Lunes 7.11.2022
/Última actualización 23:38
La semana que finalizó, junto con la anterior (que sumaba los últimos días de octubre), ha sido próspera en señales de varios gestos, ya sean provinciales como nacionales, que ponen sobre los hechos duros del país (es decir hambre, desocupación, inflación desmesurada, falta de planificación a mediano y largo plazo, economía en negro en ascenso, múltiples minifocos de violencia urbana, más la acción disolvente e insurreccional de un grupo de violentos ubicados como los Mapuches) un cuento sobre otro cuento, sin que llegar al tratamiento de los que –justamente- mencionamos como “los hechos duros del país”.
Durante la semana, toda la oposición provincial se sacó una foto para difundir; el cuadro sumaba vertientes radicales y variaciones de la derecha de diversas “tribus”, y un solo confluente verdadero: el antiperonismo. Por su parte el peronismo se disputaba si el gorro o el abrazo indicaban una mayor cercanía o no con Lula, mientras que lo más rancio del PRO/Cambiemos se redefinía en dos acontecimientos singulares: Patricia Bullrich ofertando trompadas a un funcionario del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Elisa Carrió indicando que no aceptará corruptos en las listas.
Hay ahora una nueva oferta teatral. Microrelatos. No son una gran obra teatral, pero “son lo que hay”. En el verano 2021-2022 hubo más de cien microrelatos teatrales en la costa. Se han perdido las grandes ilusiones. La política sigue al arte.
Tenía razón el doctor
Cuando hace algunos años el Doctor Rafael Bielsa usó la palabra Sinaloa como referencial posible de una situación local, en la Región Rosario la irritación de muchos fue visible. Era una colaboración en el diario La Capital de Rosario.
Compartí aquella indignación, pero hoy veo que el Doctor Rafael Bielsa miraba más lejos que muchos de nosotros y que lo suyo era un adelanto/advertencia de cuanto sucede. No era yerro lo suyo.
Mirando desde lejos lo cercano
Todos hablan de Región Rosario y la droga. En algunos casos con datos, en otros con adjetivaciones tomadas como certezas. Ahora hay notas de medios nacionales que “escalpelan” la Región Rosario y que tienen esa perspectiva tan excéntrica, visiblemente en escorzo, que otorga la atalaya: desde Buenos Aires no es que “se ve más claro” (Serrat dixit), sino que la lejanía provoca una centralidad que deja sin resuello la queja.
Nada de cuanto sucede extramuros es parte de lo que importa de la fosa hacia dentro, en el castillo. Relatan Región Rosario. Vivirla es diferente. No es como se ve desde el centro político del país. Ni es, para nada, el único sitio donde las cosas de las que se habla complican la existencia diaria de los comunes: interrelación droga / consumo / mayoreo / “minoreo” / tráfico en gran escala / complicidad del Estado en los tres poderes / aceptación de la Sociedad Civil / Código Narco / Violencia Urbana / Corrupción Estructural.
En todos lados se complicó vivir. El siglo XXI trajo eso. El Doctor Bielsa tenía razón en su advertencia. Con demasiada demora me disculpo. Rosario entraba en un plano de clivaje del que resulta difícil, ahora, escaparse.
Puntos clave del laberinto
Código Narco / Violencia Urbana / Corrupción Estructural. Con esos tres temas nos metimos en el siglo XXI, donde la sociedad se debía, desde el siglo XX, dos resoluciones: Justicia Social (mal realizada) y Democracia Plena (siempre inacabada). Todos somos parte de la deuda hacia el porvenir y este intranquilo presente.
La larga nota, el informe, la separata que la dupla Germán de los Santos y Hugo Alconada Mon publicó en el diario La Nación, termina por definir un hecho: Rosario y la droga. Región Rosario y “el blanqueo” es uno de sus temas.
No es posible avanzar sobre las investigaciones de Germán. Allí se queda lo que investigó y se publicó. Nada que agregar, mucho menos quitar. Pero el tema permite otro perfil, otra faceta. Los necesarios complementos de la obra. Si la obra es narcotráfico y blanqueo, hay cuestiones que, se insiste, por fuera de la nota es necesario certificar con lo elemental. La historia.
Historia versus Memoria
Debo repetir que es más sólido hablar de historia que de memoria, ya sea en este como en cualquier otro tema donde se revise, “reversione” o se relea el pasado. La memoria suele ser más selectiva, impulsiva y vehemente que la simple mirada de los hechos y el almanaque.
