VECINOS DE B° VILLA MARÍA SELVA
"¡¡¡Lo de Assa es vergonzoso!!! ¡¡Sigue el festival de aumentos de precios de todo tipo, de servicios, de mercaderías, de impuestos, de boletos de colectivos!! ¡¡Y el presidente deniega un mísero aumento jubilatorio!! ¿¡Hasta cuándo nos van a torturar!? ¿Están todos alienados? ¿Cómo es posible, por ejemplo, que Assa, ¡¡con lo que ya nos cobra!! alegue y justifique aumento de tarifas para brindar un servicio acorde al que necesitamos los ciudadanos? ¿Estos son los cráneos, funcionarios, que cobran fortunas de sueldo, cuya única solución que se les ocurre es chuparle la sangre a la gente!!!!?".
MARÍA
"Por este medio, quiero alertar a los vecinos acerca de la invasión del espacio público por parte de los bares. Hace unos días, me caí en la vereda, en Las Heras y Balcarce, porque los dueños del boliche de esa esquina atornillaron las mesas en la vereda y me tropecé con un pie de sombrilla, que también dejan afuera, dándome un fuerte golpe. ¿Hasta cuándo vamos a seguir soportando la invasión del espacio público por parte de tales establecimientos comerciales gastronómicos? ¿Cuándo se pondrá a hacer algo esta gestión municipal? Gracias".
ENRIQUETA GONZÁLEZ
"Estuve dando una vuelta por la ciudad y quedé impresionada por los edificios altísimos que han construido y siguen construyendo. ¿En qué se va a convertir esta ciudad?, porque las estructuras no están preparadas para esto. Las cloacas, las tuberías del agua corriente son las mismas… Entonces ¿por qué la Municipalidad da permiso para semejantes edificios? ¿Qué explicación se le puede dar a esto?".
UN CIUDADANO
Domingo 25 de agosto, ciudad de Santa Fe. Voy camino a lo de mi viejo para almorzar, y en la radio (no recuerdo el dial) escucho la nota que generó la impronta de escribir este descargo. No desde otro lugar que el de ciudadano.
Escucho que hablan del suceso ocurrido en la Costanera Este, sobre la destrucción de uno de los bosques nativos que allí se encuentran. Hacían énfasis en que se tomen medidas para que no peligren también los de la Costanera Oeste.
Desde mi humilde opinión, estoy a favor de que se realice una especie de "simbiosis" entre lo urbano y la naturaleza autóctona. Debo admitir que no me disgustan esos pequeños grupos de árboles de la Costanera Este como un símbolo de coyuntura entre lo urbanizado y el entorno natural, siempre entendiendo que se mantengan limpios y controlados.
Dicho esto, distinto es lo que pienso de lo que ocurre en la Costanera Oeste. No logro descifrar cuál es el argumento lógico para provocar tal abandono al mayor lugar emblemático y turístico que poseemos los santafesinos. ¡Perdimos el acceso visual y físico a la laguna! Se acumula la basura que trae el río y la que tiran los transeúntes, la que va aumentando (la basura atrae más basura), transformándose en un sitio imposible de limpiar, ya que se perdió el acceso. Así también perdimos desde deportes náuticos hasta las playas de Los Espigones, que son ni más ni menos que los balnearios más populares de la ciudad.
Creo que en vez de generar un mensaje de concientización del medio ambiente, se está generando un estado de abandono, digamos… el conocido tiro por la culata.
He escuchado que la ideología que mantiene este mal estado de la costa lo hace por protección a la biodiversidad... de que hay que dejar que la naturaleza se exprese. Suponiendo que este argumento sea real, no logro entender cómo gente que supuestamente es especialista en el tema determine que la biodiversidad de la Setúbal se ve afectada por dos kilómetros de costa que ya está establecida como zona urbanizada.
Creo que hay que asumir que la protección de la biodiversidad de la Setúbal no se encuentra en nuestras costaneras. No quiero decir con esto que no se desarrollen especies allí, o que no se puedan determinar algunos sectores de vegetación. Pero eso no significa que ese pequeño porcentaje de espacio haga la diferencia de nuestro ecosistema. Con ese criterio, tendríamos que sacar el asfalto de todas las calles y no circular más con tal de que vuelvan a crecer árboles… ¡un delirio!
Entiendo que la protección de la biodiversidad de la Setúbal se halla en una zona mucho más amplia y no urbana. Desde su delta, arribando por los afluentes de Monte Vera, la Zanja Brava y los canales de Rincón. Como así también arribando por el arroyo Potrero hasta la inmensa isla Nacurutú. O también por el arroyo Leyes hasta llegar al río San Javier o salir al Paraná.
