Se avizora próximo el aniversario número cuatrocientos cincuenta de nuestra querida ciudad de Santa Fe y dicha ocasión será propicia para las justificadas celebraciones que se hagan en su homenaje. Celebraciones que encuentran su causa no sólo en los acontecimientos pretéritos, muchos de los cuales -como el rótulo de "Cuna de la Constitución"- integran con orgullo el medallero de esta ciudad, sino también en la alentadora perspectiva que las próximas décadas deparan para Santa Fe.
Efectivamente, mucho ha cambiado nuestra ciudad desde aquélla descripción que el viajero inglés Robertson efectuó en 1811, cuando visitó estas tierras: "La ciudad de Santa Fe, es de pobre apariencia, construida al estilo español, con una gran plaza en el centro y 8 calles que de ella parten, en ángulos rectos. Las casas son bajas, de miserable fachada y mezquinamente amuebladas, los muros blanqueados, los pisos de ladrillo, sin esteras ni alfombras; sólo una calle había empedrada a medias, las demás de arena muerta. Sólo la Aduana, los conventos e iglesias, las casas de Cabildo que comenzaron a edificarse, y alguna que otra casa particular podían llamar la atención, conservando en los fondos, las quintas llenas de árboles, los patios anchos adornados con enredaderas y flores, y alguna pequeña huerta". (1)
Más de doscientos años después de la referida semblanza, el cambio ha sido contundente. La ciudad se ubica entre las más importantes del país y ha cambiado por completo su fisonomía, de la mano de una evolución demográfica que hoy ya contabiliza aproximadamente quinientos mil habitantes. Nos hemos convertido en una ciudad moderna y económicamente pujante, sin descuidar el aspecto académico, puesto que aquí tienen sede la Universidad Nacional del Litoral y la Universidad Católica de Santa Fe. Sin dudas, existen sobrados motivos para celebrar un nuevo aniversario.
Pero, desde el rol de servidor público que tengo la responsabilidad y el honor de desempeñar, considero prudente no limitarnos únicamente a narrar y festejar los numerosos logros que Santa Fe ha alcanzado hasta aquí, sino también a señalar algunas bases fundamentales sobre los que debe -a mi humilde entender- edificarse el futuro de nuestra ciudad para las generaciones venideras.
Es que los cambios profundos y vertiginosos de la sociedad moderna nos obligan a pensar en el futuro de una manera más reflexiva, para evitar que las nuevas vicisitudes nos sorprendan desprevenidos. La preocupación por las cuestiones ambientales, el diseño urbanístico de la ciudad, la igualdad social y otros tópicos similares, dan cuenta de la necesidad de pensar en perspectiva y con proyección los problemas actuales para buscar soluciones futuras.
En la unión del diseño de los pilares para el futuro de nuestra ciudad y la reflexión sobre las necesidades que impone la sociedad moderna, surge naturalmente la pregunta por el papel de la justicia en este nuevo esquema. Y por ello es que no dudo en señalarla como una de las bases imprescindibles sobre las que debe construirse el futuro de nuestra querida ciudad de Santa Fe.
No debemos olvidar los grandes hombres de derecho -cuyos nombres no reseñaré para no cometer inequidades producto de olvidos involuntarios- que estas tierras han puesto al servicio de la justicia -convencionales constituyentes, jueces y abogados- cuyas destacadas actuaciones han logrado conseguir grandes avances en la consagración y modernización de los derechos. Esta misma ciudad fue testigo del nacimiento de nuestra primera Constitución Nacional, en 1853, y albergó a las Convenciones Constituyentes en casi todas las reformas posteriores, hasta llegar a la recordada y última modificación, en 1994, por medio de la cual -en su artículo 75, inciso 22- se le otorgó jerarquía constitucional a varios Tratados Internacionales de Derechos Humanos. Fue allí también donde se reconoció el derecho a un ambiente sano, a la protección de los consumidores y usuarios, se consagró constitucionalmente la acción de amparo, el habeas data y el habeas corpus.
Esta tradición del pasado debe mantenerse y renovarse para la posteridad. La justicia se ha convertido en un anhelo social insoslayable en una época donde se han intensificado las desigualdades, producto de las profundas crisis económicas locales e internacionales.
No puede pensarse una ciudad inclusiva y justa, sin un Poder Judicial eficiente, capacitado, moderno y comprometido, que sepa atender con rapidez y sencillez los reclamos que día a día arriban a los tribunales y que brinde respuestas realmente acordes a las necesidades sociales. Para ello, tenemos que bregar e impulsar la reforma de las leyes procedimentales que ya no se ajustan a los tiempos actuales, a la vez que debemos construir un servicio de justicia más cercano a la realidad de los santafesinos. La creación de órganos jurisdiccionales adecuados para resolver cuestiones de convivencia, vecindad y faltas, temáticas sensibles y delicadas, de cuya correcta resolución depende una coexistencia armónica y pacífica entre todos los ciudadanos, es un desafío que el Poder Judicial debe asumir como actor social relevante de esta ciudad.
Por último, no quiero cerrar estas breves líneas sin realizar un voto de fe en el futuro de esta ciudad, que a lo largo de su extensa historia supo afrontar con valentía sus momentos de zozobra y capitalizar sus períodos de bonanza. Quiero, desde lo más profundo de mis convicciones cívicas, hacer un llamado al compromiso de todos los santafesinos y santafesinas en el comienzo de esta nueva etapa, para que el camino a los quinientos años de esta ciudad esté marcado por el respeto a la libertad, el afianzamiento de la justicia y la eliminación definitiva de las desigualdades. Con todo ello, podemos confiar en el futuro provechoso que nos deparará nuestra querida Santa Fe.
(1) Cervera, Manuel. "Historia de la Ciudad y Provincia de Santa Fe", Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 1981, T. III, página 128.
Para participar
El Litoral publicará cada domingo la opinión de los ciudadanos que quieran participar de la convocatoria a pensar los desafíos que tiene la ciudad de Santa Fe camino a cumplir los 500 años, de su fundación, en 2073.