El 8M del 2020 marché junto a mi hija Ángela por las calles de Rosario. Ella llevaba un cartel que decía "Nos enseñaron a ser rivales pero decidimos ser aliadas". Me emociona que las mujeres hayamos llegado a esa formulación que nos ubica más allá de lo blanco y lo negro, que nos sitúa en una zona donde todos los colores que elijamos son posibles. Porque es esa diversidad la que nos invita a seguir pensando juntas.
Cuando miro hacia atrás, pienso en las mujeres que abrieron camino. En las sufragistas, en las mujeres que militaron el voto femenino junto a Eva Perón, las que resistieron en las cárceles durante la dictadura, las Madres, las Abuelas. Ustedes pensarán en ellas y quizás, en otras: madres, amigas, compañeras, toda esa constelación de afecto cotidiano que indica que podemos vivir en una sociedad más amable. Y más amorosa. Ya sé que en la política, la palabra "amor" parece muy ajena. Pero creo en una política del amor, del afecto, porque sin eso, cualquier andamiaje se cae.
Este 8M quisiera compartir algunos logros de nuestro Gobierno Provincial que me parecen importantes: la creación de la Secretaría de Estado de Igualdad y Género que implica además la transversalización de todas las políticas públicas en clave de género; la sanción de la ley 14002 de Paridad de Género, la implementación de la Ley Micaela, el primer Presupuesto con Perspectiva de Género, entre tantas otras medidas.
Pero también quiero referirme a otras cuestiones. Por ejemplo, como en el último año nuestra vida cotidiana se ha visto sacudida por los efectos de la pandemia. Muchas mujeres tuvieron que renunciar a sus trabajos para atender sus hogares y las que mantienen sus empleos, lo hacen con un enorme sacrificio. Sería bueno que las tareas del hogar y de cuidado sean compartidas porque eso, también es equidad.
El 8M es además un buen momento para que los varones puedan reflexionar sobre sus zonas de privilegio. Y es que ellos también padecen las exigencias para alcanzar ideales y modelos que no son reales ni sanos. El sistema patriarcal impone roles pre formados a unos y a otros. Por eso, como dice Bell Hooks "el feminismo es para todo el mundo"; es decir, tiene el potencial de cambiar no solo la vida de las mujeres sino de todo aquel y aquella que busque claves para transformarse.
Cuando hablo de hogares, pienso en una imagen bifronte. Porque si bien deberían ser el espacio de protección, también allí se multiplican los abusos, con consecuencias terribles; incluso, la muerte. Y es que los números de los dos primeros meses del año, - 47 femicidios en el país- es una cifra que estremece e interpela.
Desde hace tiempo, pienso que una Reforma Judicial Feminista es urgente para garantizar el derecho de todas a ser escuchadas, a ser protegidas; en especial, dentro de la justicia penal. Es necesario educar y formar a los operadores judiciales con perspectiva de género, como en Santa Fe ya estamos haciendo. Cuando planteamos que se mejore la accesibilidad a la justicia por parte de las mujeres víctimas de violencia justamente estamos diciendo que los dispositivos que estén a su alcance sean menos complejos y más eficaces.
Porque podemos tener las mejores leyes pero si los dispositivos fracasan, cualquier modelo jurídico naufraga.
Sé que incluso al día de hoy, la palabra "feminismo" sigue provocando revuelo. No creo en etiquetas. Porque me consta que muchas mujeres son feministas aunque no lo proclamen ni lo sientan como propio. En mis recorridos cotidianos a lo largo de la provincia hablo con madres, amas de casa, jefas de hogar, sostenedoras de comedores, trabajadoras de todo tipo e incluso profesionales que se sienten desconcertadas e incluso no aprueban algunos gestos.
Por eso reivindico lo que denomino "deseo paritario". Y es que si no miramos la realidad desde una perspectiva que detecte y cuestione los privilegios, que haga preguntas, que asuma, como dice Liliana Herrero, que la lengua es un colador -en tanto se escapa por todos lados, en tanto no garantiza que el uso de la e o la x determine realmente una mirada feminista aunque sin dudas la apropiación del lenguaje también es un logro-. Digo, si no aspiramos a la igualdad, no podemos construirla.
Porque el feminismo es con todas. Aquí no hay iluminadas: hay mujeres en lucha que aspiramos a cambiar el mundo en muchos aspectos, también en lo cotidiano. Nuestra forma de sentir-pensar modifica lo que ocurre en las casas y las calles. Nuestra fortaleza es, justamente, la batalla que estamos damos desde una zona que admite la sensibilidad.
Es decir, contrariamente a lo que se cree, es en las fisuras donde el feminismo se llena de porvenir. Allí es donde debemos seguir abriendo discusiones, ampliando la mirada, e incluso, celebrando las diferencias; es decir, construyendo poder, en términos personales y políticos. Al igual que las que nos precedieron, cuya historia muchas veces ha quedado silenciada. Como ellas, no podemos darnos el lujo de decidir quiénes entran y quién no.
Por eso entiendo al feminismo como parte de un campo nacional, popular y profundamente democrático.
Deseo que este 8 de marzo nos sirva para seguir caminando juntas. Que podamos completar la batalla contra la pandemia. Que volvamos a abrazarnos en las calles, celebrar y conmemorar juntas. Que sigamos construyendo lo que falta con la misma convicción que nos trajo hasta acá, entre todas. Que ninguna mujer falte. Que tengamos la posibilidad de decidir qué vida queremos tener más allá de los mandatos. Que el deseo nos siga encontrando para construir una Provincia y un País más justo: porque el cambio es con todas.
El gobierno provincial, a través del decreto Nº 143 firmado por el gobernador Omar Perotti, dispuso que las agentes mujeres e identidades feminizadas de la Administración Pública Provincial quedarán desobligadas el lunes 8 de marzo de sus tareas habituales.
El objetivo de dicha resolución es facilitar su participación en las distintas actividades organizadas por el colectivo de mujeres, las organizaciones sociales y sindicales y la Secretaría de Estado de Igualdad y Género de la Provincia. Quedan excluidas de dicho decreto aquellas personas que se encontraren afectadas a garantizar los servicios esenciales y la seguridad pública.
Entre sus fundamentos, el decreto N°143 describe que la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), invitó a los Estados miembros a instituir, de acuerdo a sus tradiciones históricas y costumbres nacionales, un día del año como "Día de las Naciones Unidas para los derechos de la mujer y la paz internacional", al cual se adhirió Argentina en 1983.
También, que el movimiento de mujeres en el país y, en particular, en la provincia de Santa Fe, se ha caracterizado "por su fuerte crecimiento, impronta y trabajo en pos de lograr la igualdad. Por la pluralidad democrática, la multiculturalidad y la multigeneracionalidad que lo atraviesa. Y que tal trascendente ascendencia social y política ha construido las bases que permiten, como nunca antes, construir igualdad de oportunidades y erradicar la violencia".
En ese contexto, el Día Internacional de la Mujer "se ha institucionalizado como un día que invita a la reflexión colectiva, visibilizando problemáticas pasadas y actuales de las mujeres, en pos de poder garantizar la plena efectividad de sus derechos hacia el futuro, pero comenzando por el presente"