A Maximiliano Pullaro, este caliente verano provincial, primera temporada en la humedad santafesina al frente de la provincia, lo encuentra determinado a resolver su primer trabajo a largo plazo: reformular la seguridad provincial, disminuir la violencia urbana y rediseñar -y concretar- un trabajo que quite eficiencia al poder del narcotráfico, que hoy determina la vida en la Región Rosario.
Tiene que volver, el poder, a las organizaciones que la Constitución tiene asignadas: Poder Ejecutivo, con mando efectivo; Poder Judicial, en ejercicio de herramientas posibles, útiles, que incluyen ese "Cuarto Poder", el MPA, un extramuros que mucho ha contribuido al desorden social, y donde los escombros del paso de Saín aún entorpecen el día a día, con juicios, reyertas, enconos y tareas que nadie puede -a la fecha- justificar.
Al Señor Gobernador la presencia de Javier Milei en el gobierno nacional le agregó dos temas que aumentan su agenda obligatoria. El primero, defender el federalismo ante un liderazgo unitario, cuasi mesiánico y de ningún modo dialoguista, que acogota a la provincia en su economía y en su presencia federal, claramente amenazada. El segundo, participar como integrante lateral –pero real, concreto– de un gobierno de alianzas pre electorales donde Pullaro no es, pero es, no pertenece, pero acompaña.
No debe ser sencillo, para Pullaro, acompañar a alguien como Milei. Tal vez se "atalone", para aceptarlo, en los resultados ("mejor que decir es hacer…") y también tendrá que decidir en un tiempo prudencial (candidaturas para 2025, año de renovación parcial de diputados nacionales) cómo es su verdadera relación con el socialismo de la provincia, diferente del socialismo de CABA, del socialismo de la provincia de Buenos Aires y del socialismo "coscoíno", un reservorio de socialismos donde ya no hay más teoría, sino vigencia de los cargos como destino filosófico.
Por allí aparece el verdadero problema de Pullaro, el destino de la provincia para 2025. La próxima gobernación y la intendencia de Rosario en construcción. La sucesión existe. Hay una línea interna, de códigos amistosos y de alianzas que pone en carrera a Felipe Michlig (senador) y Lisandro Enrico, un ex senador y actual ministro, que tiene ese problema, justamente… los ministerios son fusibles. En lista de espera: José Manuel Corral, Mario Barletta, Jorge Henn, Dionisio Scarpín y Carolina Losada, para citar a los de mayor grado de conocimiento. ¿Juan Pablo Poletti? ¿Por qué no?
A toso ellos se agrega el comportamiento bien visible, bien expuesto, del más importante bastión del socialismo: Clara García. Es cierto que están Mónica Fein y Antonio Bonfatti, pero no es menos cierto que es la titular de la Cámara de Diputados la que enciende las luces altas y sale a la ruta, y hace bien. Una gobernación o una intendencia están en su destino para 2027.
Es Wikipedia quien habilita el perfil: "Clara Rut García Alonso (Rosario, 6 de mayo de 1960) es una contadora, licenciada en administración y política argentina perteneciente al Partido Socialista. Diputada de la provincia de Santa Fe, en su tercer período consecutivo, tras haber sido electa en las elecciones provinciales de 2015 y 2019 por el Frente Progresista, Cívico y Social, y en las elecciones de 2023 formando parte de la alianza Unidos para Cambiar Santa Fe. Actualmente es la presidenta de la Cámara de Diputadas y Diputados de la provincia de Santa Fe, desde el 10 de diciembre de 2023. Anteriormente se desempeñó como concejala de la ciudad de Rosario, y ostentó múltiples cargos en la gestión municipal". Desde 1989 tiene algún cargo en el Estado.
La alianza con Pullaro es visible, tan visible como efímera. El radicalismo fue útil a Hermes Binner y sus consecuencias (el nombrado Bonfatti y Miguel Lifschitz) pero es el radicalismo -que siempre tuvo los votos- el que tiene el poder formal; el real se construye día por día. La señora Clara García aumenta su exposición, está bien y redefine roles en la provincia. Los roles son los que muestran otro costado de nuestro territorio, tan bicéfalo que ya nadie lo niega, ni lo contempla, hasta que se advierte que los votos del sur deciden el destino de la provincia. Sus escuderos no tienen alta exposición y solo aparece el nombre de Estévez Boero, cuando su hijo Enrique hace alguna declaración. No es sencillo explicar si Enrique se alinea, o se alineará, detrás de Clara García.
