Seguridad: un cambio demorado, una asunción exprés y un desafío de sólo diez meses
Mientras la calle sigue fuera de control, Nación y Provincia cruzan acusaciones sobre la regular, poca o nula asistencia que brinda la Casa Rosada a Santa Fe.
Rubén Rimoldi dejó el cargo y en minutos lo tomó Claudio Brilloni.
Diez meses es a priori extremadamente poco tiempo para una gestión en materia de seguridad, sin embargo, es más de lo que logró permanecer en el cargo el saliente ministro del área en Santa Fe. Rubén Rimoldi se sostuvo un semestre en el puesto con más sobresaltos que aciertos. Lo reemplaza Claudio Brilloni, quien venía siendo parte de la gestión como vice ministro; era casi el reemplazo natural para un recambio que a juzgar por los propios interlocutores de la Casa Gris, se hizo esperar demasiado.
La decisión dependía pura y exclusivamente del gobernador. Paradójicamente, terminó siendo un actor externo el que precipitó los hechos. Fue probablemente el intendente de Rosario, Pablo Javkin, con su vehemente planteo al propio mandatario de "hasta aquí llegamos", quien generó el desenlace.
El día había arrancado en esa ciudad con una nueva balacera, esta vez, contra un centro de salud municipal; era continuidad de otra perpetrada contra una comisaría y proyectiles disparados de alguien que se trasladaba en bicicleta. La inacción policial se sumaba a un paso poco feliz del todavía ministro en la Legislatura, con declaraciones desafortunadas que generaron nuevos cruces con miembros del Ministerio Público de la Acusación. Las balas contra el centro de salud fueron a primeras horas del día; al final de la jornada, Rimoldi dejaba de ser ministro.
Claudio Brilloni jurando como nuevo ministro de Seguridad de Santa Fe.
Exprés
Fue renuncia y asunción en tiempo exprés. A través del ministro de Gestión, Marcos Corach, Perotti mandó llamar a Rimoldi para definir la situación en Casa de Gobierno. Caía la tarde. Rimoldi esperó en la privada al gobernador durante más de una hora y media porque en simultáneo, el mandatario recibía al ministro del Interior de la Nación.
Antes de que Rimoldi y Perotti hablaran, ya viajaba también rumbo a Santa Fe Brilloni, el sucesor. Concluyó el acto protocolar con el funcionario nacional, se fueron los invitados, se cerró el Salón Blanco y los pasillos de Casa de Gobierno comenzaban a quedarse en penumbras. Poco después de las 21, era el propio Rimoldi quien mientras se retiraba de Casa de Gobierno por una puerta lateral, le confirmaba a la prensa que había sido desplazado.
El tiempo que transcurrió entre la dimisión y la asunción fue el necesario para aguardar que llegase la Escribana Mayor de Gobierno – convocada de urgencia- y se firmasen los decretos de aceptación de la renuncia y designación del reemplazante. Todo en cuestión de minutos; un hecho sin precedentes. No había tiempo – se explicó- para demorar la designación; no podía permitirse que en medio de la zozobra generada por la violencia, el Ministerio permaneciese acéfalo hasta el día siguiente. No había margen; el delito no daría tregua. Y no la dio. A sólo horas del nuevo ministro en el cargo, la noticia era otra balacera en Rosario, a plena luz del día, contra el cajero automático de un banco y usuarios en su interior que resultaban heridos por las esquirlas.
Mientras la calle sigue fuera de control, Nación y Provincia cruzan acusaciones sobre la regular, poca o nula asistencia que brinda la Casa Rosada a Santa Fe. La oposición, en tanto, actúa estos tiempos en modo "transición"; reclama una convocatoria al Ejecutivo para discutir las leyes o medidas que puedan adoptarse y que hasta serían parte de la política de seguridad en la próxima gestión, e imagina una suerte de "acta acuerdo" que todos los pre candidatos a gobernador pudieran firmar para convenir líneas básicas de aquí en adelante.
Brilloni es el cuarto ministro de Seguridad en lo que va de la gestión Perotti. La inició Marcelo Sain, que asumió junto al resto del gabinete con un acto en la Plaza de Mayo y toda la expectativa del comienzo de mandato. Le siguió Jorge Lagna; con el argumento de la pandemia, su acto fue en el Salón Blanco pero a puertas cerradas, mientras los periodistas aguardaban en el hall del edificio con custodia policial y dependían de la buena voluntad del nuevo funcionario – que, afortunadamente, la tuvo- para lograr algún pronunciamiento. En la cronología continuó Rimoldi; acto de asunción con invitados, prensa y en el Salón Blanco. Sin embargo, excusado por el propio gobernador de responder preguntas de los periodistas; "más hechos y menos palabras", había dicho en esa ceremonia el mandatario. Seis meses después, la línea del tiempo ubica al cuarto ministro, ya en la recta final de la gestión. Claudio Brilloni asumió en privado, ni siquiera en el Salón Blanco que había comenzado a prepararse y hasta encontró a algunos invitados desprevenidos que se habían acercado para participar. Un acto minutos antes de las diez de la noche en un despacho de la Gobernación, a puertas cerradas, sin prensa ni invitados especiales; un acto casi en la soledad de una Casa de Gobierno despoblada y en la que sólo quedaban para entonces, unas pocas luces encendidas.
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