Lunes 12.12.2022
/Última actualización 2:07
A la derecha nadie la mueve. Advertencia. Estoy reescribiendo una nota de antes de La Peste. Razón: me preguntaron "Che, ¿quién es Javkin?" Algunos no entienden qué pasa en Rosario. Reducción sencilla. Una copia, en escala municipal, de los sucesos de CABA. Muchos rosarinos parecen progresistas, son claramente conservadores. Hacen bien.
Origen: tan aluvional y tan receptivo como un puerto. Porque Rosario es eso, sin dudas: un puerto. Antes fue "la capital del peronismo". Folclore. Historia. Cambió. Hay una fecha. En el discurso de cierre de la campaña de 1983, frente al Monumento a la Bandera, hablaron Horacio Daniel Usandizaga -candidato a intendente-, Aníbal Reinaldo -candidato a gobernador- y Raúl Alfonsín, candidato a presidente.
Aclaración. Nadie antes, nadie después, reunió tanta gente en un acto popular como en esa ocasión. Nadie. Ni el Papa ni la soja. Mismo lugar, diferente resultado. Cierre cismático. Usandizaga dijo, en su discurso, que "más allá de lo que pase en la Nación y en la Provincia, prometo poner a Rosario de pie". "Rosario de pie", era su eslogan. Alfonsín nunca se lo perdonó. En la provincia el radicalismo perdió frente al peronismo y en la ciudad ganó Usandizaga (algunos ahora, 2022, suponen que el eslogan es nuevo).
Alfonsín. Vernet. Usandizaga. Comenzaba la democracia. El socialismo no obtenía ni siquiera 12.000 votos para "pelear" una banca de concejal. Todavía era estudiantina y un dirigente sin aflicciones de jornalero: Estévez Boero.
El desarrollo. Las intendencias de Usandizaga se caracterizaron por sus decisiones abruptas y profundas. Corajudas. Era líder. En los primeros días se paraba delante del "tarjetero" (el viejo sistema de "presente" con una tarjeta que se insertaba en el reloj en el Palacio Municipal) y 15 minutos después de la hora de entrada, en la mañana, cargaba con todas las tarjetas de los ausentes (el que llegaba primero marcaba a sus amigos, con el intendente al lado era imposible la mentira) y les advertía: "Cuando lleguen, que vengan a mi despacho".
Su argumento era sencillo: "Trabajan seis horas por cinco días a la semana y llegan tarde… que no jodan". Redujo la planta. Discutió los sueldos. Organizó la intendencia pese a los líos de las inflaciones. Hizo obra pública. El pueblo rosarino, llegado el momento, lo plebiscitó. Su segundo mandato fue eso. Enfrentaba a la ciudad de Santa Fe, peronista, y a la Capital Federal, alfonsinista. Usandizaga fue un líder clasificable. Ejecutivo, pero de centro derecha.
La encerrona. Después del descalabro de un vicegobernador, Antonio Vanrell (dineros para senadores y diputados que se volvieron injustificables y que los periodistas santafesinos denunciaron), su camino estaba expedito. Sería gobernador. Ay, lo encerraron. Los números redondos de la encerrona fueron estos: Usandizaga, 600 mil; Reutemann, 400 mil; otro peronismo ,170 mil; otro aliado peronista, 50 mil; otro, 27 mil. La suma daba más de 600 mil. Se inauguraba la Ley de Lemas.
Usandizaga, el vasco Usandizaga, no quiso sublemas ni que sus diputados no la votasen en la Legislatura. Perdió. El peronismo unido (sumado) le ganó. A simple pluralidad de sufragios hubiese sido otra cosa.
La silla vacía. La ciudad no quería peronismo. Rosario se había acostumbrado al juego de la victimización. Había que reemplazar a Usandizaga, que renunció. El radicalismo juntó, en mitad del velatorio de la renuncia de Usandizaga ("si gana Menem renuncio") apenas 90 mil votos.
"El vasco es de palabra". Lo querían. No tenía reemplazo. Rosario votó una agrupación estudiantil con raíces en medicina e ingeniería. Empezaba otra historia. Usandizaga, que quede claro, descabezó para siempre el liderazgo radical. Hasta hoy la maldición continúa. Hay votos, no hay jefe confiable. Ese es (fue) el eje del "Binnerismo".
La derecha progresista. Es fácil entender (demostrar) que los mismos barrios que votaron a Usandizaga votaron a Héctor Cavallero primero y después a Hermes Binner.
