El gobernador encontró su casta para confrontar: la Corte y lo que representa. En parte, así esquiva hacerlo con activos y pasivos. A sus gremios parece haberlos dividido. En cambio, Unidos para Cambiar Santa Fe está a un paso de pasar una prueba interna dura.
La reforma previsional que muy probablemente sancionará Diputados esta semana llevará el apellido del gobernador. Se hablará de ella como de la Ley Pullaro o de la Reforma Pullaro de las jubilaciones. No es, obviamente, por lo que espera ser recordado un gobernador, más allá de que ya haya encontrado hace tiempo -y acentuado en agosto y septiembre- dos elementos fuertes en el plano político para llevar adelante en 2024 y así preparar debidamente 2025.
Por una parte Pullaro pulsea públicamente con quienes tienen más poder para complicarle sus planes sobre la Caja: los jueces y los eventuales recursos de inconstitucionalidad y de paso acomoda el ejercicio de su año con más capacidad de maniobras sobre la Corte o sobre sus miembros, en especial, sobre lo que se les atribuye o representan, como se quiera ver. Por otra, al oficialismo lo asiste (o lo consuela) un discurso adecuado para presentarle malas noticias a la sociedad. Un "no hay plata" para que las jubilaciones sigan como hasta ahora (muy arriba de Anses y de las demás cajas provinciales) que se enjuaga con la confrontación con una "casta" que aquí no podía ser encarnada por "los políticos".
Domingo, 7 AM
"La fiebre de un sábado azul y un domingo sin tristezas" de Viernes 3 AM de Charly García es para otras generaciones que hoy solo pueden sentir una nostalgia sobre el despertar democrático y a las pasiones de la década del '80. ¿Por qué el gobernador le concedió a la Corte una audiencia este domingo 8 bien temprano, en un horario y día en el que, como bromeó su titular en declaraciones a El Litoral, es más bien como para "ir a misa"? Seguramente para que unos y otros hagan lecturas apresuradas, vinculadas a los años, las edades jubilatorias, del tipo "los hace madrugar", que "se queden sin domingo".
El encuentro está pautado para cuando se publiquen estas líneas y los periodistas que concurran a cubrirlo posarán sus ojos sobre las caras, los gestos y las cuidadas declaraciones que seguramente habrá luego de ese desayuno. Gutiérrez ha dicho que corresponde que quien invita ponga "las facturas". Se va a hablar de números, de los pesos que necesita el Poder Judicial para continuar sus obras edilicias y de las vacantes pendientes o de si hay planes para otra reforma que cambie los juzgados que dispone la ley y que no se cubren desde hace años... Se ha prometido no hablar de otros números, los de la edad de los miembros de la cabeza del Poder Judicial de Santa Fe, que enarbola el gobierno para buscar "una renovación".
Unidos avanza
El oficialismo de Santa Fe construyó entre agosto y septiembre un mensaje que logra reproducir los mecanismos discursivos que dominan el panorama a nivel nacional, aunque con otros contenidos, que aquí no son reaccionarios por supuesto. Y se diría que en línea con lo que históricamente ha advertido el radicalismo sobre el Estado y el poder, en tanto se piensa como un partido ético, entre las convicciones de Alem y responsabilidades de Yrigoyen.
"Somos Illia" les ha dicho Pullaro a sus colaboradores al bajar el gasto del funcionamiento del gobierno, pero en esas dos figuras históricas fundacionales, tío y sobrino enfrentados, puede resumirse el debate de radicalismo santafesino para sostener la reforma. Lo que se quiere y lo que se debe hacer.
Se reflota una manera de presentar hechos de gobierno que indefectiblemente tienen aspectos antipáticos o impopulares. Se hace partir de algo de lo que los radicales saben y mucho: la ética de la responsabilidad (que posterga la de las convicciones). En la sesión del Senado santafesino que dio media sanción a la Reforma se ha generado incluso un ensayo épico de esa convicción de ser responsables.
