Miércoles 28.9.2022
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El año 1852 se inició con el triunfo de Justo J de Urquiza en Caseros. Allí combatieron dos variantes del partido federal, se impuso aquella que estaba insatisfecha con la dominación dictatorial de lógica unitaria que imprimió a su gobierno Juan Manuel de Rosas, así como de las postergación ocurrida con la organización constitucional y los perjuicios económicos al comercio fluvial de las provincias litorales.
Santa Fe y Caseros
Ocurrido el pronunciamiento de Urquiza en 1851 y habiendo comenzado la marcha del Ejército Grande, el gobernador Pascual Echagüe delegó el gobierno en Urbano de Iriondo que tenía el cargo de Presidente de la Junta de Representantes y marchó con las tropas santafesinas a defender la gestión de Rosas. Previamente la Junta dio una norma en octubre, autorizándolo a realizar este movimiento en la que declaró a Urquiza "loco, traidor, salvaje unitario…"
Un silencio gubernamental caracterizó a los meses siguientes, sin embargo, había en Santa Fe una dirigencia que operaba para unir a la provincia al proceso encarado por Urquiza. Los hermanos Crespo, Domingo en Santa Fe y Antonio gobernador delegado de Entre Ríos, lideraban esta posición.
Domingo Crespo, comerciante que había integrado varias veces el Cabildo, cuñado de Estanislao López y de Domingo Cullen, se manifestó contra Rosas en 1841, durante el gobierno de Juan Pablo López, apoyando la reforma de la Constitución Provincial.
La acción de los Crespo dio sus frutos con los vecinos civiles de la provincia, en cambio no tuvo el mismo efecto en las tropas que permanecieron en el territorio, estas, al conocer el vuelco de Santa Fe en favor del ejército grande, en su mayor parte se marcharon para unirse a Echagüe. Sólo permanecieron las fuerzas rinconeras al mando de Matías Díaz, por lo que se reforzó la defensa con tropas entrerrianas.
En la Navidad de 1851, cuando Urquiza cruzaba de Punta Gorda a Coronda y atravesando Santa Fe se dirigía al sur, Iriondo convocó al pueblo para elegir un gobernador interino y fue Domingo Crespo quien tomó las riendas y adhirió al levantamiento.
Política de Conciliación
Una vez instalado en Buenos Aires, Urquiza instauró una política conciliadora que resultó muy positiva para acercar a los gobernadores federales que habían adherido a Rosas y a muchos unitarios que regresaron del exilio y lo rodearon para apoyarlo en el proceso organizador.
Los pasos contundentes que dio el general victorioso en los meses siguientes se iniciaron con la firma de los Protocolos de Palermo y luego con el Acuerdo convenido en San Nicolás de los Arroyos. Allí los gobernadores de las catorce provincias revitalizaron el Pacto Federal de 1831 y fijaron las formas que deberían respetarse para concretar el Congreso Constituyente de la Confederación que debía reunirse en agosto de 1852 en Santa Fe.
La política de "conciliación" comenzó también en la provincia. Federales y unitarios se acercan a participar en las decisiones y elecciones que hubo que llevar a cabo. El gobernador Crespo participó en el Acuerdo de San Nicolás y luego regresó a preparar a la ciudad capital para concretar el Congreso.
La determinación de convocar a los diputados a Santa Fe se estableció en el Acuerdo de San Nicolás sin expresar motivos. Sin embargo, las razones pudieron ser estratégicas y/o de reconocimiento a sus antecedentes. Era la provincia ubicada en el área de contacto entre Entre Ríos -el territorio de Urquiza -, y Buenos Aires -sede del poder económico y financiero-, además, llevaba largos años bregando por la organización constitucional de la Confederación bajo un sistema federal que respetara a las autonomías provinciales, lo cual la condujo a promover y firmar todos los pactos preexistentes, organizó congresos en su territorio y ante las constituciones adversas a sus principios por aprobar constituciones unitarias (1819 y 1826), marchó son sus milicias a defender el federalismo. Sin duda la figura de Estanislao López estaba en la memoria del objetivo constitucional.
Para Santa Fe, asumir la condición de sede fue un compromiso peligroso y difícil de afrontar. Muy gráfica es la imagen que dio el gobernador Crespo al decir que la provincia, ante los frentes bélicos que debió atender -externos e internos-, estaba como el rancho del Viejo Aguará en el Sauce, que movía los cueros que le servían de paredes, para atajar el viento según el lado del cual viniera.
Los porteños
El Acuerdo estableció la representación igualitaria para todas las provincias y fijó un sitio diferente a la ciudad de Buenos Aires para llevar a cabo la reunión. Ambas resoluciones fueron la excusa que requerían los partidos porteños (federal y unitario), para rechazar el Acuerdo y desafiar a Urquiza separándose de la Confederación.
Después de la secesión de Buenos Aires, liderada por Bartolomé Mitre y Valentín Alsina, presentida durante los meses previos, pero validada por la revolución del 11 de setiembre, surgen para Santa Fe los conflictos militares en la frontera con Buenos Aires. Comenzaron en octubre de 1852 con el intento de José María Paz de entrar a Santa Fe en una "misión negociadora" pero con tropas, coincidente con la invasión naval de los generales Hornos y Madariaga a Entre Ríos que fue repelida.
Desde la política provincial se complicó la paz interior por el levantamiento de Juan Pablo López, quien con algunas tropas que lo secundaban derrocó a las autoridades de Rosario, y se apropió de las rentas recaudadas que fue derrotados, esta acción poco clara en sus objetivos de máxima, aparentemente fue alentada por Urquiza, le costó a López prisión y extradición.
A pesar de los esfuerzos que hubo que sortear, la gestión de Crespo tuvo políticas positivas en materia de educación, correos – que eran muy importantes por cumplir la provincia una función vital en materia de comunicaciones entre el litoral, Córdoba y las provincias cuyanas -, tierras públicas y colonización.
Preliminares del Congreso
En el transcurso del mes de agosto se realizaron las elecciones de los diputados que representaron a Santa Fe en el Congreso: Manuel Leiva y Juan Francisco Seguí.
Si bien en el Acuerdo no se fijaba a Santa Fe como lugar definitivo del Congreso, a medida que comenzaron a llegar entre agosto y setiembre -, hubo que prever sitios para alojarlos, y tal como ocurrió, pronto fue decidido que las sesiones se iniciarían recién en noviembre.
Fue un año intenso en la conformación de nuevos alineamientos políticos y resoluciones y para la antigua y tranquila ciudad de Santa Fe abrió un tiempo de experiencias y emociones.
(*) Contenidos producidos para El Litoral desde la Junta Provincial de Estudios Históricos y desde la Asociación Museo y Parque de la Constitución Nacional.