Ese socialismo de alambique de Estévez Boero, acompañado por dos personajes claramente de derecha súper explícita, como Rafael Martínez Raymonda (PDP) y René Ballestra (PSD) -dos que acompañaron el proceso militar enfáticamente-, fueron (son) parte del gobierno socialista de Rosario que, por conveniencia, siguió con su sistema de victimización. La ciudad de Santa Fe no me quiere y el gobierno nacional tampoco.
El socialismo, encerrándose, demoró la regionalización de Rosario. No podían, no pueden compartir con ningún peronismo un proyecto, mucho menos co-gobernar. Este socialismo es estéril.
El socialismo en Argentina es una idea internacional muy grande con realizadores locales pequeños por algo elemental. La bandera de igualdad y justicia social se la arrebató en 1945/1946 el peronismo. No han logrado reponerse. Refugiarse en la derecha es la salida correcta. Son los progresistas del lado equivocado del río. Da sus frutos. Tranquilizan.
El socialismo garantiza que no habrá revoluciones tardías. Es una buena moneda de cambio para un radicalismo sin liderazgos. Después de Usandizaga no creció el pasto. Los radicales rosarinos copian más al socialismo que a aquel "usandizaguismo" y sucumben, son híbridos.
La actualidad sorpresiva. El río Paraná trae/lleva la droga, las drogas hacia el mar. La región es inatajable. Poroto de soja, vacas, cocaína. Desde la desembocadura del Carcarañá hasta Zárate/Campana por el río la vida existe. Vigilar a la delincuencia exige otro trato. Más coraje y decisión. Las terminales portuarias exigen otro trato. La Bolsa de Rosario más Chicago, San Pablo van por los embarques y un solo Dios verdadero.
Rosagasario tiene una policía en estado de emergencia, las bandas distribuidoras dividiéndose la ciudad y un líder unívoco: Hermes Binner, que se quedó con el partido que abandonó Cavallero y que se murió. No hay remplazo. Lifschitz, un ejecutor ecléctico, también se murió. Ni teoría ni práctica ni ideas. ¡Help!
La fisura. Hacia 2007, el gobernador Obeid, nadie sabe la razón real, elimina la Ley de Lemas. Personalmente supongo que no quería que Reutemann siguiese siendo el eje de la provincia (su envidia por Lole era un clásico y, para Kirchner, el Lole era un escollo)
Hermes Binner es candidato. Desobedece al partido radical que le pone un vice (Fascendini), pero él elige personalmente a una mujer: Griselda Tessio. Santafesina, abogada militante, hija de un gobernador radical progresista. El candidato peronista no atrae a nadie. Aquel que fuera un médico/intendente socialista de pocas palabras (su mejor antecedente es Arturo Umberto Illia) llega a la gobernación.
Conmoción. Abandona todo contacto gubernamental con la policía. No entiende nada de justicia ni de tribunales. Rosario no puede victimizarse. Atiende el tema salud casi/casi fuera de la ley. Desatiende el tema seguridad. Deriva el tema educación. Confía en otros para la economía. No le firma nada económico a los K, pero adhiere al estatismo y cree en el sistema de repartijas sociales que "relatan" los K.
La provincia social/radical queda atrapada entre un progresismo onanista donde se inscribe y un relato de progresismo que los esconde. Todos somos de derechas. Binner, el "binnerismo", perdona a los K (avala hasta la Ley de Medios) y los K no se engañan: hay que coagularlos, narco socialismo es la etiqueta.
La progresía porteña se vuelve socialista. Desde Campanella a la Sarlo. No cuesta nada. Da chapa. Garpa. Binner es el 18% contra el 55% de CFK. Muchísimo contra el aparato. Permitía ser bueno y progresista sin abandonar privilegios. Hoy no hay herederos visibles del "binnerismo".
Binner ganó bien. Bonfatti por 30.00 votos norteños. Lifschitz por 1.500 votos y ojo: en el segundo conteo… que nunca se completó. Perotti los derrota con la ayuda de María Eugenia Bielsa, Agustín Rossi y Armando Traferri, en ese orden. Ah… y la ausencia de CFK. Fue en el 2019; hace como mil años.
Pero eso es para otra nota de la Región Rosario. Otra. Rosario no es Barcelona ni la región es la provincia condal. Tampoco es Montevideo. Aquí viven Los Monos. También "otros chicos malos". Es otra, muy otra historia… y otro el mañana.
Vamos de nuevo. Me preguntaron: "Che, ¿quién es Javkin?". Pablo Lautaro Javkin Guelman no es peronista, no es socialista, fue radical. Es intendente, podría repetir mandato. Es un típico hijo del relato. Advertencia, la nota original fue escrita en 2018, con el título "El progresismo de derecha en Rosagasario". Cambian los nombres, no la determinación.