. El periplo del héroe está en el subtítulo del libro: "Vamos a dar la vuelta al mundo".
Ana busca la página 29. Aparece un QR para escuchar "Lágrimas en el cielo" de Eric Clapton: "Siempre me gustó esta canción y sentía una gran conexión con ella. Cuando busqué su significado: ¡Se cerró el círculo! Clapton se la escribió para su hijo de 3 años que falleció en un accidente doméstico. Esta canción representa mucho a mi libro y, además, Clapton la publicó un 7 de enero que coincide con el cumpleaños de mi hijo. Me impactó mucho ese nexo. Para mí, todo está conectado".
Ana hace una pausa y luego lee: "Duele querer hacerte respirar mejor y no lograrlo/ Duele la impotencia/ Duele el desamor/ Duele no poder ayudarte/ Duele este no saber/ Duele esta puta inseguridad/ Duele esperar sin saber qué esperamos/ Duele el aire/ Duele lo sencillo/ Duele estar viva/ Duele pensar que solo quiero verte reír sin parar/ Duele imaginar que ya no duele más/ Duele entender/ procesar/ amar/ Duele el alma/ Duelen los brazos de saber que no te van a cargar más/ Duele, todo duele (…)"
Con un nudo en la garganta, volvemos a la génesis de este material: "Escribí bastante en el celular. Otro tanto, con birome, en hojas. Llegó la pandemia y me encontré con tres cuadernos, un montón de papeles. Entonces me anoté en un taller de escritura de Tamara Naymark que es quien redactó la contratapa del libro. Cuando le empiezo a contar sobre mis borradores, me dice: 'Vos sabés que tuve leucemia a los 3 años y me recuperé. ¡Qué hermoso es para mí poder acompañarte!' Ella, muchas veces, me dijo: '¡Cómo los entiendo ahora también a mis papás a través de tu forma de escribir, de lo que vos transmitís!' Así que nos acompañamos; fue muy lindo el proceso pero a la vez bastante duro porque uno tiene que volver a leer todo lo que escribió".
NN es un conjunto híbrido de textos (poesía, canciones, oraciones, narraciones, biografías, reflexiones, etc.) organizados en cuatro capítulos: "Duele"; "Él, Joaqui"; "Un mundo"; "Mi perspectiva". La expresión de las emociones pide a gritos esta variedad de géneros. La pérdida de un hijo se expresa de múltiples maneras. En ocasiones, son sólo besos cortos: "Hay veces que soy un mundo y, otras, me quiero mudar de él". En otras, una extensa carta de agradecimiento a todos los que dieron una mano. Por ejemplo, cuando se hizo una exitosa venta solidaria de panes dulces para recaudar fondos para ayudar a Joaquín en su trance.
Confiesa Ana: "El proceso de NN lo identifiqué mucho con sobrevivir; y elegí vivir. La muerte es algo de lo que nos cuesta hablar o poner en palabras. Tal vez tenemos miedo. ¡Yo no tengo miedo a morirme! Supongo que cuando llegue el día de 'mi eternidad' va a ser hermoso; porque sí creo que hay algo 'más allá' y por eso es que es que vivo muy en el presente; lo intento; a veces caemos en la ansiedad o en lo que está por venir pero disfrutando lo que nos pasa; las posibilidades que tenemos todos los días; y disfrutando las simples pero esenciales cosas que tenemos: agua calentita para bañarnos, un mate, el abrazo de mi hija, que mi mamá esté conmigo, que estén mis familiares, tener a mis hermanas o mis amigas". Se trata de ir "Pasito a pasito; suave, suavecito": como dice la canción que le gustaba a Joaquín.
¿Y qué es la muerte? Escribe y lee Ana: "La muerte es fría; por momentos, es lenta y otras veces no la ves venir. La muerte es silencio; es el llamado a la eternidad. La muerte es vivir en cada una de las personas a las que pudiste conocer; vivir desde otro lugar. La muerte es volver a nacer en otro lugar, con tu espíritu intacto, en cada uno de los tuyos, por siempre". Cierra el libro y aclara: "Hay que dejarnos atravesar por el proceso; hay que animarnos a llorar y sin miedo; a veces el llanto viene en cualquier momento; a veces estamos compartiendo algo y sin querer nos emocionamos; después pasa y llegan las flores. Sin lluvia, no hay flores". Insiste: "Llorar es abrazar el dolor que siento por ser la mamá del hijo que perdí y se transformó en infinito, en mi eternidad".
"NN" está resonando. Ana lo acaba de presentar en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y planea hacerlo en la de Santa Fe muy pronto: "Hace poquito estuve en contacto con una pareja de Salta que me escribió al Instagram y me dijo que ellos también habían perdido a su hijo. También me contactó una pareja de Córdoba. El libro quiere hacer visible que los hijos también se mueren y pretende darle palabras a las personas que pasaron o están pasando por esto y que por ahí no las encuentran; para acompañarlos y saber que no estamos solos".
Ana nos interpela en su libro con estas preguntas que transcribo para cerrar esta nota: ¿Qué nos regalan las personas que conocemos? ¿Qué nos hace vivir y conocer? ¿Qué estamos dejando en los demás? ¿Cuál es tu sueño hoy? ¿Qué sería lo último que harías si hoy fuera tu último día como terrenal?