Por Raúl S. Vinokurov
Por Raúl S. Vinokurov
Terminó el alegato de los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola. Fueron varios días de describir hechos, mecanismos, complicidades, para acusar de asociación ilícita a un grupo de funcionarios y a la actual vicepresidenta de ser la jefa de dicha asociación con la única finalidad de robar al Estado.
Por el contexto nacional, se esperaba con impaciencia la acusación final de los fiscales. Muchos años han transcurrido desde que comenzaron las primeras denuncias sobre lo que pasaba en Santa Cruz, pero siempre, de una u otra manera, Cristina Fernández resultaba indemne. Hubo un caso muy particular. En la causa Hotesur-Los Sauces el tribunal la declaró inocente sin haberse desarrollado el juicio.
"Corrupción o Justicia", finalizó su pedido el fiscal Luciani a los jueces. Salvando las grandes diferencias, es imposible no recordar el Juicio a las Juntas Militares de la dictadura. Nunca Más dijo Julio César Strassera en esa oportunidad. Fue imposible además no recordar al fiscal Alberto Nisman, donde coincidentemente la persona acusada por el ex fiscal es la misma que Luciani acusa de ser la jefa de la banda.
Cristina no solo tiene pendiente esta causa. Ha tenido otras denuncias y procesos por corrupción. Años de tejer impunidades. Tanto ha hecho y conseguido que no admite ser enjuiciada, no tolera no ser el eje alrededor del cual todo debe girar en su beneficio. No tolera no tener la última palabra o no conseguir los resultados que ella espera tener. Algo le salió mal y no lo tolera. Pretendió dominar y doblegar a toda la Justicia. Todo el aparato que de alguna manera podría garantizar su impunidad. Este juicio demuestra que no logró. Hay un sector y funcionarios del Poder Judicial que pretenden ser independientes y cumplir con sus deberes de funcionarios públicos.
Todo nos lleva a pensar que a Cristina nunca le importó la República, la división de poderes, la independencia de cada poder. Esto tampoco le importó al presidente Fernández cuando criticó y descalificó el alegato de Luciani y a todo el proceso en general.
No sabemos cómo será la defensa técnica de Cristina. A pesar de las muchas oportunidades que tuvo siempre esgrimió respuestas políticas, o cuestiones que no tienen relación directa con el caso, o atribuir responsabilidades a algunos de sus funcionarios o a su propio marido, como hizo en varios pasajes de su discurso del lunes, o autodefinirse como perseguida, víctima y presunta proscripta hacia el futuro.
Lamentable la defensa esgrimida por Alberto Fernández, Sergio Massa y muchos más. No solo por el contenido y redacción de sus comunicados, sino también por la abundancia del archivo que existe criticando a Cristina y a La Cámpora. Massa incluso prometió encarcelar a Cristina y varios más. Cristina el lunes se refirió a los doce años de gobierno del matrimonio Kirchner diciendo que fueron los mejores años para el pueblo, en varias décadas y que los trabajadores argentinos se llevaban más del 51% del PBI. Lo que no dijo es que hace casi tres años siguen gobernando, que al actual presidente lo designó ella y que hoy el 50% de la población del país está sumido en la pobreza y que llevaron al país a una profunda crisis de todo tipo. Ella es gobierno.
En el mes de septiembre deberían culminar los alegatos de la defensa de todos los imputados, incluida Cristina. Ahí tendrán la posibilidad de argumentar todo lo necesario para negar los cargos y que se desestimen las pruebas presentadas en su contra. Mientras tanto se seguirá atentando contra la República, confundiendo y usando al aparato estatal como si fueron los dueños. No hay que descartar movilizaciones y acciones de variada índole tratando de intimidar, presionar, amenazar y complicar aún más la labor del tribunal. El juez federal Ramos Padilla, a quien asociamos con otra causa urticante como es la denominada Cuadernos, pidió se le consiga un psicólogo al fiscal Luciani para que no se suicide.
Si desde el Estado se toman posiciones de todo tipo en defensa de Cristina ¿Quién nos asegura que la integridad de los fiscales, los jueces, sus equipos de trabajo, sus respectivas familias, estará debidamente asegurada? Se trata simplemente de continuar con absoluta normalidad el juicio, respetar y cumplir todas las normas del debido proceso y derecho a la defensa e inocencia presunta.
Si proclamamos que todos somos iguales ante la ley ¿Por qué Cristina se siente diferente, no igual?
Cuidemos la República, está en peligro.