En Región Rosario hay un eje que, sobre la terminación del Puente a Victoria, pone a Rosario con cuatro caminos: a Buenos Aires, a Córdoba, al Norte y a Entre Ríos. En mitad de la década de los 90’, el desarrollo urbanístico se altera.
Puede tomarse como un primer mojón Oriol Bohigas, arquitecto catalán, el Parque España y la ciudad que empieza a mirar el río. Fue su diseño. Ya estaba el socialismo sentado en el poder de la ciudad y ejercía su doble martirologio. La victimización que sostenía “Buenos Aires me maltrata” y “Santa Fe, ciudad y gobierno provincial, también”.
Hay una sección de las distintas secretarías de la municipalidad, la de Obras Particulares. ¿Quiénes, con qué empresas, en qué años y siguiendo qué código urbano fue desarrollada la ciudad? Allí se sabrá si hubo maltrato o victimización muy bien aprovechada. Un buen sistema de rastreo es contar cuántos trabajos -proyectos, permisos- se presentaron entre 1994 y 2004. Del mismo modo entre 2004 y 2014. Asombraría la realidad que muestran esas cifras.
El otro arrabal
La proliferación de countries, condominios, urbanizaciones y las diferentes formas de proveerlos de agua, luz, gas, transporte y seguridad dan cuenta del disarmónico crecimiento. Asombra un mapeo en 1990, otro en 2000 y uno sobre 2020. La Región Rosario tiene, en su perfil inmobiliario, una muestra muy visible del descuido, la ignorancia, cuando no la complicidad en manejar el crecimiento.
Policías, calles, alumbrado, diseño urbano, contaminación visual, damero urbano, prospectiva de crecimiento… y los asentamientos ilegales. Hasta aquí la municipalidad como la provincia tienen su responsabilidad. Planos, titulares, formas del desarrollo. Ni los terrenos están asentados en los libros parroquiales, ni las personas devienen del aire, como aquel clavel de la canción. ¿Quiénes? ¿Solos?... ¿Testaferros de quién?
Menos averiguaciones
Desde 1970, sin dudas antes de la democracia de 1983, los delitos federales se tratan de ése modo: Federal. Es una obviedad, pero a veces se escapan cuestiones muy graves, por no mencionarlas de otra forma. Delitos Federales. Cito el año 1983 para que se tenga dimensión de un facto. Todo creció, menos las fuerzas federales -jueces, juzgados, fiscales, personal judicial- para una región donde el crecimiento, tanto en riquezas como en miserias suburbanas, no ha parado.
No es posible encontrar actos serios de los titulares municipales pidiendo el crecimiento de los tribunales que verdaderamente deben juzgar los delitos de tal índole. Desde 2007 el socialismo fue también titular del poder político provincial. La ciudad de Rosario -el socialismo no acepta que se defina como “Región Rosario” porque deberían compartir con más de 37 localidades los temas que entonces serían comunes (los dineros del estado y los éxitos si los hubiere), es hija de su propio esfuerzo y por tanto suyos son los resultados.
Cuando se habla de un “Estado Narco”, el susto nos llega a todos. Cuando se mencionan entramados sutiles o muy visibles entre poder político, su brazo ejecutor: la policía, el Poder Judicial, el Poder Legislativo y -claro está- el Poder Ejecutivo, el susto nos lleva a la angustia. El cuento de aquella ciudad sureña independiente y pujante, esa Barcelona que contaban, esos titulares sobre lo lindo que era vivir en Rosario y el Congreso de la Lengua, y venga a vivirla…
Teoría del Repollo
Nadie, absolutamente nadie, puede sostener que un día despertaron y ya vivían en mitad de un tiroteo entre pandillas de narcotraficantes. Todo es un desarrollo. Lo dicho: un plano inclinado hacia El Mal. Aquí el que pierde es El Bien.
Muchos dicen que se ha investigado poco. Que falta una “Parte 2” de estos trabajos que califican tan duramente a la Región Rosario. Que hay más, mucho más, que faltan actores en este triunfo del Mal que ahora sabemos nos dominaba (¿Nos domina?)
Si cuanto desarrolla la investigación de Germán tiene certeza, y así lo sostiene su meritoria espalda de laburante de la información, debemos entender algo: nos contaron un feo cuento que no tiene final feliz. Y menos, mucho menos, le cabe aquello de la infancia: “Yo no fui señorita, yo no fui”.