Creo que muchos entendemos también que mientras discutimos por los dos km de costanera, son dueños de la biodiversidad tanto las grandes quemas, como la caza y la pesca descontroladas.
Pienso… por ejemplo… ¿no hubiese sido más lógico luchar por lograr que en alguna de esas zonas afluentes mencionadas se declare una pequeña porción como reserva natural?, como se hace en muchas partes de nuestro país y el mundo...
Me suena a que esto es un fundamentalismo por proteger un pseudo bosque que nos termina tapando el bosque. No nos olvidemos que en la última crecida se nos desbordó un basural que se mezcló con la laguna, provocando una de las contaminaciones más grandes de nuestro ecosistema.
No logré encontrar todavía una comparación de ciudad de las características de Santa Fe que tome la misma decisión política sobre su costanera; por lo que me huele a "capricho" de algunos que tuvieron contactos con el poder político sin una idea clara, o que desean tener la costa así. Les recuerdo que se colocó cartelería, que cuando el río recuperó su altura media quedó totalmente sumergida. (¡Un disparate!)
Hace unos días, me di una vuelta por allí y me encontré con que estaban realizando una limpieza en Los Espigones. ¡Ojalá lo hagan hasta el Faro!
Vuelvo a repetir: no quiero decir con todo esto que estoy en contra de ideas que eduquen en la concientización del medio ambiente. Todo lo contrario… pero sí con planificación, experiencia y verosimilitud.
ALBERTO FABIÁN ESTRUBIA
Hablar de "arriba" y "abajo" es una simbología universal porque resultó práctica desde la iniciación de la Humanidad, lo de arriba y lo de abajo. Arriba estaba el sol, las nubes, la luna y las estrellas; abajo la tierra, los montes, las selvas y todos los seres vivos que en ella se arrastraban, y ahora algunos, hoy caminan, como el Homo Sapiens. Esto extiende sus raíces hasta el presente, siglo veintitantos. Todos buscamos reacomodarnos y vivir arriba, quizá pretendiendo volar como los pájaros, pero nunca arrastrándonos como las víboras.
Seguramente usted conocerá ese refrán que dice: "El que sabe sabe y el que no sabe es jefe (o manda)". Muy habitualmente, pasa eso. Preguntemos en las oficinas. Cuando se habla de cubrir un cargo del espacio político, la cuestión se torna más compleja. Entran a jugar los apellidos de abolengo, repetidos, como si eso fuera una garantía de bueno y capaz. También entran a tallar fuertemente los poderosos del dinero, que como jugadores de ajedrez quieren adelantar sus piezas para jaquear al rey o a la reina con la ayuda de peones, caballos y alfiles. Los apellidos importan por su alcurnia, desde el tiempo de la colonia. Y si a ellos les sumamos los advenedizos que llegan de distintos búnkeres y admiten cualquier prebenda y se acomodan debajo de los sillones o de las alfombras, sumamos preocupaciones.
Cuando los oportunistas conquistan un espacio de poder, lo defienden con uñas y dientes como si fuera heredado. En estos casos no se tiene en cuenta la capacidad, los méritos y la honestidad que pueden tener otras personas, dejadas de lado por no pertenecer a una determinada ideología o grupo político. Se juzga desde una "perspectiva individualista liberalista" (dígase libertaria), barriendo con todo lo que tenga olor a comunitario o tendiente a la socialización, a la participación en la gestión y en los logros, porque parecería que eso es propio de izquierdosos trasnochados e irredentos.
Evaluando a los que negocian, casi siempre la intención es estar arriba y si es posible: arriba de otros, aplastándolos. Esto está muy lejos de lo que reza el evangelio de Jesús, que manifiesta "el que se crea más importante, esté al servicio" del que menos es o tiene. "Los de abajo" buscarían subir con dolor, pero no llegan porque son parias de una sociedad extranjerizada.
Pero algo importante para aclarar es que si el país y el mundo están así, no es por un designio de Dios, como muchos creen porque se lo hacen creer. El mundo está así porque varios hombres y mujeres de distintas épocas pensaron y obraron según sus pareceres e intereses avaros y egoístas. Compaginarlo, para mejorarlo y adecuarlo a nuestro pretendido presente, va a llevar tiempo; aunque si en grupos pequeños, numerosos y con buena voluntad, vamos arreglando pedacito por pedacito, llegará el día en que el mundo girará mejor.
Hay que estar dispuestos a emprender una tarea que seguramente nos supera pero es necesaria. Y como dice el refrán: "A mal tiempo, buena cara".