Por Roberto Casabianca
Después de su desempeño con el Covid-19
Por Roberto Casabianca
"Lo más alto de la ignorancia es rechazar algo sin saber nada de ello"
Wayne Dyer
Cada vez quedan menos dudas de que las decisiones para hacer frente al Covid-19 causaron mucho más daño que el propio virus.
La idea de poner en cuarentena a las personas sanas fue un invento carente de respaldo científico y de la historia del control de las epidemias.
Los países que dispusieron el confinamiento total tuvieron picos de casos; en cambio Suecia, que no lo hizo, tuvo una curva más aplanada.
Las sucesivas cuarentenas aplicadas a personas sanas cuando lo clásico fue separar a los enfermos, produjeron en la población una sensación de soledad, de angustia y de miedo que aún persiste. Lograron con ello un tipo de hipnosis que les permitió a los políticos y a las autoridades sanitarias implementar planes y definir protocolos que sortearon los tratamientos tempranos y que causaron muertes que se hubiesen podido evitar, al tiempo que los gobiernos conseguían el control total de la economía y las vidas de las personas.
Recordemos a los pacientes que en las consultas fueron derivados a sus domicilios solamente con paracetamol recomendándoles regresar si el cuadro se agravaba por lo cual muchos deberán dar explicaciones y, cuando volvían con compromiso respiratorio, eran internados colocándolos en respiradores con una posibilidad del 70% de muerte lo que se hubiese podido evitar.
Se destruyó la vida de los chicos sacándolos de las escuelas y se destrozó la economía de los Estados con lo cual se consiguió una peor asistencia sanitaria.
No se tuvo en cuenta que lo único que termina las epidemias de enfermedades por virus respiratorios es la inmunidad de rebaño, por lo que, habría que haber dejado que la naturaleza siga su curso y proteger a la población vulnerable que son los más propensos a morir.
La autorización dada como uso de emergencia de las inyecciones de KOB1T, mal llamadas vacunas Covid-19 ya que en realidad se trata de una terapia génica, se consiguió con una disminución importante de las exigencias de los protocolos que es necesario cumplir para la aprobación de su uso y, esto solo estaría justificado, si no existiesen tratamientos alternativos que hoy sabemos que los hay, que no producen efectos secundarios, que tienen un costo reducido y que sin embargo no se los autorizó.
Además se insistió con las inyecciones de KOB1T que, para el 15 de octubre de 2022, tenían 78.470 muertes y 5.888.296 efectos adversos reportados en EE.UU. y Europa con el agravante que, según varios estudios, solo se reportan entre un 1 y 10% de todos los casos.
Si por algo será recordada la pandemia del coronavirus no será precisamente por la sensatez. Todo se basó en una gigantesca mentira en donde las democracias occidentales vulneraron los derechos de sus representados, quitándoles la libertad y encerrándolos en sus casas y, utilizando de manera grotesca el temor e incluso en algunos casos imponiendo toques de queda.
Hoy la difusión de la investigación ha logrado una velocidad tal que la transforma en un elemento vital aunque, la validez de los datos, depende de la fiabilidad de los emisores y esto es preocupante porque, la medicina está dominada por las empresas farmacéuticas que intentan imponer sus productos apoyándose en informaciones no confiables.
Dentro del desmadre, se llegó a exigir "pasaporte sanitario" para el desplazamiento de las personas, hasta que varios trabajos llegaron a demostrar que los "vacunados" contagiaban tanto o más que los no vacunados perdiendo así vigencia la exigencia mencionada.
La sociedad terminó asustada con la impresión de que algo muy malo estaba pasando y la utilización de la prueba de PCR, con sus falsos positivos, contribuyo a agravar la crisis y se llegó a considerar a raíz de ello que se podía estar enfermo sin síntomas generando el concepto de asintomático y motivando que todos fuésemos una amenaza.
La presión de las farmacéuticas logró el cambio en la OMS de la definición de "pandemia" instalando el concepto de "pandemia permanente" por repeticiones periódicas y atemorizando con las mutaciones del virus que, es muy probable, sus propias "vacunas" generaran.
Ya en junio de 2010 y a raíz de la gestión de la Gripe A, el Consejo de Europa reclamó a la OMS "más transparencia" debido a que el manejo por parte de ella había llevado a la "pérdida de grandes sumas de dinero público y generar en la población miedos innecesarios".
Los parlamentarios del Consejo identificaron "graves deficiencias" en cuanto a la transparencia del proceso de toma de decisiones sobre el brote manifestando además, que hay preocupación en cuanto a la influencia de la industria farmacéutica en las decisiones tomadas. Argentina acaba de declarar la emergencia sanitaria por la gripe aviar que se suma a la del Covid.
Simultáneamente, el 27 de febrero de este año, a nivel mundial, se empezó a negociar el tratado de pandemias para lograr que la OMS se convierta en "Policía Global Sanitaria" pudiendo de esta forma definir y declarar una pandemia eliminando la soberanía de los estados firmantes.
La reunión contó con la presencia de delegados de países miembros de la OMS, además de "stakeholders" privados y públicos (léase Big Pharma, financiadores como la Fundación Bill y Melinda Gates o el Wellcome Trust y actores globales como la Santa Sede o la Autoridad Palestina entre muchos otros).
Si nuestro país la firma, cuando la OMS sostenga que hay una pandemia, definida como se le ocurra, la organización tomará el control de la salud pública que siempre ha sido un dominio del Estado Argentino.
En medio de tantas distracciones, Covid-19, guerra de Ucrania, OVNIS, etc, seguirán tratando de introducir el tratado sigilosamente desviando la atención lejos de su objetivo.
El tratado será vinculante y estará vigente a partir de 2024.
Sin embargo nuestra Carta Magna, que le da jerarquía constitucional a los Tratados Internacionales, dice que estos solo pueden complementarla y no pueden derogar los derechos y garantías establecidos por ella en su primera parte.
Habrá que estar muy atentos porque pueden intentarlo hacer igual con la ratificación de las dos terceras partes de cada cámara en el Congreso de la Nación.
¿Podrá ser que con todos los desaguisados que cometió esta institución se le otorgue semejante poder?
Habrá que tener en cuenta lo que dice Wayne Dyer en la frase colocada al principio de esta opinión, no permitiendo que el miedo sea la razón de nuestra ignorancia.
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