La pobreza en la ciudad de Santa Fe y su área metropolitana, “el Gran Santa Fe”, ha alcanzado índices que deben encender las alarmas en quienes tenemos responsabilidades dirigenciales. “Escándalo”, “indignación”, “vergüenza”, “bronca” y “tristeza” son todas palabras que le caben a la alarmante situación que hoy atraviesa la ciudadanía santafesina, y que sin embargo se quedan cortas para expresar la dura realidad que se observa.
Sin dudas el alojamiento de los tres poderes del Estado provincial, y el plantel de empleados que la nutren, así como su perfil productivo, comercial e industrial, y la sede de los centros de salud y de educación más importantes del centro norte, no son suficientes para satisfacer las necesidades de empleo y progreso de los habitantes y tampoco constituye un proyecto acorde con las posibilidades de la ubicación estratégica que tiene la región. Hoy, el área metropolitana de la capital provincial se encuentra y se siente a veces discriminada, incluso por su propia condición de capital. A los datos de los indicadores sociales de indigencia y pobreza que son alarmantes, se les suma una momento en el cual los salarios del sector comercial, educativo, de salud y de la administración pública están en sus más bajos niveles históricos.
Santa Fe no sólo se encuentra en la encrucijada de su destino y de su perfil como ciudad y como área metropolitana sino también en un dilema en lo que respecta a poder o no desplegar las potencialidades desde el punto de vista del desarrollo de su puerto y su ferrocarril. Enclavada en medio del corredor bioceánico central y de la Región Centro del país, es también la última ubicación para el desarrollo de un puerto de ultramar y de la más profunda ubicación federal para el desarrollo de un entramado logístico (puertos, rutas y ferrocarril) que la vincule con la expansión de las fronteras agroindustriales de nuestro país hacia un mundo que demanda lo que producimos aquí.
Por eso nuestra voz pretende ser la voz no sólo de la propia impotencia, sino que el conocimiento que con el tiempo hemos construido, pretende servir como un humilde aporte para cambiar el rumbo que hoy se presenta casi desolador. Los últimos tres informes del INDEC sobre pobreza e indigencia indican que este fenómeno ha ido creciendo de manera abrupta en Santa Fe y el Gran Santa Fe. El primer semestre de 2020 el INDEC había registrado un 42,6% de personas en situación de pobreza y un 10,9% en condiciones de indigencia. El informe del segundo semestre del 2020 muestra una leve mejoría para el Gran Santa Fe: registra un 39,8% de personas que viven en la pobreza y un 9,1% en la indigencia. Sin embargo, el informe más actual -que es el que corresponde al primer semestre de este año 2021- revela un agudo empeoramiento de la situación: hoy en día el 50,5% de los santafesinos y santafesinas son pobres y el 10,4% son indigentes. Esto quiere decir que de 573.959 personas que viven en el Gran Santa Fe 271.650 son pobres y 56.100 viven en condiciones de indigencia. En términos más simples y no por ello menos escalofriantes: 6 de cada 10 santafesinos son pobres, y 1 de esos 10 no tiene para comer.
Esta mirada desde la fría -pero a la vez necesaria- neutralidad de los números se completa viendo la ciudad, especialmente en los barrios del cordón oeste y del noroeste. Hay lugares a apenas 30 cuadras del centro donde existen familias a las que aún no les llega la conexión de energía eléctrica. Hay barrios enteros en el norte donde no cuentan con agua potable y se abastecen manzanas enteras con sólo unas canillas comunitarias. En muchísimos lugares de nuestra ciudad existen basurales y microbasurales, y también desagües a cielo abierto a la vera de las casas de los vecinos, con todas las consecuencias en materia de infecciones y de presencia de mosquitos y roedores que este tipo de fenómenos acarrea.
La ciudad capital de la provincia no ha recibido inversiones suficientes para lo mínimo indispensable como mejorar las condiciones de las calles y de sus luminarias públicas, que hacen al combo perfecto para la inseguridad que hoy en Santa Fe se traduce en crímenes violentos y vidas arrebatadas. Tampoco para la salud pública -a pesar de que recibe a pacientes de la ciudad y de toda la provincia en sus hospitales- porque los centros de atención primaria sólo atienden de lunes a viernes y por la mañana. También el acceso a la educación es muy difícil para los sectores más vulnerables, a pesar de los enormes esfuerzos que hacen las escuelas. En efecto, en los barrios populares de nuestra ciudad se registran los más altos índices de abandono, situación muy vinculada en la pandemia a falta de acceso a recursos informáticos y de conectividad que en parte se están ahora tratando de subsanar.
Tal vez sea necesario decirlo claramente y de una vez por todas: Santa Fe es una ciudad pobre y se hunde en una situación tan compleja que amerita con justicia la pregunta de si hay un camino posible para revertir esta situación. Frente a todo esto, también hay que decir con claridad que quienes conformamos la dirigencia política, tenemos la responsabilidad de buscar esos caminos y de gestionar las acciones necesarias para detener y revertir ese flagelo.