Quien depende de la decisión de Clara Rut García es el intendente de Rosario, que aspira a la gobernación mientras transcurre este segundo período en una intendencia que no despierta fervores. Excepto en el propio Pablo Javkin que, con todo derecho, desea ascender de la obligación de "Alumbrado, Barrido y Limpieza" (el "ABL" municipal), que muchos critican por su resultado, a un destino mayor. Es una lucha.
La misma Wikipedia, a la que nadie contradice, indica: "Pablo Lautaro Javkin Guelman (Rosario, 19 de noviembre de 1971) es un abogado, docente universitario y político argentino, perteneciente al Frente Progresista, Cívico y Social. Actualmente se desempeña como intendente de la ciudad de Rosario. Antes fue concejal, Diputado provincial y Diputado nacional por Santa Fe. Fue presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela Superior de Comercio de Rosario (1989-1990); presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho (1993-1994); presidente de la Federación Universitaria de Rosario (1994-1995), de la Federación Universitaria Argentina-FUA (1998-2000), en todos los casos por la agrupación estudiantil universitaria Franja Morada, y del Comité Nacional de la Juventud Radical (2000-2002). Fue concejal de Rosario en el periodo 2001-2005 y diputado provincial por la CC-ARI-FPCyS entre 2007 y 2011. Fue también presidente del partido Coalición Cívica ARI distrito Santa Fe en el período 2008-2010. Secretario General de la Municipalidad de Rosario (2015-2017) y concejal 2017-2019 (…)".
Prosigue Wikipedia sobre Javkin: "(...) En 2015 fue nombrado Secretario General por la intendenta de Rosario, Mónica Fein. En 2017 fue electo concejal de la ciudad, cargo que ocuparía hasta el 2019 cuando buscaría la intendencia de Rosario. Fue electo en las elecciones intendente de Rosario 2019 tras ganarle al peronista Roberto Sukerman 34,50% a 33%9. En las elecciones a intendente de Rosario 2023 logró el 51,74% (241.728 votos) contra 48,26% (225.500 votos) del candidato peronista, Juan Monteverde".
Javkin triunfó con 16.000 votos más que su oponente. Sólo 16.000 votos lo separaron de la derrota. Es visible que del radicalismo pasó a las filas de Elisa Carrió y que, actualmente, sus espaldas están en una Alianza. Es en esa Alianza donde se encuentra atado a Pullaro y ambos a Milei. De cómo se desplacen esas espaldas es el juego en el que andan los que aspiran al sillón de Pullaro. Todas las alianzas o frentes que integran tienen un solo punto de contacto: no al peronismo. Todos los que se han reunido contra el peronismo responden a Milei (56%) contra el Peronismo de Massa (44%).
Pullaro tiene más de un millón de votos en la provincia. El peronismo, a la fecha, no tiene liderazgos, ni siquiera aspirantes de fuste. La señora García, primera mujer del socialismo que aspiraría a ese cargo o Javkin, el sexto habitante de Rosario que lo pretendería, habilitan, con sus fotos y sus declaraciones, estas "avanzadas intuitivas" sobre un hecho: la Intendencia y la Gobernación.
Está claro que, sin "la Gobernación Pullaro", nada es posible. A su vez, Pullaro sabe muy bien que hay dos cosas que debe resolver eficazmente. No repetir el "formato" Omar Perotti, que desamparó al peronismo por cuatro años, al menos cuatro años. Es tan dificultoso el retorno del peronismo en la provincia… su segunda obligación es una sucesión que lo dignifique. Resultados en inseguridad e independencia sobre Gobierno Nacional.
Nota: con este panorama la intendencia de Rosario sería el plato complementario, no el plato fuerte del menú. Para que lo sea alguien, de diferente sigla partidaria e ideología, tendría que competir. Dos anomalías hoy lo impiden. El peronismo acéfalo y el partido de Milei sin existencia territorial.
Escribir sobre el mañana es arriesgado, muchos prefieren explicar (escribir) el pasado. No es este el caso. El presente también puede explicarse por las ilusiones, por aquello que los guía hacia el mañana.
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