Este 2023, el Ministerio de Educación provincial decidió avanzar con la política que había anunciado el año pasado: en 145 secundarias públicas y privadas de toda la provincia -incluidos varios anexos-, se implementará el denominado "avance continuo". O expresado de otra manera, sin repitencia, que consiste en que los chicos recibirán una apoyo extra para aprobar las materias adeudadas, y no tendrán que repetir el año si reprueban varios espacios curriculares.
Los detalles de cómo la cartera educativa santafesina pensó implementar este nuevo modelo de nivel medio los dio a conocer esta semana a El Litoral, el director provincial de Educación Secundaria, Gregorio Vietto. En resumen, los estudiantes de esas escuelas -el 20% del total de establecimientos secundarios de la provincia- que adeuden materias tendrán un acompañamiento escolar en contraturno a su horario habitual de clases, al que deberán asistir obligatoriamente.
Esos estudiantes serán guiados por "acompañantes de trayectorias", que es un perfil docente con determinadas características: tiene una parte académica "muy fuerte" porque se trata de que los chicos recuperen los aprendizajes no logrados, pero además debe poseer una impronta de "tutor", a los fines de enseñar técnicas de estudio, convocar a los chicos cuando no vayan a la escuela, acompañarlos en lo que necesiten.
También se dejó en claro que para que los alumnos y alumnas vayan "avanzando" es necesario que asistan obligatoriamente a estas clases extras a las horas cátedra que ya tienen por día. Sobre el contenido, se propone a los profesores que pongan eje en el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) que plantea algún problema contemporáneo que los chicos puedan resolver mediante investigaciones, trabajos prácticos y, de a poco, vayan acreditando esos saberes adeudados.
Habrá dos instancias en el año -en julio y noviembre-, para que el equipo de acompañantes de trayectorias se reúna con los docentes catedráticos habituales de los estudiantes, para trabajar juntos en la planificación y evaluación.
"Estamos a punto de largar", dijo el funcionario ministerial, y mencionó como una de las cuestiones que restan resolver en abril es la habilitación a contratar estos docentes por el Sarh (sistema de recursos humanos) para que cada escuela convoque a los interesados mediante horas Función 42, que son las habituales de horas cátedra para el secundario. El presupuesto para esta experiencia piloto "significa un esfuerzo grande para la provincia", remarcó Vietto, quien dejó en claro que el gobierno de Santa Fe se hace cargo de la inversión y no Nación.
Hasta ahí los detalles. Ahora probablemente reflote el debate que el año pasado ya tuvo su primer capítulo y que se presenta mediante la dicotomía: ¿sirve este modelo de "no repitencia" o es un retroceso de la educación?. Muchos expertos coinciden en que la repitencia no ayuda a aprender si no se modifican las estrategias pedagógicas, además de que afecta la autoestima del estudiante por la sobreedad, lo que en muchos casos deriva en una deserción del sistema que es -justamente- lo que se intenta evitar.
Desde la otra vereda -aquellos que critican la "no repitencia"-, aseguran que bajo el paraguas de la inclusión, se están formando generaciones enteras en una escuela "flexibilizada", sin hábito de estudio, sin cultura del esfuerzo, sin premios ni sanciones, donde se hacen "trabajitos" y se va pasando de año sin realmente haber aprendido.
Mientras se dirime esta "grieta" educativa, hay que saber que el debate por las transformaciones que necesita el secundario no es solo de Argentina sino de toda la región latinoamericana. Hay una necesidad imperiosa de repensar los formatos organizacionales de la escuela media, de ver qué está pasando con la calidad de los aprendizajes, de mejorar la retención y la promoción, el acceso a las tecnologías, de resolver las desigualdades. Por el momento, el gobierno santafesino decidió ensayar con el avance continuo en busca de mejorar algunos indicadores, como el de repitencia: 33 mil estudiantes secundarios "repitieron" el año en 2019 y 23 mil en 2021, según las cifras oficiales.