Por mi lado, hace años que vengo advirtiendo que en Santa Fe hay una semilla con enorme potencialidad para salir de esta situación, y que necesita de las gestiones y decisiones necesarias para poder germinar. Estoy hablando del Puerto de Santa Fe. Y del desarrollo ferroviario que vincule a Santa fe con el resto de la Región Centro. A mi criterio, el proyecto más trascendente para poder desplegar las potencialidades de nuestra región, aprovechando nuestra ubicación estratégica y nuestro río.
En efecto, se trata de un puerto que desde hace un siglo está operando prácticamente en las mismas condiciones y que, justamente por la falta de actualización en materia de infraestructura, ha ido perdiendo su lugar de relevancia estratégica y comercial, lo que ha repercutido negativamente en la economía regional y en especial en nuestra área metropolitana. Desde su lugar, el Puerto de Santa Fe tiene un hinterland (área de influencia) que abarca al NOA, al centro-norte de las Provincias de Santa Fe y Córdoba y a las provincias del Litoral argentino, lo cual representa la oportunidad de nuestro puerto de ser un lugar de entrada y salida de productos regionales e internacionales. Semejante potencialidad ha sido reconocida por muchos expertos, y por eso existe un “Proyecto de Reconversión del Puerto de Santa Fe”, que tiene por propósito realizar las obras necesarias para que el Puerto pueda ser operativo en sus máximas posibilidades, y que ha realizado los estudios de factibilidad y presupuestarios necesarios como para demostrar que, en efecto, la reconversión del Puerto es posible.
El Proyecto de Reconversión del Puerto es un programa extenso y complejo, y exponerla aquí en su plenitud excedería los límites de los propósitos de este escrito. Sin embargo, considero importante señalar tres aspectos fundamentales que nos pueden ayudar a entender de qué estamos hablando:
Necesidad de un mayor calado: el “calado” es la profundidad del río que alcanza la parte sumergida de una embarcación. Es decir, en función del calado de un puerto pueden llegar hasta el mismo embarcaciones de mayor o menor porte.
Hoy el Puerto de Santa Fe tiene un calado de 22 pies (cada pie mide 30,48 cm.) y sería necesario llevarlo a un calado de 32 pies. Para tener una referencia, 32 pies tiene hoy el calado del Puerto de Timbúes y todos sabemos cómo funciona y la importancia que trae para la región. Como señalan los especialistas, la ampliación del calado y la comparación con Rosario no se trata de una cuestión reivindicatoria ni localista, sino más bien de estrategia comercial regional. Así como Santa Fe tiene que aspirar a alcanzar los 32 pies, el Puerto de Rosario hoy avanza hacia los 36 pies de calado y apunta a llegar a los 40.
El traslado del Puerto: las condiciones de infraestructura actuales y la necesidad de mayor calado demandarían el uso de complejas y costosas técnicas para alcanzar las condiciones ideales en el lugar actual del Puerto. De hecho, el incremento de los tamaños de los buques es incompatible con las instalaciones actuales, las cuales resultan además de difícil modificación. Trasladar el Puerto posibilitaría una reconversión más accesible desde el punto de vista operativo y financiero.
Conexiones ferroviales: El Puerto de Santa Fe posee un lugar estratégico en el Corredor Bioceánico Central, pero para que esa posición sea aprovechada necesita estar conectado con el gran centro industrial de la ciudad de Córdoba a través del ramal San Francisco - Rafaela - Puerto Santa Fe. El Proyecto para la rehabilitación del corredor San Francisco - Puerto de Santa Fe comprende dos Ramales: 1) Ramal CC4: son 60,5 km., y abarca las estaciones San Francisco hasta Rafaela; 2) Ramal F2: 92,4 km, abarca las estaciones que van desde Rafaela hasta Santa Fe Cambios. Una alternativa para ingresar a Santa Fe y al Puerto es considerar el Empalme San Carlos (Ramal F2), tomar el Ramal F4 hasta Estación Santo Tomé (Ramal F1) y de allí por vía mixta ingresar al Puerto. Este proyecto permitiría la circulación de trenes de 2.500 tn. Por otra parte, es importante señalar que el Puerto de Santa Fe dispone con sistemas ferroviarios con ramales internos, y en ellos confluyen las redes ferroviarias de la Empresas Ferrocarril Belgrano y Nuevo Central Argentino, las cuales pueden vincular al Puerto con Córdoba, San Juan, La Rioja, Tucumán, Santiago del Estero y Formosa, provincias que en su conjunto conformarían el hinterland.
