La política profesional santafesina debería, sin pudores, reconocer que la verdadera intención y la “grieta ideológica” que separa a propios y extraños en relación con la reforma constitucional es la reelección del gobernador en funciones, el resto sobra si no se toma conciencia del significado de un debate que tiene, como objeto, las próximas décadas, las futuras generaciones.
Lo es hoy con Pullaro, lo fue con Lifschitz, Reutemann, u Obeid y, de no lograrse la modificación, lo será en los próximos intentos.
Pues bien, que no sea “solo eso” es responsabilidad de los actores sociales que están por fuera de la rosca política. Para ser más claros es la hora de las Organizaciones No Gubernamentales para imprimir contenido a la constitución y exigir espacio para democratizar la convención constituyente.
La Cámara Alta provincial le dio sanción definitiva a la necesidad de reforma.
El doble mandato es un hecho. Fin
Existen motivos suficientes para defender y fundamentar la necesidad institucional de ampliar la reelección de un gobernador por un período más, y sincronizar nuestra Constitución provincial con la nacional, las municipales y las de las naciones más avanzadas del mundo.
No es necesario recurrir al argumento del derecho comparado para justificar la necesidad de repetir el mandato. Hoy, la vertiginosidad de los cambios sociales y culturales es una razón aún más fuerte para sostener que cualquier proyecto político estratégico de gobierno, enfocado en una reforma y modernización del Estado, necesita más de cuatro años para gestar siquiera un embrión de una posible y necesaria modificación estructural.
La única verdad
Incluso debe reconocerse que los intereses de "casta" que maneja la lógica del Estado afectan la gobernabilidad en los exiguos cuatro años de gestión.
Quien ha pasado por el ámbito de cualquier gobierno sabe que el último año de gestión debilita enormemente el poder del Gobernador, y comienzan las operaciones internas en la administración pública: se bloquean expedientes y se boicotean gestiones
Puede reconocerse, o no, pero esa es la realidad que debe enfrentar un gobernador para que su mandato dure cuatro años y no tres. Cada periodo que termina con el festival de nombramientos es un mal endémico del Poder Ejecutivo y Legislativo.
Enamorar al santafesino con la reforma
Desperdiciar energías, recursos, chicanas y operaciones de prensa de poca monta sobre el asunto de la “reelección de Pullaro y su intención” es subestimar la inteligencia de la voluntad popular.
Sí, Maximiliano Pullaro y su entorno impulsan la reforma constitucional para tener la posibilidad de ser reelegidos hasta 2031. ¿Cuál sería el problema de sincerar algo tan real como necesario?
También el “Pacto de Olivos” entre Alfonsín y Menem tenía como objetivo la continuidad del riojano. Menem necesitaba cuatro años más, y Alfonsín, como estadista y en edad de merecer el bronce, impuso una serie de transformaciones que modernizaron la institucionalidad argentina, colocando la Constitución de 1994 como una carta magna avanzada en el mundo. Esta herramienta queda como reserva para ser utilizada cuando nuestro país vuelva a ser conducido por dirigentes con un nivel intelectual superior al promedio.
Con Boleta Única de Papel se elegirán a los convencionales. Crédito: Manuel Fabatía
Que la hipocresía no sea chantaje
El tiempo es limitado, incluso por la urgencia reelectoral que señalamos. La sociedad santafesina se enfrenta a un dilema: resolver rápidamente la discusión sobre la reelección y centrarse en intensificar el debate sobre los derechos de cuarta y hasta quinta generación, anticipando un futuro que “ya llegó” y manteniendo una visión hipotética de un conflicto mundial de larga duración, en el que Santa Fe podría ser un destino para inmigrantes de mediano o alto poder adquisitivo.
Si las mezquindades nos lo permiten, aquí también se trata de que los partidos políticos asuman su falta de representatividad real, lo que hoy lleva a Milei como corolario, y den lugar a los mejores en cada disciplina que el progreso social necesita darle rango constitucional y seguridad jurídica.
Darle calidad a la reforma con los mejores.
Hablamos de inteligencia artificial, granjas crypto, teletrabajo para sumar a los mejores del país y de la región, y cambiar la meta horaria hacia la productividad, rediscutir la investigación penal y el control republicano, entre otros.
Los partidos políticos, administrativamente aptos para participar en la elección de convencionales constituyentes, deben ser el instrumento para garantizar que éstos sean los mejores en su disciplina, convocándolos a la hazaña y retirando el cepo ideologizado de la obediencia debida o la garantía de la voluntad popular de “caras”.
La reelección como reforma es un hecho. La reelección del actual gobernador también. Lo que queda por definir es si será solo eso, una puesta en escena de que hay “algo más”, o el aprovechamiento de una oportunidad histórica para constituir las bases de una provincia que, como lo fue históricamente, sea la cuna de la república, replique y honre a los convencionales de 1962, quienes llevaron la modernidad de su época a la Constitución, la cual, 62 años después, sigue dando que hablar por su impecable redacción.
Civilización o pereza sería la consigna.
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