Unidos cuidó con esmero su cohesión interna con una fórmula sobre el tema que más dividía a radicales de socialistas, que muy bien la describió Rubén Pirola, el líder de la bancada opositora en el Senado, una minoría de apenas 5 de 19 bancas. "Fue la manera que encontraron de zanjar esa diferencia", expresó respecto de si se modificaban o no las edades jubilatorias de las mujeres y se las igualaba con los hombres a los 65 años.
La salida es que sea una potestad del gobernador agregar esos años de edad a futuro (no tan lejano) si sucede antes lo mismo con la Ansés que mantiene a las aportantes como beneficiarias a los 60. Para el PJ, "una delegación de facultades". En cualquier caso, otra vez, el apellido Pullaro eventualmente quedará expuesto.
¿La primera?
Es inevitable que los ajustes sobre los beneficios jubilatorios actuales y futuros tengan el sello de la gestión y de su figura política central. Es en efecto una Maxi Reforma Previsional, aunque algunos la leerán como una "mini" manera de cambiar las cosas. O acaso como la primera de una serie de reformas sobre la Caja, tal como ocurrió con la provincia de Córdoba, ese espejo para el análisis político y económico que tiene Santa Fe (y viceversa) donde se hicieron sucesivos cambios en las fórmulas jubilatorias.
Es cierto, entre el rojo acuciante, de resolución urgente, que se mostró al iniciarse el debate y los recortes a pasivos y activos que finalmente se ha aprobado en el Senado, el proyecto "se ha morigerado", como dijo el presidente de la bancada del radicalismo, Rodrigo Borla-
El senador por San Justo fue el radical más involucrado, tanto en las tareas de la Comisión de Análisis de la Legislatura, como en los contactos entre legisladores y funcionarios encabezados más por el ministro de Gobierno Fabián Bastia que por el de Economía, Pablo Olivares. La cuestión fue tan espinosa que pesó más el ministro político que su par que cuida y distribuye recursos en el Estado.
En la sesión del Senado habló en primer término un justicialista que ya en las elecciones apoyó a Pullaro (como en 2019 a Bonfatti): Joaquín Gramajo (Unite- 9 de Julio) describió lo tardío del debate, lamentó que Santa Fe haya dejado crecer el rojo de la Caja sin tomar medidas y explicó qué significa, en términos prácticos, el peso del déficit previsional, cuántas ambulancias, acueductos, obras, pueden llevarse a cabo con esos fondos. (Pirola le habló del valioso intangible del bienestar entre los empleados de "una patronal" que es el Estado, que en la sociedad derrama exigencias más altas también en otros trabajadores). Fue un contrapunto interesante entre quienes sin duda leyeron "Argentinos a las cosas" y habrán rezado el catecismo de que lo mejor "es realizar".
Después hablaron solo radicales: a Borla le tocó explicar la ley, fue el miembro informante por la mayoría. Y a Estaban Motta (San Martín) lo más difícil: reivindicar y ponderar lo que se votó, aún a sabiendas de las críticas y las quejas de los afectados. Encontró la sinceridad que lo épico exige. El cierre solo podía estar a cargo de Felipe Michlig (San Cristóbal). Reflexionó en la banca, se sinceró al decir que era "muy difícil" ir a la Nación por la deuda que por ley le corresponde a Santa Fe sin antes hacer los deberes de atacar el déficit "estructural" y desplegó argumentos políticos que antes había presentado someramente el jefe de bloque.
El dirigente que no quiso ser ministro de Gobierno, al que siempre el gobernador Pullaro pondera y pone a su lado en los actos, y que es uno de los hacedores de la reunificación radical y luego de la invención del frente de frentes, leyó en paralelo la historia reciente de Santa Fe y Córdoba, sus alternancias partidarias y explicó que hoy aquí se hace lo que el peronismo de José Manuel de la Sota, su cordobesismo, hizo antes (y mucho más en profundidad). Afuera una parte de los involucrados (solo docentes y municipales) llevaron adelante una protesta que se repetirá el próximo jueves cuando Diputados complete la aprobación.