Por María Teresa Rearte (*)
Declarar a Edith Stein copatrona de Europa significa poner en el horizonte del viejo continente una bandera de respeto, de tolerancia y de acogida.
Por María Teresa Rearte (*)
El 9 de agosto se celebra la memoria litúrgica de Santa Teresa Benedicta de la Cruz, venerada en la Iglesia Católica como virgen y mártir. Nació en 1891 en Breslavia, por entonces territorio alemán, en una familia judía de la cual fue la última de sus once hijos. Murió el 9 de agosto de 1942 en las cámaras de gas del campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau. Asumió su martirio con la mirada puesta en los brazos abiertos de Cristo en la cruz.
Estudiante destacada, durante la Primera Guerra Mundial suspendió sus estudios y se dedicó a atender a los soldados como enfermera de la Cruz Roja.
En la Universidad de Góttingen se produce el encuentro con la Fenomenología y el filósofo Edmund Husserl, del que fue su asistente en la Universidad de Friburgo, donde profundizó el tema de la empatía y se dio su encuentro con el filósofo Max Scheler.
Doctora en Filosofía motivada por el anhelo de alcanzar la verdad por medio del estudio y el conocimiento, termina no obstante su orientación racionalista convencida de la Verdad de Cristo e influenciada por los textos de Santo Tomás de Aquino. Aunque decisiva para su conversión fue la lectura de la vida de Santa Teresa de Ávila.
La carta que la Dra. Edith Stein dirigió al Papa Pío XI es el último documento que ella firmó como Profesora del Instituto Alemán de Pedagogía Científica en Münster, porque después ya no pudo seguir con sus cátedras en la mencionada institución.
A partir de la apertura de los Archivos Vaticanos se pudo conocer el texto completo de la carta, fechada el 13 de abril de 1933, en la que solicita la intervención del Pontífice ante la persecución contra judíos y católicos por parte del régimen nazi.
La reacción más notable que siguió a la "carta sellada" escrita por la santa mártir, en la que prevenía sobre los peligros que significaba la ideología nazi, se dio con la carta encíclica "Mit brennender sorge" ("Con viva angustia") de Pío XI. El documento pontificio publicado en alemán el 14 de marzo de 1937 denunciaba la absoluta incompatibilidad entre la fe católica y los presupuestos racistas y paganos del nazismo.
Después de que Pío XI firmara el documento en Roma éste fue llevado al interior de Alemania por un sacerdote. Y distribuido en las parroquias de modo clandestino y aún heroico por sacerdotes y jóvenes.
En 1934 ya convertida al cristianismo Edith Stein profesó como monja carmelita en el Carmelo de Colonia con el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz. Abrazó el sufrimiento del pueblo judío y se unió al sacrificio de Cristo en la cruz. Luego de la "Noche de los cristales" fue trasladada a Holanda, un país neutral. En el Carmelo de Echt expresó por escrito su deseo de ofrecerse "en sacrificio de expiación para alcanzar la verdadera paz y abatir el reino del Anticristo."
Al canonizarla en 1998 Juan Pablo II la definió como una "eminente hija de Israel y fiel hija de la Iglesia". A la que el encuentro con el cristianismo no condujo a renegar de sus raíces judías. Sino que la hizo redescubrirlas más plenamente.
Carta Apostólica "Spes Aedificandi"
En la carta apostólica "Spes Aedificandi" del 1 de octubre de 1999, el Papa Juan Pablo II proclamó a Santa Brígida de Suecia (¿1303?-1373), Santa Catalina de Siena (1347-1380) y Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Copatronas de Europa. Y afirmaba: "La esperanza de construir un mundo más justo y más digno del hombre avivada por la espera del tercer milenio ya a las puertas, no puede ignorar que los esfuerzos humanos de nada sirven si no están acompañados por la gracia divina: 'Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan los constructores'.(Sal 127, 1)" (nº 1).
"Completando -prosigue el Papa- lo que hice el 31 de diciembre de 1980 al proclamar Copatronos de Europa, junto a San Benito, a dos santos del primer milenio, los hermanos Cirilo y Metodio, pioneros de la evangelización de Oriente, he decidido integrar en el grupo de los Santos Patronos a tres figuras emblemáticas de momentos cruciales de este segundo milenio que está por concluir: Santa Brígida de Suecia, Santa Catalina de Siena y Santa Teresa Benedicta de la Cruz. Tres grandes santas, tres mujeres que, en diversas épocas -dos en el corazón del Medioevo y una de nuestro siglo- se han destacado por su amor generoso a la Iglesia de Cristo y el testimonio dado de su cruz" (nº2). La decisión del Pontífice debe motivarnos para comprender plenamente el designio de Dios sobre la mujer en la sociedad, la Iglesia y la historia.
Centrando el documento en la santa a la que se refiere esta nota, Juan Pablo II expresa: "Con Edith Stein -Santa Teresa Benedicta de la Cruz- nos encontramos en un ambiente socio-cultural completamente distinto. En efecto, ella nos introduce en el corazón de nuestro siglo convulso, señalando las esperanzas que ha despertado; pero también las contradicciones y los fracasos que lo han caracterizado" (nº 8). A diferencia de Santa Brígida de Suecia y Santa Catalina de Siena, Edith Stein no provenía de una familia cristiana. Sino que, por el contrario, todo en ella ponía de manifiesto "el tormento de la búsqueda y la fatiga de la 'peregrinación' existencial. Aún después de haber encontrado la Verdad en la paz de la vida contemplativa, debió vivir hasta el fondo el misterio de la cruz" (ibid).
Edith Stein vivió como propio el padecimiento del pueblo judío a medida que -progresivamente- se acrecentaba la feroz persecución nazi, como una de las mayores formas de los totalitarismos que han quedado grabados en la historia.
"Su imagen de santidad -afirma el Papa- queda para siempre vinculada al drama de su muerte violenta, junto a la de tantos otros que la padecieron con ella. Y permanece como anuncio del evangelio de la cruz, con el que quiso identificarse en su mismo nombre de religiosa" (nº 9).
Quiero destacar el propósito del Pontífice cuando dice: "Declarar a Edith Stein copatrona de Europa significa poner en el horizonte del viejo continente una bandera de respeto, de tolerancia y de acogida que invita a tantos hombres y mujeres a comprenderse y aceptarse, más allá de las diversidades étnicas, culturales y religiosas, para formar una sociedad verdaderamente fraterna" (9).
(*) Ex Profesora de Ética, de Teología Moral y Ética Profesional y de Teología Dogmática en la Universidad Católica de Santa Fe. De Ética en el Instituto Superior San Juan de Ávila de Santa Fe. Escritora. Entre otros libros tiene publicados "Búsquedas y travesías". Poesía. (UNL). "Habitar la pausa". Poesía. E-Book. (UCSF)
Al canonizarla en 1998 Juan Pablo II la definió como una "eminente hija de Israel y fiel hija de la Iglesia". A la que el encuentro con el cristianismo no condujo a renegar de sus raíces judías.
Declarar a Edith Stein copatrona de Europa significa poner en el horizonte del viejo continente una bandera de respeto, de tolerancia y de acogida.