Cada una de estas obras tiene un presupuesto que ha sido medido y que posiblemente necesite ser actualizado. Así, por ejemplo, el dragado y balizamiento para llegar a los 32 pies se estima en 100 millones de dólares. Por su parte, la obra ferroviaria había sido estimada para 2003 en 5 mil millones de dólares. Sin embargo, en todos los casos, también se han estimado los retornos de estas inversiones a causa de los nuevos movimientos y el aumento de la productividad, y se trata de inversiones que, lejos de ser un gasto, proyectan a futuro un crecimiento de la economía para toda la región, en especial en un contexto donde el sector agroindustrial plantea un proyecto donde se pretende generar 700 mil puestos de trabajo y pasar de exportar 60 mil millones de dólares a 100 mil millones de dólares.
Claramente, esto se traduce en un aumento de las fuentes de trabajo y también de los recursos para hacer frente a las obras necesarias para mejorar la calidad de vida de los santafesinos y santafesinas, y así potenciar las condiciones para el desarrollo de la actividad económica que empiece nuevamente a movilizar la ascendencia social. En nuestra visión, la reconversión del Puerto de Santa Fe junto a la rehabilitación de la conexión ferroviaria con Córdoba son la clave para hacer frente a la situación de pobreza estructural que nuestra ciudad vive hace años y que se ha agudizado de forma alarmante durante la pandemia.
En este sentido, estoy convencido de que los actuales gobiernos nacional, provincial y municipal, y los legisladores que nos representan a nivel nacional, pueden hacer mucho para dar el puntapié inicial de este proceso de reconversión. Sin lugar a dudas, el presidente, el gobernador, el intendente y los legisladores comparten el diagnóstico de que el Gran Santa Fe está languideciendo como área metropolitana, y con seguridad también ven con preocupación la situación social de la ciudad de Santa Fe, que refleja desde hace años la ausencia de un proyecto sólido y sustentable que contemple un modelo de inclusión, de trabajo y de desarrollo para la ciudad y su área metropolitana.
También en esa línea, entendemos que estamos en un momento histórico que puede convertirse en oportunidad. No sólo el mundo entero se está repensando a sí mimo a causa de los efectos de la pandemia, sino que a nivel nacional-local la ciudadanía ha dado en las urnas un mensaje muy claro acerca de cuál es el camino que no quiere transitar. Como Presidente de la Comisión de Transporte de la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe, tengo una visión clara acerca de la necesidad y las posibilidades de aprovechar este momento histórico, en el marco de la discusión sobre la hidrovía y pongo a disposición todas las posibilidades que ese espacio me brinda y el más absoluto apoyo para llevar adelante medidas que vayan en este sentido.
Sin ir más lejos, el 25 de agosto del año 2020 mantuve una reunión con representantes de las entidades productivas que manifestaron su plena conformidad con estos proyectos, y señalaron la necesidad de fortalecer el lugar estratégico que la ciudad de Santa Fe ocupa a nivel regional para la reactivación de la economía. En esa misma dirección, también en agosto del 2020 presenté un proyecto de ley que prevé precisamente autorizar al Poder Ejecutivo Provincial a tomar crédito para poder llevar adelante la etapa de inversión correspondiente al Proyecto de Reconversión del Puerto de Santa Fe. Finalmente, desde el espacio que integro, el Frente Renovador, la Provincia cuenta con el pleno apoyo de Sergio Massa -quien hoy preside la Cámara de Diputados de la Nación- para llevar adelante las obras necesarias para la refuncionalización del Puerto de Santa Fe.
No puedo dejar de señalar que el proyecto Circunvalar, y el puente Santa Fe - Santo Tomé son un paso para avanzar, pero es necesario diseñar un proyecto integral, que no deje afuera al Área Capital del peine ferroportuario sobre el Paraná, en especial en su vinculación con la provincia de Córdoba. Caso contrario se consolidaría la exclusión del área Metropolitana de Santa Fe de los beneficios del desarrollo logístico regional y provincial.
En definitiva, ante la crisis y la emergencia, también hay una gran oportunidad. La ciudad de Santa Fe y el Gran Santa Fe tienen una potencialidad enorme, y el clamor de la sociedad nos demanda no desperdiciarla. Es una tarea de la sociedad en su conjunto, pero especialmente de la dirigencia política sembrar esta semilla para una Santa Fe con futuro y en la que nadie padezca las privaciones que hoy viven más de la mitad de sus habitantes.
(*) Abogado. Diputado Provincial del Frente Renovador-PJ.
Hace años que vengo advirtiendo que en Santa Fe hay una semilla con enorme potencialidad para salir de esta situación, y que necesita de las gestiones y decisiones necesarias para poder germinar. Estoy hablando del Puerto de Santa Fe.
La reconversión del Puerto de Santa Fe junto a la rehabilitación de la conexión ferroviaria con Córdoba son la clave para hacer frente a la situación de pobreza estructural que nuestra ciudad vive hace años y que se ha agudizado de forma alarmante.
Es necesario diseñar un proyecto integral que no deje afuera al Área Capital del peine ferroportuario sobre el Paraná. Caso contrario se consolidaría la exclusión del área Metropolitana de Santa Fe de los beneficios del desarrollo logístico regional y provincial.